
EL CIBERDIVÁN, LA OREJA DE FREUD.
Psiquiatra psicoanalista impulsó la reforma psiquiátrica “salta la tapia” en el hospital de Miraflores. Fue Director de la Unidad de Gestión Clínica (UGC) y Coordinador de la Unidad de Salud Mental Comunitaria del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla. Autor de numerosos artículos científicos. Tiene dos libros publicados: Psicoanálisis medicina y salud mental, y La religión en el diván.
Me gusta la poesía, incluso he hecho mis pinitos con ella, para mi intimidad y mis íntimos. La poesía sirve para decir verdades incontestables e incomprensibles de otro modo. Nuestro país vivió una larga dictadura, que hoy para la inmensa mayoría de los españoles ha sido de oídas; acabó en 1975 con la llegada de la democracia. Durante ella, nuestros poetas también dispararon sus palabras para dar cuenta de lo que nos ocurría por dentro. Gabriel Celaya escribió: la poesía es un arma cargada de futuro, en lo que creo. La dura vida del pueblo palestino desde 1948, con la creación del Estado judío israelí, ha llegado a un punto de crueldad inimaginable hace unos años. La magnitud del odio y ensañamiento de la derecha israelí y judía contra un pueblo que de ningún modo podemos identificar con Hamás, organización que desde el odio lanzó una bofetada al pueblo israelí. Los hombres de buena voluntad no podemos estar impasibles ante esta masacre; por eso, difundir su poesía es una forma de cargar ese futuro que quieren arrebatarles.
Los poetas del pueblo palestino llevan años disparando sus ametralladoras de palabras para que podamos oír su sufrimiento y sus alegrías. Como veremos en sus poetas, no es el odio lo que los caracteriza, sino su ansia por vivir.
Sirva de introducción a la voz de los poetas palestinos un poema de nuestro Blas de Otero, escrito durante nuestra dictadura, que habla de estas cosas:
Podrá faltarme el aire,
el agua,
el pan,
sé que me faltarán.
El aire, que no es de nadie.
El agua, que es del sediento.
El pan… Sé que me faltarán.
La fe, jamás.
Cuanto menos aire, más.
Cuanto más sediento, más.
Ni más ni menos. Más.
Estimado lector, al informarme para escribir esta columna lo primero que se me ha hecho patente es que los poetas son parte de su pueblo y mueren como uno más.
El poeta y profesor de Literatura Inglesa Refaat Alareer, de 44 años, que escribía en inglés para contar sus historias, murió el 7 de diciembre de 2023 en un bombardeo israelí, junto a cuatro de sus hijos, su hermano y su hermana.
He aquí su último poema:
Si he de morir,
debes vivir
para contar mi historia,
para vender mis cosas,
para comprar un trozo de tela
y unas cuerdas
(que sea blanca con una cola larga)
para que un niño, en algún lugar de Gaza,
mientras el cielo miran sus ojos
esperando a su padre, que se fue en una llamarada
y no se despidió de nadie,
ni siquiera de su carne,
ni siquiera de sí mismo,
vea la cometa, mi cometa, la que tú hiciste, volando arriba
y piense por un momento que un ángel está ahí trayendo
de vuelta el amor.
Si he de morir,
deja que traiga esperanza,
deja que sea un cuento.
El 8 de octubre de 2023, Hiba Kamal Abu Nada, de 32 años, escritora y poetisa, compartió algunos versos al mundo. Los últimos de su vida:
La noche en la ciudad es oscura,
excepto por el brillo de los
misiles;
silenciosa, excepto por el
sonido del bombardeo;
aterradora, excepto por la
promesa tranquilizadora de la
oración;
negra, excepto por la luz de los
mártires.
Buenas noches.
El 20 de octubre falleció en un bombardeo en Jan Yunis.
Son muchos más los que han muerto por las bombas, pero también los que siguen escribiendo. Merece la pena leerlos a todos, son palabras verdaderas.
Para terminar hoy la columna, les traigo un poema de Ahlam Bsharat, de 50 años, escritora también de novelas y cuentos infantiles. Es un bonito poema en donde usa su ametralladora de palabras para defenderse de los soldados invasores:
Cómo mato a los soldados
Soldados coloniales
¿Qué le han estado haciendo
a mi poesía todos estos años
cuando fácilmente pude haberles dado muerte
en mis poemas
así como ustedes han matado a mi familia
fuera de la poesía?
La poesía ha sido mi oportunidad
para ajustar cuentas con los asesinos,
pero los dejo envejecer afuera,
pues quiero que conozcan el detrimento
de sus vidas, que se arruguen sus rostros,
que se adelgacen sus sonrisas,
y que se herrumbren sus armas.
Así que si ustedes, lectores, ven a un soldado
paseándose por mi poema,
tengan confianza en que lo he abandonado a su destino
así como se abandona un criminal
por los años que le queden,
aquellos que se encargarán de ejecutarlo.
Y sus oídos serán los que se encarguen de ejecutarlo
mientras me escucha recitar mi poema
para las dolientes familias,
y no podrá escabullirse
de mi libro o del sitio de la lectura
mientras la gente sentada lo mira fijamente.
No serás consolado,
soldado, no, nunca,
ni siquiera cuando salgas
de mi lectura de poesía
encogido de hombros
y con los bolsillos cargados de balas muertas.
Incluso si tu mano,
trémula como se encuentra
por tanta muerte,
se pone a jugar con las balas,
tú no
producirás nada
salvo un sonido muerto.

EL CIBERDIVÁN, LA OREJA DE FREUD.
Psiquiatra psicoanalista impulsó la reforma psiquiátrica “salta la tapia” en el hospital de Miraflores. Fue Director de la Unidad de Gestión Clínica (UGC) y Coordinador de la Unidad de Salud Mental Comunitaria del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla. Autor de numerosos artículos científicos. Tiene dos libros publicados: Psicoanálisis medicina y salud mental, y La religión en el diván.