Otra manera de vivir la Navidad
Ahora que llega la Navidad, queremos que nuestra carta para Sus Majestades de Oriente, (ya sea física o mentalmente) sea lo más completa posible: juguetes para los más pequeños de la familia, perfumes, relojes o ropa para los más mayores… En fin, tendemos a pensar que las novedades de las cosas materiales son las que nos hacen más felices.
Pero, ¿crees realmente que eso es lo verdaderamente importante? Este año, cuando hagas tu carta, piensa también en el tiempo que les puedes dedicar a los demás durante este año que viene. Especialmente a tus mayores, a esos que no vemos tanto como nos gustaría pero que, gracias a ellos, tú eres quien eres a día de hoy.
Quizás ir a ver a tus abuelos un día por semana se te haga un poco misión imposible, y más si vives en otra ciudad o tienes un horario laboral un poco frenético. Quizás tu abuelo o tu abuela esté encamado/a y no salga de casa porque está tan limitado/a que necesita atención 24 horas. Pero al fin y al cabo el tiempo que pasas con ellos es lo que más les importa.
Mucha gente piensa que si no hablan, ya jamás podrán comunicarse con ellos, se apenan y se aferran a que cualquier tratamiento que se le ponga no va a resultar eficaz. Tristemente tiran la toalla. En estas ocasiones, la terapéutica pasa a un segundo plano y toma el relevo el acompañamiento, la escucha y los cuidados para facilitarle su día a día.
Por eso te invito a que en este tiempo tengas un poco de paciencia para hablar sobre su pasado y dirás ¿más todavía?, si siempre me habla de sus anécdotas de cuando era un niño… muchos de ellos cuando se demencian no recuerdan los hechos más recientes y se aferran a los hechos más antiguos para poder tener un tema de conversación. Ten paciencia, escúchalos y seguramente te sorprendas, verás mucha más ilusión en sus ojos que la que puedas tener tú abriendo cualquiera de esos regalos de los que hablamos en un comienzo.
En el caso que no puedan comunicarse verbalmente, recuerda que existe un mensaje no verbal que predomina sobre éste. Cógele su mano y mírale, posiblemente será todo lo que necesite. Piensa cómo te gustaría que te trataran si estuvieras tú en su lugar.
Doctora Osuna
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