Otoño caliente

Desde que tengo uso de razón, todos los otoños fueron calientes. Se van rellenando horas de televisión y radio. Se comprimen las tertulias de personas sabias en torno a los meses donde la gran masa trabajadora vuelve a su vida cotidiana. Durante el verano, se habla y se lee sobre la pertinaz sequía de los años del NODO y del otoño caliente. El miedo  es el mensaje habitual de algunos medios de comunicación cuando nada se tiene que decir porque la gente está dada a irse a la playa, al campo o al pueblo a ver a la familia. Durante el verano los problemas se esfuman por debajo de la puerta, o por los kilómetros de autovías que van de norte a sur o viceversa. Me atrevo a decir que muchos de los que estamos enganchados a la actualidad, acabamos por tomar distancia sobre los mensajes que lanzan los agoreros de los otoños calientes y los inviernos duros. Darle a la información el valor necesario, ayuda a seguir adelante sin caer en la desesperación o la neurosis. Otoños calientes y dolor deben sentir todavía quienes tienen algún ser querido enterrado en cualquier cuneta o cualquier fosa común de algún cementerio perdido. Miles de familias viven con la necesidad de encontrar a sus abuelos, sus padres, sus hermanos. Este verano viví las jornadas de memoria democrática que se hicieron en Cabeza la Vaca (Badajoz). Allí comprendí mejor a quienes daban sepultura a sus familiares, para que tuvieran un reposo digno. Explicaron sin rencor ni odio, cómo esas familias vivieron durante la dictadura en un pequeño pueblo de la Sierra Morena extremeña. Señalados por muchos vecinos. Excluidos de cualquier ayuda. Callados y encerrados. De esa manera tuvieron que salir adelante. Con resignación o con emigración. Esos días entendí que no es una cuestión de memoria democrática, sino de respeto y justicia. Porque los otoños calientes se han creado para que nadie se tenga que callar. Para que antes de navidades hayamos pasado cuentas con quienes nos mandan y no se nos atraganten los langostinos cuando sepamos el precio al que estarán. Que sigan llenando horas de radio y televisión con lo del otoño caliente, que nosotros volveremos a rodar la rueda de nuestras vidas como lo hicieron quienes ya no están. Como lo harán quienes vengan más tarde. De eso se trata, de que todos los otoños sean calientes.

© Juan Zamora Bermudo

Imagen: Pexels-Pixabay

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Twitter: @gaeliadeideas

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