OSUNA NAÏF XI: Madrugada del Viernes Santo

Por los tejados y azoteas de La Carrera, asoman las claras del día. Algunas vecinas con batas de boatiné, se asoman a los balcones para ver a la Virgen y volverse a la cama.
La torre de La Victoria y la espadaña de Santo Domingo, cortejan en la madrugada, el paso solemne de la Virgen.
La carrera se va despertando y ya se ven algunas mujeres, con peineta y mantilla, que van a visitar los Monumentos.
El Tumba no tiene cafetera, pero le puede servir una copa de anís, con una Torrija.
Las Hermanitas de la Cruz, le rezan una oración a la Virgen y Don Desiderio se asoma a la esquina de su iglesia, para saludar a la Madre de todos los costaleros.
La Virgen de los Dolores, avanza despacio por la Carrera, sin un palio que la proteja, del fresco rocío de la mañana de abril.
Cristóbal Martín