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A. Ortega: “Me llena de esperanza ver a educadores comprometidos”

A. Ortega: “Me llena de esperanza ver a educadores comprometidos”

Osuna no es desconocida para el coach Alberto Ortega. Ha impartido ya varios talleres destinados a la educación y a la empresa que han supuesto un pequeño revulsivo a quienes han tenido la fortuna de acudir a ellos. La empresa de formación Qualy ha organizado un Taller denominado Implantación de la Inteligencia Emocional en el ámbito social, educativo y familiar en una de sus aulas de la Avenida de la Constitución los próximos 15 y 16 de este mes.

Alberto Ortega comenzó su vida laboral impartiendo docencia en ESO de Inglés y Lengua, aunque marchó para Estados Unidos, donde impartió clases de Español. A través de esta pequeña conversación veremos si esta estancia en Norteamérica le influyó a la hora de decantarse por otro tipo de docencia.

-¿Cómo llegas al mundo del coaching? ¿Tuvo algo que ver se periplo americano?

-A EEUU me llevó una intuición que, sin conocerla previamente, me llamaba a la ciudad de Nueva York. Sin saber muy bien para qué, me saqué la titulación como profesor de español del Instituto Cervantes y el TOEFL (examen de inglés americano) y pasé las pruebas del Ministerio de Educación del Programa de Profesores Visitantes en EEUU y Canadá. Había un fuerte compromiso en mí que me llevó por “casualidad” hasta aquella sala del Hotel Pennsylvania donde tuve la oportunidad de responderme infinidad de preguntas que nadie me había hecho antes y que abrieron ante mí un nuevo universo o, al menos, abrieron la puerta a toda una realidad que había sido incapaz de ver hasta ese momento.

-Eres creador del Programa de implantación de la Inteligencia Emocional en el ámbito educativo. ¿Por qué te concentras en este aspecto?

-Al volver de Nueva York, y sólo con la formación que había recibido a nivel personal (sin ninguna que me capacitara como coach ni ninguna metodología específica para el aula) mis alumnos a los que apoyaba como tutor (ahora ya tutor-coach) aumentaron 1,5 puntos de media en todas las asignaturas. Ahí vi claramente el valor de implantar la Inteligencia Emocional en el aula. Fue cuando Manuel Deco, director del colegio Félix Rodríguez de la Fuente en Los Palacios, me llamó para llevarlo a su centro escolar cuando tuve el empujón definitivo para crear el Programa de Implantación de la Inteligencia Emocional en el ámbito educativo. Pienso que el mejor legado que puedo dejar en este mundo es que los niños y niñas, futuros líderes y habitantes de este planeta, aprendan a ser seres humanos.

-En el curso que impartirás en Osuna no te centrarás solo en el ámbito educativo. Los ámbitos sociales y la familia también tendrán su espacio. ¿Por qué?

-Partimos de la premisa “transformarse para transformar”. Sólo desde la transformación personal el mensaje educativo es congruente y cala. Mientras sigamos pidiendo desde nuestra atalaya a nuestros niños y niñas que cambien sin hacer nosotros ni un solo movimiento, estamos abocados al fracaso educativo. Por ese motivo la formación del PIIE es muy recomendable también para no docentes.

-¿Doce horas son suficientes para que los asistentes salgan reforzados de alguna manera?

-He visto personas que han asistido a formaciones extensas y profundas y ese conocimiento no les ha llevado a ningún cambio interior y otras que con un apoyo de 10 minutos en algún descanso de un taller o con la lectura de mi libro han sabido transformar algún área de su vida. La diferencia está en el compromiso personal de los asistentes con dicho cambio. Quien quiera, en las 15 horas que dura el intensivo, tendrá innumerables oportunidades de ver las cosas desde otra perspectiva, podrán sentirse de manera mucho más efectiva, responderse infinidad de preguntas y llevarse a casa muchas cosas que hacer de manera distinta. Quien prefiera seguir llevando la razón también puede volver a casa encontrando evidencias que se la den pero, honestamente, esa casuística es ínfima (por no decir nula). Por otro lado nos reiremos mucho (el humor es una de las cosas que más me funciona) y viviremos el fin de semana en un contexto emocional que favorece y multiplica el aprendizaje de una manera exponencial.

-¿Podemos cambiar alguna actitud que creemos intrínseca en nuestra personalidad?

-Sí y no, según queramos verlo. Eso dice la neurociencia al respecto. Los aprendizajes, conductas, creencias y actitudes que adquirimos a lo largo del tiempo no se pueden borrar (una sinapsis neural no se puede deshacer). Sin embargo podemos grabar tantas nuevas creencias, actitudes y conductas como elijamos. Ésa es la gran capacidad que tenemos como seres humanos. No pretendemos borrar aprendizajes, entre otras cosas porque esos aprendizajes pueden seguir siéndonos útil en algún momento en nuestra vida. Lo que proponemos es incorporar nuevas posibilidades, abrir nuevas “vías” (hago referencia a sinapsis neurales) para aumentar nuestra capacidad de elección y, por tanto, nuestra libertad.

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-¿Por qué decidiste publicar el libro Vivir en Inteligencia Emocional? ¿Qué te ha supuesto?

-Originalmente respondía a una necesidad de condensar todos los conocimientos que soporta la formación que ofrecemos en un sólo recurso que pudieran utilizar los participantes para refrescar los aprendizajes. Finalmente se convirtió también en otra manera de abrir la puerta a un mundo nuevo para personas que se adentran en esta temática. Como mis talleres el lenguaje y la forma es muy asequible para cualquier persona. “Vivir en Inteligencia Emocional” ha supuesto una manera preciosa de llevar semillas donde no hubieran llegado de otra forma.

-Si te digo Daniel Goleman, ¿qué me dirías a bote pronto?

– Agradecimiento. Como se debe tener a nuestros padres por darnos la oportunidad de llegar hasta aquí. Nuestros padres nos dieron la vida, lo que nosotros elijamos hacer con ella está en nuestras manos. De la misma forma, Goleman difundió los conocimientos de los que hoy nos beneficiamos muchos de nosotros.

-Por último, en tus cursos y talleres, sueles hacer la siguiente pregunta a los participantes en su conclusión “¿Qué has aprendido hoy, o qué te llevas del día de hoy?, y te pregunto yo para concluir ¿“Qué has aprendido tú y qué te llevas en estos años de PIIE”?

-Esperanza. Cuando veo tantos educadores, corazones con patas, comprometidos con su alumnado, me invade una gratificante sensación de esperanza. Otro mundo es posible: un mundo unido respetando nuestras diferencias donde prime la felicidad a llevar la razón, un mundo de seres humanos empáticos, reflexivos, responsables, amorosos y comprometidos. Como dijo Nelson Mandela “la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”.


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