Sr. Defensor:
Mire Vd., mientras un servidor estuvo en activo, fue más bien hiperactivo.
Un servidor jamás trabajaba las horas que decían las normativas laborales, los acuerdos sindicales, los colegios profesionales, las ordenanzas locales, etc. etc. sino que habitualmente iba más allá del cumplimiento del deber (toma ya), sin que ello supusiera una repercusión dineraria proporcional.
Claro está, que siempre había quien obtenía fruto del trabajo ajeno, y gracias a eso, hubo mucho trepa que medró y no poco, en forma de prebendas y de medallas a costa del trabajo ajeno.
Ya se sabe: el listo vive del tonto, y el tonto de su trabajo.
Pasó el tiempo, y las circunstancias me obligaron a dejar de trabajar.
Fue entonces cuando se me ocurrió la genial idea:
Hacerme Flojo.
Decía Sidharta Gautama, alias Buda, que si no había para comer, lo mejor era ayunar.
Pues bien, aplicando la enseñanza de forma paralela, y en vista de que no podía trabajar, lo mejor era hacerme flojo.
Dicho y hecho.
Dado que uno siempre ha tenido cierta vena perfeccionista, me convertí en lo que podría llamarse un Flojo Cinco Estrellas.
Con el tiempo, y sin apenas notarlo, se me ha ido endureciendo la cara hasta alcanzar la llamada Facies Ebúrnea (léase Cara de Marfil), un estado en el cual se practica con la mayor naturalidad la llamada Depredación Pasiva, consistente en aprovecharse del prójimo, pero sin hacer nada de nada.
Ejemplo: -Antonio, ya que vas para la cocina, ¿te importa traer una cervecita?
O bien: Cariño, cuando vengas del salón, tráeme las gafas, por favor.
Existe la llamada Variante Zalamera de dicha depredación, que bien ejercida, permite que te lleven el café a la cama por la mañana o al sofá después de la siesta, con sólo unas pequeñas promesas erótico-festivas a la compañera del momento (incluso a la esposa), que indudablemente hay que cumplir, sobre todo si se trata de la esposa o si está previsto que la acompañante venga más veces.
Es muy de tener en cuenta la Variante Didáctica del Flojo, así llamada porque, dice a todo el mundo lo que tiene que hacer y cómo, mientras está arrellanado en el más confortable posible de los asientos.
No olvidemos tampoco, la Variante Ignorante, también llamada, Variante Ni p…idea, aquella que se utiliza ante preguntas- modelo: ¿Sabes dónde está tal cosa?, y que al ser respondidas en tal sentido, le dejan a uno exento de la necesidad-obligación de buscar la tal cosa.
En esto de ser flojo, como en todo, es importante tener referentes, modelos.
Yo he seguido un modelo viviente, uno vivo, en el más amplio sentido de la palabra vivo.
Me refiero a mi amigo Manuel Luís “Manzanita”, el cual, más próximo a los sesenta que a los cincuenta, aún tiene el veinticinco por ciento de los huesos sin estrenar.
Todo un récord.
Pero no corren buenos tiempos para los flojos.
En estos momentos, la palabra que mas se repite en la prensa -oral y escrita- es: Laboral, (acuerdo laboral, contrato laboral, conflicto laboral, etc.) del latín labor-laboris, imparisílabo de la 3ª declinación, que pudiendo significar descanso, significa trabajo.
Tiene guasa.
Precisamente ahora que no lo hay, y si lo hay no lo pagan.
Contra nosotros existe toda una campaña orquestada de gente que dice que quiere proporcionarnos trabajo.
Ahí están los sindicatos, la patronal, el Gobierno, la oposición y los bancos.
Menos mal, que todo es mentira y que se conforman con llevarse el dinero, que si no, me veo trabajando, con lo que duele eso.
Pero como dinero tampoco tengo, pues que se jodan.
Cómo estará la cosa, que el otro día me encontré a mi amigo “Manzanita” caminando muy rápido y con la cara descompuesta. Ante tales signos de alarma le pregunté a dónde se dirigía.
Respuesta: “A buscar trabajo, y como lo encuentre, me voy a ca… en sus mu…”
Por todo esto, me dirijo a Vd. Sr. Defensor.
Necesito que me defienda.
Son demasiados los atacantes.
Ya mi esposa me pone el café sin remover el azúcar y me está amenazando con no encenderme los cigarrillos.
A veces pone su despertador con tal volumen, que se oye desde mi lado de la cama.
Creo que se ha hecho de un sindicato. O calvinista que es peor.
Comprendo que tras las nuevas remodelaciones gubernamentales, haya Vd. tenido que asumir también la Oficina de Defensor del Tunante, con la clientela que debe suponer eso.
Por favor, defiéndanos a mi amigo y a mí.
En el fondo somos ejemplares de una especie en vías de extinción, mientras que los tunantes se están expandiendo como la espuma.
José Mª Sierra