Nuevos galenos: Entre la emoción y la realidad


El pasado domingo tuvo lugar en Sevilla sobre el escenario del Cartuja Center, la graduación de 262 nuevas médicas y médicos, un evento al que tuve el honor de asistir como padrino de una de las egresadas, imponiendo la beca a mi hija que me llenó de orgullo y emoción. Sin embargo, más allá de la alegría personal, la ceremonia me brindó una perspectiva reflexiva sobre el futuro de la medicina y los desafíos que enfrentan estos jóvenes profesionales.
La mayoría de estos graduados después de 6 años de estudios, no se incorporarán de inmediato al sistema sanitario público, ya que aún deben completar su formación como médicos internos residentes, la famosa oposición MIR. Un periodo crucial para perfeccionar sus habilidades y adquirir la experiencia necesaria durante 4 o 5 años más, dentro de cada una de las diferentes especialidades médicas que deberán elegir.
Los discursos pronunciados durante la ceremonia fueron variados en tono y contenido, pero compartieron un mensaje común: La importancia del humanismo en la atención médica.
La Dra. Elisa Cordero madrina de la promoción, instó a los graduados a ser compasivos, leales a sus pacientes y a la institución que los acoge y a buscar su propia felicidad como motor para brindar una mejor atención. La investigación también se destacó como una herramienta fundamental para el progreso de la medicina.
Las palabras de los delegados de cada curso fueron especialmente emotivas, llenas de agradecimiento a sus familias y seres queridos, y resaltando valores como la vocación y la filantropía. Uno de ellos, en particular, mencionó la importancia de abordar al paciente desde una perspectiva biopsicosocial, dejando entrever su inclinación hacia la medicina familiar y comunitaria, una especialidad que, sin duda, necesita de más vocaciones.
El discurso del decano, el Dr. Luis Capitán, aunque inspirador en su visión para la facultad, dejó lamentablemente desde mi modesta opinión un vacío al no mencionar específicamente la especialidad de medicina familiar y comunitaria, establecida como el pilar fundamental del sistema sanitario público, y requiere del mayor apoyo y reconocimiento, no solo en palabras, sino también en acciones concretas, como una cátedra propia dentro del programa de grado.
Observando a los graduados con sus impecables atuendos adecuados para la ocasión, no pude evitar pensar en sus futuros roles dentro del sistema de salud. Me preguntaba, mirando sus caras, si estarían preparados para afrontar las interminables horas de guardia, la presión constante y los desafíos a los que día a día se enfrentan los profesionales de la medicina. Reflexioné sobre la capacidad de resistencia, dedicación y vocación que exige nuestra noble y antigua profesión.
El camino que tienen por delante no será fácil. Se enfrentarán a un sistema sanitario con recursos limitados, a pacientes con necesidades cada vez más complejas y a una sociedad que demanda respuestas rápidas y eficaces. Sin embargo, estoy seguro de que estos nuevos médicos, llenos de talento, ilusión y compromiso, a los que la sociedad les ha exigido las mejores notas y largos años de estudio, sabrán superar las adversidades e incluso algunos dejarán su huella en la historia de la medicina.
Enhorabuena a todas las personas graduadas en la ceremonia y a sus familias, especialmente a mi hija. Les deseo un futuro lleno de éxitos, satisfacciones y, sobre todo, la capacidad de mantener viva la llama de la vocación y el humanismo que hoy los llena de orgullo. Que su paso por la medicina sea un camino de aprendizaje continuo, de crecimiento personal y profesional, y que siempre recuerden que su principal misión es servir a los enfermos con compasión, dedicación y excelencia.
QUIERO CURARTE
Médico de pueblo. Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Médico Ilustre del Real e Ilustre Colegio Oficial de Médicos de la provincia de Sevilla.
Autor del Blog: www.medicorural.es