
QUIERO CURARTE
Médico de pueblo. Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Médico Ilustre del Real e Ilustre Colegio Oficial de Médicos de la provincia de Sevilla.
Autor del Blog: www.medicorural.es
Hace poco, una paciente me preguntó con extrañeza al pasar a mi consulta: «¡Mire usted! ¿Cómo es que ahora hay menos gente en la sala de espera, si cuesta más conseguir una cita?».
Es una pregunta que muchas personas se hacen. Desde esta columna que me brinda El Pespunte intentaré ofrecer una explicación más reflexionada que la que di a mi paciente.
A primera vista, puede parecer contradictorio. Sin embargo, como ocurre con muchas cuestiones en la vida, detrás de esa aparente paradoja se encuentra una realidad considerablemente más compleja.
Durante años, los médicos de los centros de salud funcionábamos a toda máquina, con agendas desbordadas y consultas apretadas, sin margen para un respiro. Era habitual tener tres o cuatro pacientes asignados a la misma hora, con un tiempo asignado de apenas cinco minutos por cada consulta, a lo que se añadían las demandas urgentes. El resultado era previsible: retrasos constantes, estrés acumulado y una sensación generalizada de estar siempre corriendo sin llegar a ningún lado.
Pero no todo el mundo necesitaba atención inmediata. Muchos acudían por molestias leves o crónicas; otros, simplemente, venían a renovar recetas o a gestionar papeleo. Aquel modelo, aunque parecía eficaz por su disponibilidad inmediata, terminaba saturando el sistema y empobreciendo la calidad de la atención. Prevalecía la inmediatez por encima de la calidad y la humanización, eso si la sala de espera estaba casi siempre llena de pacientes.
Pero en mi consultorio, y la Unidad de Gestión Clínica a la que pertenece, se decidió cambiar. Poco a poco, sin hacer ruido, se ajustaron las agendas: cada paciente tiene su tiempo (entre 8 y 10 minutos), sin solapamientos con otros pacientes a la misma hora. Y sí, esto se nota, los médicos respiramos mejor, y los pacientes a pesar de todo creo que también. Escuchar sin prisas, explorar con calma y explicar bien un tratamiento debería ser lo normal, no un privilegio.
Además, contamos con una consulta de acogida, donde enfermería realiza un primer triaje de las personas que acuden sin cita con una demanda urgente. Allí se decide si la situación requiere atención médica inmediata, si puede esperar o si puede resolverse con un consejo de enfermería. Se aplican protocolos, pero, sobre todo, sentido común. Las verdaderas urgencias —aquellas que pueden poner en peligro la vida o la función de un órgano— siguen siendo atendidas al instante.
También ha cambiado la forma de relacionarnos con los pacientes. Cada vez más personas optan por la consulta telefónica para temas sencillos: dudas sobre medicaciones, resultados de análisis, pruebas complementarias o trámites administrativos. Y eso reduce la presencia física en las salas de espera sin restar atención médica.
Otro factor clave —aunque pocos lo mencionan— son las ausencias. En Andalucía, entre el 7% y el 18% de los pacientes no acuden a sus citas y no avisan. Esto genera huecos vacíos en la agenda que podrían aprovechar otros si los pacientes anulasen las citas a las que no acudirán.
Pero considero, a pesar de todo, que aún es necesario abordar las largas listas de espera de especialidades hospitalarias y de ciertos pacientes con enfermedades que requieren atención sin demora, sin tener que recurrir a los servicios de urgencias hospitalarios. Debemos ser capaces de identificar estos casos y priorizarlos para ofrecer citas más rápidas fuera del sistema normal.
Por lo tanto, una menor afluencia de personas en la sala de espera no implica necesariamente una reducción del trabajo ni del número de pacientes. Es, simplemente, una forma diferente —y más sostenible— de organizar la atención. Más tecnología, menos colas, más tiempo para escuchar y cuidar.
Al fin y al cabo, lo que todos buscamos —pacientes y profesionales— es lo mismo: una atención sanitaria con tiempo, respeto y humanidad. Y si eso implica dejar atrás viejas costumbres y aprender nuevas formas de trabajar, bienvenido sea.

QUIERO CURARTE
Médico de pueblo. Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Médico Ilustre del Real e Ilustre Colegio Oficial de Médicos de la provincia de Sevilla.
Autor del Blog: www.medicorural.es