Mujeres

• A la que fue madre de sus hijos, de su marido, de sus nietos, de sus padres y se olvidó ser la mejor amiga de sí misma.
• A aquella que llega a casa de noche, reventada de trabajar, y la están esperando para que prepare la cena.
• A la que aguanta, sin hablar ni reprochar, una sobrecarga de trabajo y es su salud la que habla.
• A esa que renunció a escalar puestos laborales porque alguien tenía que sacrificarse.
• A las que atienden a familiares con enfermedades graves o capacidades diferentes como si de una condición genética se tratase.
• A la que en el trabajo tiene que aguantar miradas lascivas y la insinuación de un derecho de pernada del siglo XXI.
• A todas las que en su lista no escrita llevan sus problemas laborales, la comida de mañana, la cita del médico, las actividades extraescolares, pagar un recibo…
• A aquella que renunció a su trabajo fuera de casa para que ellos viviesen mejor y ahora viven sin ella.
• A las que forman mayoría en las reuniones del colegio o en las salas de espera de pediatría.
• A aquellas que trabajan sin sueldo, reconocimiento ni vacaciones.
• A todas las que observan estupefactas la astucia para las nuevas tecnologías y la ignorancia en poner lavadoras o usar una plancha.
• A las que juegan al fútbol, entran en el ejército, estudian ingeniería, pilotan un avión, etc. rompiendo filas ante los roles convencionales.
• A esa que antes de comenzar su jornada laboral ya se ha dejado la comida hecha o la ropa tendida.
• A las que el reparto de tareas les parece una utopía.

Mujeres a las que muchos miran pero pocos ven.

Nazaret Cantero

Psicóloga sanitaria en CET Osuna