Motivos para la ilusión
Algo menos de media plaza para asistir ayer al protagonismo ursaonense generalizado en el ruedo y en los tendidos. Y es que Ángel Luis Carmona volvió a demostrar que merece más oportunidades en sitios importantes y que cumple toreramente donde vaya. Igual que cumplieron los subalternos Antonio Navarro “Niño de Osuna” y Antonio Carmona, quiénes destacaron sobremanera por encima del resto de hombres de plata en sus pares de banderillas y en la lidia de sus correspondientes astados.
Abría cartel Sergio Sanz quien estuvo voluntarioso con un astado que se dejó a pesar de recibir una lidia que dejó mucho que desear. El toro se paró pronto en la faena aunque Sanz tiró de oficio para enjaretar varias series por la derecha antes de que el manso se rajara y acabara buscando la querencia hacia tablas. Mató de estocada delantera y desprendida aunque el público supo valorar su disposición y le otorgó la primera de las orejas de la tarde. Ya en el segundo de su lote acusó la falta de rodaje tanto propia como de una cuadrilla que no tuvo su tarde. Comenzó una faena que fue de más a menos con la derecha y pareció que todo iba a trascurrir de otro modo. El toro fue pronto en su embestida, noble y bravo y el cordobés no logró acoplarse a las posibilidades que su adversario presentaba.
Curro Jiménez contó con el peor lote. El segundo de la tarde fue un toro más propio de los rodeos americanos que de una corrida. Rebrincado sería poco para definir el comportamiento del astado que ni siquiera tras el tercio de varas se enmendó. Por no hablar de la presentación defectuosa que presentaba, siendo bizco del pitón izquierdo. Tras los soberbios pares de banderillas de Antonio Navarro, Jiménez trató de meter al toro en la muleta, algo que se antojó imposible dado que el toro se quedaba corto en el viaje y permaneció rebrincado durante todo el trasteo. Ejecutó molinetes rodilla en tierra en el epílogo de su faena antes de acabar con el toro tras dos pinchazos y estocada desprendida. Saludó desde el tercio. El manso quinto convirtió la corrida en un espectáculo esperpéntico. Saltó la barrera sembrando el desconcierto entre todos los que se encontraban en el callejón. El público ya estuvo más pendiente de lo anecdótico que de lo que realmente ocurría en la arena y es que no es habitual ver a un fotógrafo a lo Ussain Bolt por el callejón en busca de un burladero. Para colmo el caballo del picador salió desbocado perdiendo las manos, lo que remató el jolgorio en el tendido. Mientras Antonio Navarro lidiaba a un toro imposible que rehuía a cualquier pelea, el toro acudió al picador que guardaba puerta donde fue masacrado. Poco más que destacar del quinto, salvo que la buena briega de capote del “Niño de Osuna” fue merecedora de un fuerte aplauso del respetable.
No por ser el más joven de alternativa, fue el menos acertado. Más bien todo lo contrario. Ángel Luis recibió a su primer toro rodilla en tierra ejecutando dos largas cambiadas de rodillas seguidas de verónicas en las que ganó terreno hasta acaba con su toro en los medios. El mejor toro del encierro se empleó en varas llegando a partir la primera puya y propició un gran tercio de banderillas en el que brilló Antonio Carmona. Ángel basó su faena en el toreo con la diestra, pitón por el que logró lo más brillante de la misma. Supo darle los tiempos precisos entre tanda y tanda y lo intentó al natural aunque el toro ni se dejó ni fue claro. Remató el trasteo de muleta con trincherazos rodilla en tierra con mucho gusto y sabor para todos los presentes. Acertó con los aceros y consiguió cortar las dos orejas que le sirvieron para abrir la puerta grande del coso egabrense. Del sexto destacar de nuevo a sus banderilleros, que ayer brillaron con luz propia, lástima no poder decir lo mismo de los picadores. El toro fue quizás el más “hecho” de la corrida aunque Carmona no se amilanó. Mas bien todo lo contrario, y comenzó la faena tras el brindis a su amigo Ángel Bellido con unas palabras más que emotivas: “Si hubiera más gente como tu, las personas que soñamos lo tendríamos más fácil”. Empezó doblándose por bajo y sometiendo al astado en el engaño. A partir de la segunda tanda solo pudo robarle los muletazos que el toro regaló puesto que fue de más a menos y se desinfló a medida que avanzaba la lidia. Los aceros le privaron de un mayor triunfo.
Salida a hombros de nuestro torero que no hace más que corroborar que está dispuesto a aprovechar cualquier oportunidad que se presente para llegar a lo más alto.
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