Misión difícil la de “Gladiator II”

“Nuestros actos en la vida, tienen su eco en la eternidad.” Eso proclamaba Máximo Décimo Meridio – ya sabéis cómo prosigue – antes de entrar en batalla en esa película que pasaría a esa mismísima eternidad y que todos conocemos como “Gladiator”. Estoy completamente seguro de que aquellos afortunados que experimentaron la cinta de Ridley Scott en la gran pantalla no se creerían ni por asomo que una segunda parte llegaría 24 años después. 24 años entre el estreno de un mito y el nuevo tráiler de esa secuela, cuyo título se ha limitado a “Gladiator II”. Y así mejor, siguiendo el linaje de grandes secuelas cuyo título incidía en la simpleza de su propuesta con un honesto, escueto y tajante “2”.
Hay una etapa laboriosa y repleta de altibajos en estos 20 años de carrera de Ridley Scott. Pero claro, a ver cómo te pones a analizar minuciosamente la estructura de la obra de un hombre con 29 películas en su haber sin contar cortometrajes, episodios de televisión y películas directas a TV. En una carrera infestada de trabajo duro y, sobre todo, pasión por el mismo es inevitable encontrar una línea constante de calidad, y hablamos de un cineasta que debutó con Los duelistas (1977), siguió con Alien (1979) y procedió con Blade Runner (1982). Una traca de obras maestras imperecederas e imprescindibles en la historia del cine en seis años, algo que muchos realizadores no han podido conseguir en una vida entera. El caso es que, como a Woody Allen, a Ridley Scott se le achaca una falta de regularidad en su trabajo, sin antes detenerse en el hecho de que son puros artesanos que trabajan incondicionalmente por amor a lo que hacen. Artistas que inciden en el proceso por encima de todo, y en el cual la inactividad no tiene nombre ni cabida. No hay descanso, pues apenas pasan años entre una película y otra. Hay una gran lección en el trabajo de cineastas como Ridley Scott, pues el tiempo en esta vida es corto, y no merece la pena anclarse en el fracaso o el éxito de películas pasadas. Lo único que se debe hacer es seguir adelante, y volver a intentarlo.
Por ello, esa irregularidad viene rondando al cada vez más próximo estreno de la secuela de “Gladiator”. La mala racha de Scott que precede a esta película – que se estrena en noviembre – viene en nombre de cintas como “El último duelo” (2021), “La casa Gucci” (2021) y “Napoleón” (2023). Todas ellas fallando bien o en taquilla o en la crítica, siendo el “Napoleón” de Joaquin Phoenix la más vapuleada entre prensa y público, con diferencia. Algo inaudito en las manos de un hombre que no hace más que insuflar oxígeno al género de la épica medieval y del que una vez fuera su rey con la epopeya romana de Máximo y Cómodo en el 2000, y más tarde con la infravalorada “El reino de los cielos”. Porque si hay una certeza en el asunto es que, si bien a veces hay desaciertos, el nivel cinematográfico – en todas sus facetas – que ofrece Scott no te lo ofrece cualquiera. Y eso es así.
Ahora bien, ¿el tráiler de “Gladiator II”? Bueno, hay que ser honestos. Poca similitud encuentro con la belleza lírica y la épica de aquella primera entrega. El anuncio – que es en lo que fundamentalmente consiste un tráiler – no muestra gran indicio de la misma temática, que no de la historia y los personajes, que contenía la primera. Roma, los gladiadores, los coliseos, las naumaquias, los esclavos, los emperadores. Todo está ahí, pero la conexión principal entre “Parte 1” y “Parte 2” está en el sobrino de Cómodo, el villano de Joaquin Phoenix. Aparte de eso, poca cosa —la música de Kanye West no favorece mucho tampoco—. La magia de Gladiator y en el viaje de Máximo en su búsqueda de venganza no consistía en grandes matanzas ni en todos los fuegos artificiales que promociona el tráiler de la segunda (aunque claro, ¡es un tráiler y su objetivo es atraer a tu familia entera y la de tu vecino al cine!), sino en el anhelo en recuperar el aliento de su familia cruelmente asesinada a través de recuperar su humanidad entre la deshumanización. El enfrentamiento con la malvada Roma era algo tan digno como volver a sentir el calor de su esposa y de su hijo.
A pesar de Denzel Washington, Paul Mescal, Pedro Pascal o Connie Nelsen (quien regresa) y de todo el nivel al que acostumbra Ridley Scott, mucho habrá que tener la película para merecer el título que acarrea. Aunque no mentiría si tengo las mismas ganas e ilusión que un niño de 5 años, y que estaré presente pase lo que pase.
Como diría aquel… ¡Honradle!
