Mihai Ioan Baciu, el transportista rumano que salvó la vida a un operario sacándole de la furgoneta ayer en la A-92 a su paso por Osuna

“Cuando conseguí aproximarme a la furgoneta, noté que el conductor estaba demasiado tranquilo y eso me preocupó mucho. Temía que le estuviese dando un infarto”.

Quien esto comenta es Mihai Ioan Baciu, un transportista rumano que ayer se convirtió en un héroe hasta ahora anónimo al salvar la vida de Juan Antonio, cuyo vehículo fue arrastrado por el agua cuando circulaba por la vía de servicio de la A-92.

Según Ignacio López, gerente de Telerota, su operario había finalizado un servicio y se disponía a incorporarse a la autovía cuando se vio sorprendido por la fuerza del agua. El vehículo pasó por encima de la valla que separa la vía de servicio de la autovía y el nivel del agua cada vez subía más.

Fue entonces cuando Mihai abandonó su tráiler azul. En el camino dejó su teléfono móvil y su cartera en el salpicadero de un autobús casi sin pedirle permiso al chófer y se dirigió a duras penas hacia el vehículo. “El chaval estaba bloqueado y lo peor de todo es que el agua me empezaba a llegar al pecho”. Nuestro héroe intentó partir el cristal de atrás pero no pudo.

La única opción viable que contempló fue subirse al techo del vehículo. Desde ahí consiguió hacer un hueco en la ventanilla y fue entonces cuando recibió la ayuda de otros trabajadores que le ayudaron a sacar a Juan Antonio. “Si no llega a ser por ellos”…, resopla Mihai.

El jefe de Juan Antonio cuenta a El Pespunte que su empleado “se ha salvado de milagro” y si la fuerza del agua llega a poner el coche boca abajo la historia habría sido otra. Nada más enterarse de la noticia salió desde Rota hacia Osuna y cuando llegó se encontró a Juan Antonio “arrecido de frío y rompió a llorar”.

Tras haber visto multitud de fotografías y de vídeos, tanto Mihai como Ignacio nos expresan su indignación ante la falta de humanidad de la mayoría de conductores que se encontraban atascados por culpa del agua. “Preferían grabar con sus móviles antes que echar una mano”.

Cuando Mihai vio que Juan Antonio ya estaba siendo atendido, se dirigió a su camión. El autobús en el que había dejado su documentación y el teléfono había seguido su camino. Como estaba completamente mojado, abandonó la autovía y aparcó en el Polígono de Las Vegas de Osuna. Allí, un ursaonés que se encontraba haciendo un paréntesis en su trabajo, le facilitó el teléfono de la Guardia Civil.

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Mihai tuvo que quitarse toda la ropa y se quedó en calzoncillos. Le comunicaron que en el cuartel se encontraba la documentación de Mihai y allí se presentó de esta guisa. Desnudo y con la dignidad elevada al infinito.

Tras 16 años viviendo en España, a Mihai Ioan Baciu no se le quita de la cabeza el instante en el que se encontró camino de Alhaurín el Grande a un trabajador encerrado en su coche “en pánico”. “Conseguí el número de teléfono de Juan Antonio y al hablar con él por la noche y saber que estaba bien, disfruté como un niño chico”.

Álvaro Reina

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