Mensajes para la posteridad
Hay un puñado de verdades contemporáneas que son inquebrantables. Una es que en Tik Tok no hay tías feas, la otra que Rafa Nadal se ha puesto pelo y la última es que WhatsApp no es una vía de comunicación fiable si quieres ser discreto. Cada vez que enviamos un mensaje, estamos confiando información a más gente de la que creemos, cada letra es una huella. Es como si nos masturbáramos con la puerta abierta. La poca intimidad que hay, se puede ir al garete en lo que tarda Kiko Rivera en escribirse un tema. Detrás de la pantalla nos sentimos muy seguros, hablamos sin tapujos, decimos burradas, a veces conscientes y otras semi. No reparamos en que nuestras lindezas quedan registradas. Que en un grupo puede haber personas que tengan ganas de mandarnos a los leones, parejas que al romper pueden caer en el despecho, amigos que en realidad no lo son, a los que las conversaciones por privado les parecen demasiado aburridas, y son tan graciosos que deciden hacerlas públicas.
Sí, un teléfono mal utilizado puede destruir reputaciones, hacer caer gobiernos, sepultar amistades, descubrir infidelidades, destapar los más recónditos secretos. Un mensaje salido de tono, una nota de voz borracho, una foto teta-polla mientras estamos cachondos o unas simples iniciales pueden mandarte al carajo en un instante. El que las recibe te tiene cogido por los huevos y desde ese momento eres carne de Twitter. Desgraciadamente, es así.
Por supuesto que las nuevas tecnologías tienen sus ventajas y que hay muchas cosas que gracias a ellas hemos ido ganando, pero la intimidad no es una de ellas. Y da igual si eres un troglodita que vienes de vuelta de los San Fermines, un alto cargo de una ejecutiva, una estudiante egoísta o un exmilitar desfasado, de la noche a la mañana puedes estar en el candelero público por lo que enviaste. También les digo, ¿quién es más hijo de puta? ¿el gilipollas que dice el disparate en un ambiente que él cree de confianza, o el desleal que decide filtrarlo sabiendo las consecuencias que le puede acarrear? Hay casos y casos y no pretendo hacer extensible esta pregunta a todos ellos.
Ahora bien, si quiere un consejo le recomiendo que las cosas importantes, las barbaridades y los calentones, los resuelva cara a cara. En un baile de miradas con su allegado. Los ojos, por lo que me consta, no pueden dejarte en tick azul, ni reenviar lo que has dicho. La única captura que pueden hacer es la del recuerdo.
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