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María Jesús Moscoso: «Osuna cuenta con un capítulo en la obra por su más que vasta y dilatada experiencia periodística»

María Jesús Moscoso: «Osuna cuenta con un capítulo en la obra por su más que vasta y dilatada experiencia periodística»

La doctora y profesora ursaonense recogió el sábado el XII Premio Ascil a la mejor obra de investigación local en la provincia de Sevilla

La Junta Rectora de la Asociación Provincial Sevillana de Cronista e Investigadores Locales (ASCIL) entregó este sábado su XII Premio a la mejor obra de investigación local en la provincia de Sevilla a “Historia del periodismo local en la provincia de Sevilla. Contra el olvido de la prensa cercana”, de Antonio Checa Godoy, Concha Langa Nuño y Carmen Espejo-Cala (Coords), Mª Carmen Montoya Rodríguez (ed.).

Allí estuvo recogiendo el premio la ursaonense María Jesús Moscoso, doctora y profesora en el IES Sierra Sur, quien escribió el artículo destinado a la prensa en Osuna. Hoy atiende pausadamente a El Pespunte.

 

Lo primero, María Jesús, es daros la enhorabuena por el premio.

Muchas gracias a vosotros, siempre, por vuestros buenos deseos y por la cobertura que dais a todo lo que acontece en nuestro municipio así como por vuestra disponibilidad para con todo lo que he tenido a bien comunicaros y de lo que, en todo momento, os habéis hecho eco.

 

En Osuna, grandes nombres han estado unidos a la prensa local. García Blanco, Rodríguez Marín, Manuel Ledesma, Demetrio Molina…

Efectivamente. De hecho, gracias a Francisco Rodríguez Marín, ursaonense y director de la Biblioteca Nacional de Madrid, y a su estrecha relación con la prensa sevillana, vio la luz el primer periódico de la historia de nuestra localidad: El Ursaonense, rotativo que se editó por primera vez en 1882. Una vez iniciada la senda periodística en Osuna, serán muchas las cabeceras que se sucedan en nuestro municipio llegando, así, a consagrarse como uno de los pueblos de la provincia de Sevilla con mayor número de publicaciones durante el final del siglo XIX y el siglo XX.

De este modo, muchas serán las personalidades que den forma a sus proyectos periodísticos, entre ellos, Manuel Ledesma Vidal, fundador de El Paleto así como Eulogio Jurado Fernández, redactor jefe del mismo y que será el alma crítica del rotativo durante los primeros años de existencia del periódico más longevo de nuestra localidad: El Paleto.

 

La gran mayoría conoce la existencia de El Paleto, El Paleto 2ª Época y poco más.

Y me atrevería a decir que, muchos de ellos, cuando hablan de El Paleto se refieren a El Paleto 2ª Época por ser más cercano a nosotros en el tiempo pero podemos constatar que, tal y como mencionaba  anteriormente, Osuna puede presumir de una gran e importante labor periodística que queda más que avalada por títulos como El Ursaonense, El Vigilante, La Razón, El Popular, El Centinela de Osuna, El As de Bastos o El Labriego, entre otros muchos.

Por todo ello y por la importancia que tiene conocer nuestra historia así como la de nuestra prensa, es más que necesario que se dé a conocer nuestro patrimonio para que los propios ursaonenses puedan ser partícipes de su pasado, razón de más por la que podrán comprender mejor su presente.

De hecho, no es cuestión baladí que el libro que veía la luz en la primavera de este año sobre la historia de la prensa en la provincia de Sevilla, y en el que Osuna cuenta con un capítulo por su, tal y como señalaba anteriormente, más que vasta y dilatada experiencia periodística, haya recibido el premio Ascil a la mejor obra de investigación local en la provincia de Sevilla.  Asociación provincial sevillana de cronistas e investigadores locales que hace entrega de los premios Ascil a la investigación, divulgación y defensa del patrimonio local en la provincia de Sevilla 2022.

Por todo ello y por todo lo que supone contar con este tipo de reconocimientos a la importancia de algo nuestro, es necesario sacar a la luz y difundir el valor que contiene nuestra historia.

 

¿Qué ha ido aportando la prensa a la sociedad ursaonense a lo largo del tiempo?

Gracias a la labor de figuras como Francisco Rodríguez Marín o el propio Manuel Ledesma, Osuna cuenta con la producción periodística de la que os hablo desde el comienzo de esta entrevista. Enmarcada en una época regeneracionista donde, a caballo entre el siglo XIX y el siglo XX, se pretendía hacer frente a la decadencia de España y a los problemas sociales que tenían lugar en aquella época. En este contexto, la prensa, con la promulgación de la ley de Policía de imprenta (1883) que favorecerá la proliferación de ejemplares y de la que Osuna no permanecerá ajena, cobra una gran importancia y se convierte en altavoz de los problemas sociales que acontecen, también, en nuestra localidad. A pesar de que hacemos referencia al contexto nacional e internacional de la época, nuestro pueblo, obviamente, no va a permanecer indiferente ante lo que sucede convirtiéndose la prensa en un medio de denuncia ante lo que, a ojos de sus redactores, no era correcto. De este modo, los periódicos serán el lugar en el que los ursaonenses podrán ver reflejadas sus preocupaciones así como las situaciones que no le favorecen y que desean cambiar. De ahí que analice en mi tesis doctoral la línea editorial que seguirá El Paleto ante los distintos regímenes políticos que se van a suceder en el sistema de turnos de la etapa de la Restauración, durante la dictadura de Primo de Rivera y, finalmente, durante la II República. Finalmente, veremos cómo sí afectan los gobiernos del momento al tratamiento de la información publicada.

 

¿Hoy día tiene sentido la prensa? Las instituciones, las asociaciones, entidades, grupos y hasta cada individuo de manera personal tienen un altavoz propio en las redes sociales.

Efectivamente, en los últimos tiempos cada individuo puede tener acceso a cualquier información publicada. Digo publicada porque acceder a la información no quiere decir acceder a lo que realmente sucede ya que, a pesar de vivir momentos revolucionarios en lo que a las tecnologías de la información se refiere, me atrevo a decir que podemos estar más desinformados que nunca ya que estamos expuestos a una cantidad de inputs informativos de tal dimensión que, en muchos casos, se consigue el efecto contrario: la desinformación. El cerebro trabaja con tal cantidad de datos por segundo que, en muchas ocasiones, perdemos el foco de lo realmente importante. Si a ello añadimos que cada medio elabora sus contenidos atendiendo a la línea editorial que sigue, el resultado puede ser tremendo. Además, no podemos olvidar el acceso fácil e inmediato a lo que se publica sobre cualquier parte del mundo cuando hace años eso era, básicamente, impensable. Unido todo a un mundo digital donde cada usuario se piensa dueño de su verdad más indubitable que hace que, en muchas ocasiones, desviemos la atención de lo realmente importante.

Por todo ello, pienso que, en la actualidad, es más que necesario un periodismo de calidad al servicio de la ciudadanía donde la información que se publique esté debidamente contrastada y pueda servir de canal informativo ya que no podemos olvidar que la información es poder. De hecho, la prensa se ha constituido siempre como el cuarto poder en cuanto ejerce influencia sobre la sociedad. Cierto es que las formas de comunicarnos están y han ido cambiando a lo largo de los años, muestra de ello es la comparación entre El Paleto y Twitter, por ejemplo. Las diferencias son más que obvias pero ello no quiere decir que la prensa deje de ser necesaria y podamos prescindir de ella pero, eso sí y aunque suene a utopía, cada vez es más necesario un periodismo, en general, de calidad.

 

María Jesús Moscoso, seguida de la autora del capítulo de la prensa en Coria del Río; Concha Langa, coordinadora del libro y autora; la autora del capítulo de Alcalá de Guadaíra; el autor de la Sierra Norte de Sevilla; Carmen Espejo, catedrática de la universidad de Sevilla y coordinadora de la edición y, por último, el autor del capítulo de Lebrija.

 

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¿El poder siempre ha querido inmiscuirse en los órganos de decisión de los periódicos?

Tal y como comento en la anterior pregunta, información siempre ha sido sinónimo de poder, de ahí que la relación entre los gobiernos y la prensa haya sido muy estrecha. De hecho, en La telaraña mediática. Cómo conocerla, cómo comprenderla[1] de Ramón Reig, localizamos, como sinónimo, el concepto de  maraña,  el  cual  alude  a  la  situación  por  la  que  diversos elementos se pueden encontrar enredados, entrecruzados y entremezclados y que, en nuestro caso, al hablar de “mediática” nos hace pensar en las condiciones y circunstancias que rodean la existencia de los medios de comunicación y que, por lo que podemos adivinar, no son situaciones claras, definidas ni, mucho menos, transparentes. Rodo lo contrario y por  ello,  lo  que  viene  a  ser  la  continuación de una anterior obra titulada El periodista en la telaraña[2], se muestra como un escaparate explicativo que pretende poner de manifiesto las, más que estrechas, relaciones que existen entre el poder (económico, político, financiero, etc.) y los medios de comunicación. Así,  podemos  llegar  a  entender,  al  menos  de  manera aproximada, el interés que las empresas y los distintos gobiernos tienen con respecto  al  control  de  la  información,  surgiendo,  como  consecuencia, disciplinas, como puede ser la economía política encargada de “describir  y examinar el significado de las instituciones responsables de la producción, distribución e intercambio de las mercancías de comunicación y regulación del mercado de comunicación[3]. Todo ello nos lleva a pensar en el importante papel que juegan los gobiernos a la hora de regular los mercados para  controlar  la  información  y  acabar  con  el  pluralismo,  favoreciendo,  en consecuencia, la concentración mediática, en la actualidad, y la manipulación de los contenidos que aparecen sesgados, tanto hoy en día como años, e incluso siglos, atrás.

 

¿Es coherente un medio objetivo?

Si atendemos a lo recién expuesto, se diría que la objetividad en los medios de comunicación es imposible, aunque no solo en este ámbito sino en la vida en general debido a que la objetividad es difícil de conseguir, es decir, cada vez que observamos una realidad no todos nos paramos en los mismos estímulos o no todos los interpretamos de la misma manera. siguiendo a lo recogido en la rae, el vocablo “objetivo” se define como: “1. adj. perteneciente o relativo al objeto en sí mismo, con independencia de la propia manera de pensar o de sentir.” Siendo esta la acepción a la que todo medio debiera aspirar pero que, en una sociedad cada vez más dualizada, es difícil alcanzar. Ya lo decía Shakespeare: “to be or not be. that is the question”, allá por el siglo XVII, al darnos a elegir entre dos opciones y así hasta conseguir un mundo cada vez más polarziado donde el ser humano parece libre, pero cada vez lo es menos. 

Por su parte, Honoré de Balzac, no duda en admitir que el periódico es una tienda en que se venden al público las palabras del mismo color que las quiere.

Álvaro Reina

 

[1] REIG GARCÍA, R: La telaraña mediática. Comunicación Social Ediciones y Publicaciones, Sevilla/Zamora. 2010.

[2] REIG GARCÍA, R.: El periodista en la telaraña. Anthropos. Barcelona. 2007.

[3] MOSCO, V.: “La Economía Política de la Comunicación: una actualización diez años más tarde” en CIC: Cuadernos de información y comunicación, (11). Universidad Complutense de Madrid. Madrid, 2006, p. 67.

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