Manuel Escribano, ante su segunda tarde en Madrid: «Es una afición que se entrega cuando ve las verdades»
- El sevillano lidiará este sábado una corrida de Adolfo Martín junto a Antonio Ferrera y Fernando Robleño.

Cuando todo sopla en contra de quienes responden, estos siguen luchando en los mares de la injusticia esquivando tormentas con las únicas armas que poseen: verdad y triunfo. Y Manuel Escribano está subido en ese barco desde hace mucho tiempo. En Sevilla se cuentan sus comparecencias por faenas de dos orejas y, todas ellas, rotundas a toros de Victorino Martín o en su defecto, Miura. Pese a que en su primera tarde en San Isidro no rodaron bien las cosas con los toros de Lagunajanda, hoy quiere golpear de nuevo en Madrid con un encaste archiconocido para el torero de Gerena como es la sangre Albaserrada por medio de Adolfo Martín.
El buen arranque en Sevilla dictamina que el pulso no lo has perdido.
Estoy en un buen momento, personalmente me encuentro fenomenal. Y sobre todo creciendo. Las exigencias son mayores y los años pasan. La gente está acostumbrada de ver en ti lo mejor. Entonces, un torero ahí lo que debe hacer es crecer, ser mejor y mejorar todos los días para cumplir esas expectativas que tú mismo te has creado. Ese es mi trabajo, esa es mi lucha y es lo que intento. Creo que, a menos que tenga un poquito de opciones, es lo que demuestro.
¿Cómo es tu relación con Madrid?
Dura, no te voy a mentir, es dura. También ten en cuenta que yo soy un torero que vengo siempre triunfador de Sevilla. A mí me ha sacado Sevilla. Es dura. Yo siento que me respetan, pero también siento que me exigen muchísimo. Algo que venero, ¿eh? Algo que quiero, algo que me motiva y algo que me enorgullece porque como todas las grandes, Madrid exige. Y le exige a todos aquellos que tienen condiciones. Quieren ver lo mejor. Es dura porque es una afición que intenta desestabilizarte un poco en el día de la corrida. Es verdad que cuesta mucho trabajo a lo mejor sacar el 100% de ti porque, bueno, se pone todo muy difícil, pero al final es una afición que se entrega cuando ve las verdades. Yo creo que si algo tengo es que no guardo ninguna verdad, la muestro toda y antes o después tengo que conquistar esa plaza que todavía no he sido capaz. Como me dijo una vez el maestro Espartaco, ojalá nunca pare esa exigencia hacia mí.
¿Sientes que te juegas con la corrida de Adolfo algo más que el pasado miércoles?
Madrid es Madrid y no puedes pensar en lo que te juega ni en lo que supone porque es que te juegue mucho o te suponga mucho en tu carrera, en tu temporada, va a ser lo que Madrid quiera y lo que el toro quiera. Siempre todos los toreros nos jugamos muchísimo en Madrid, aunque depende de la situación que te encuentres. Hay momentos que te juega tu vida y tu carrera, hay momentos que te juegas tu economía y hay momentos que te juega tu posicionamiento en el toreo. Hoy, yo voy a buscar siempre el 100%. Lo que sí es verdad que le tengo fe a la corrida porque es un toro que va, un toro como hemos hablado antes, que te lo da y es un toro que para bueno o para malo, lo pases mejor o peor, es un toro que sí te da ese punto de final que es lo que necesita Madrid. Que, aunque estén todas las cosas muy al revés, como haya un toro que llegue y que transmita y haya sensación de peligro y un tío se ponga muy de verdad, al final te lo van dan y se entregan.
“Mosquetón” -el toro de Victorino al que le corta las dos orejas en la Feria de Abril- se percibió como un toro tremendamente complicado para torearlo bien por exigencia, por cómo fue. ¿Tú notas que también pasaste una línea con él o al fin y al cabo es uno más de esta línea de triunfos tuyos?
En ese toro era complicado todo. Torearlo bien, poderle, estar delante de él, pasar fatiga y, sobre todo, en cada momento estar decidido y estar concienciado en que cada muletazo tenía que ser dándole tu vida. Te tenías que poner como si no hubiera un mañana en cada muletazo. Si no estás así, con decisión, con verdad, con pureza, con entrega y dándole todo lo que tú tienes, no hubiese regalado ni media embestida. Es el toro típico que, si no estás así, decimos que es muy malo, que no ha embestido. Es lo bueno que tiene Victorino, es la raza que tiene Victorino y es el encaste de Victorino. Que cuando un toro, por muy poco que lo tenga, se lo das tú y se entrega en cuerpo y alma.
¿Te preocupa más decepcionarte a ti mismo o al público?
El mayor rival que tengo soy yo y el mayor justiciero que tengo soy yo mismo. Nunca estoy contento con nada. Me siento muy mal cuando las cosas no salen o cuando no han salido cosas como yo pensaba o como yo he trabajado, como yo busco. Entonces, cuando me decepciono a mí mismo, decepciono a la gente.
¿Cuánto tienes presente a “Cobradiezmos”?
Mucho. La gente te lo recuerda mucho. Fíjate si fue grande el toro, si fue grande la faena y si fue grande ese indulto que siempre hay aficionados que te saludan, que te encuentra en las gasolineras incluso o que antes de entrar a una plaza de toros te lo dicen. Todos te lo recuerdan.
Lo de la condición física no lo vamos a descubrir. ¿Tú notas que si no le dedicas todo lo que tú le dedicas a lo físico, a la cuestión física, decaes como torero?
Es fundamental. Todos tenemos que tener ese fondo para las exigencias de hoy en día. Está claro que decaería. Igual que cualquier profesional que en su día a día intervenga en la condición física. El toro se mueve muchísimo y lo aguanta todo, el público te sigue mucho también y es una intensidad que, sin duda, altera los ritmos del corazón y de demás órganos del cuerpo. Eso, como no estés preparado físicamente, no lo aguantas. A mí no me queda otra que también tratar este aspecto porque tengo muchas ‘taras’ de cornadas muy duras que he tenido a lo largo de mi carrera. Arrastro muchas secuelas que, como no las trabaje, me hacen ir para atrás y retroceder en mi condición y en mis facultades físicas.
No se le debe preguntar a un torero por otros toreros, pero creo que en este caso es algo sumamente especial. Estamos viviendo los aficionados, los profesionales de la prensa a un Morante inenarrable. Los compañeros, ¿cómo lo véis? ¿Cómo veis la que formó en Sevilla, la que sigue formando por todas las plazas, lo que hizo en Madrid otro día? ¿Cómo lo percibís?
Es torero de torero, que yo creo que eso es una de las cosas más grandes que puede tener un matador de toros. Ser torero de los toreros de todos, todos los que nos ponemos delante del toro. Sientes esa envidia sana de ver hacer lo que nadie hace, de conseguir lo que nadie consigue y de ser alguien y algo grandioso para todos. Creo que un torero como Morante siempre hace falta en la tauromaquia y bueno, que luego es alguien del que se puede aprender muchísimo. Morante es tan grande que puede venir con una mano amarrada a la espalda y una pata coja y te puede cuajar un toro donde quiera sin inmutarse y sin despeinarse.
¿Toreas mejor desde que estás enamorado?
Está claro, porque cuando uno está feliz y está a gusto, torea mucho mejor. Se encuentra mucho mejor, estás mucho más centrado, disfrutas más de todo lo que haces y al final es un estado. Si ese estado, por ejemplo, el que estás hablando de estar enamorado, te hace estar feliz, pues tu estado siempre va a ser mejor para todo. Entonces en este caso te puedo decir que sí y te puedo decir que estoy en un momento que disfruto todo lo que hago y disfruto todo lo que venga.

¿Se puede esperar algo mañana de Manuel Escribano en cuanto a la vestimenta, en cuanto al traje de luces?
Bueno, ya estrené el pasado día, en mi primera tarde. No estreno, entonces no puedo darme una primicia pero si te puedo decir el traje porque si no estreno me da igual decirlo. Llevaré el azabache verde que lleve en Sevilla el día de “Patatero”, y sí, es verdad que bueno, me estoy yendo un poco la creatividad porque al final yo siempre intento que todos mis vestidos sean únicos que no se los puede hacer nadie más y tengan todos unos sentidos, que sean reconocidos. Me gusta prestarle atención a este apartado y en este caso, los dos trajes que me he hecho este año, uno fue el que estrené en Sevilla, con homenaje a mi ciudad, a mi plaza, lo que me ha dado todo, que es Sevilla, con un giraldillo grabado en mi taleguilla y en mi espalda, y este de Madrid, pues bueno, son un poco original. Este último con las flores, con algo más, un poco más liviano, por hacerlo especial y distinto al típico bordado de oro.
Suerte.
Muchas gracias.

Crítico taurino de El Pespunte