Manuel Cuevas deslumbra en el Álvarez Quintero de Osuna en su esperada primera vez sobre este escenario

- Un viaje sonoro que trascendió el flamenco puro, incorporando elementos contemporáneos que acercaron su arte a toda la audiencia
- Cientos de personas, incluso venidas de fuera de Andalucía, no quisieron perderse este espectáculo único del pionero de la saga de los Cuevas

Osuna vivió anoche una de esas veladas flamencas que quedan grabadas en la memoria. Manuel Cuevas, uno de los grandes nombres del cante, se subió por primera vez a las tablas del recién recuperado Teatro Álvarez Quintero, regalando a los asistentes un espectáculo cargado de arte, emoción y una propuesta innovadora que conectó con el público desde el primer momento.
La expectación era máxima. Cientos de ursaonenses, aficionados venidos de toda la provincia de Sevilla e incluso seguidores de Murcia, donde el cantaor obtuvo la prestigiosa Lámpara Minera en 2002, se congregaron en el teatro para presenciar el debut de Cuevas en este escenario centenario. Y no defraudó.
Desde el primer momento, el cantaor mostró su disfrute sobre el escenario, combinando su maestría vocal con intervenciones ocurrentes que arrancaron sonrisas y aplausos entre los asistentes. Su repertorio llevó a los presentes por un viaje sonoro que evocó los éxitos de sus discos Corazón Herido y Calle del Amor, con temas como Te necesitaba y Señorita. Pero además, desplegó su dominio de los palos más tradicionales del flamenco: tonás, seguiriyas, serrana, bambera, romance, polo, farruca, tangos de Málaga, jaleos, abandolaos, levante, vidalita, entre otros.
El inicio del concierto fue apoteósico: una versión sentida de El Amor de José Luis Perales, que interpretó tras entrar en escena sin micrófono con un cante dedicado a Osuna, estableciendo un vínculo inmediato con su público. Uno de los momentos más especiales de la noche llegó con la interpretación de fandangos en compañía de su hijo, Manuel Cuevas González, un instante cargado de emoción en el que también participaron el guitarrista El Chino y la violonchelista Marina, llegada desde Castellón.
Otra de las sorpresas de la noche fue la colaboración con el pianista ursaonense Alejandro Cruz Benavides. Juntos, ofrecieron una versión espectacular de Aunque no sea conmigo, de Enrique Bunbury, que puso el vello de punta a los asistentes, mostrando la versatilidad del flamenco al fusionarse con otros estilos.
Manuel Cuevas ofreció un espectáculo único. Supo crear un concierto donde fue él mismo, el mismo Manuel Cuevas que identificamos en un rincón durante Semana Santa. El mismo que es capaz de convertirse en el cantaor más reconocido de España tras ganar la Lámpara Minera y a la vez hacer que el flamenco puro se dé la mano con una propuesta muy singular con hasta seis músicos, con percusión, dos guitarras, palmas y la incorporación de la cuerda con un violonchelo.
Lo que se vivió anoche en el Teatro Álvarez Quintero fue algo único, un montaje con mucho gusto, pensado para todos los públicos y no solo para los entendidos del flamenco. Fue algo distinto, de los que merece la pena escuchar dos veces. Poniendo en liza la pasión, el arte, la fuerza, la tradición y la música sobre el escenario, Manuel Cuevas regaló casi dos horas de un espectáculo magnífico.
La fusión mágica e innovadora con el flamenco en el centro fue uno de los puntos más destacados de la noche. Un viaje sonoro que trascendió el flamenco puro, incorporando elementos contemporáneos que acercaron su arte a toda la audiencia. La primera vez de Manuel Cuevas en el Teatro Álvarez Quintero fue un éxito rotundo, dejando claro que su cante sigue más vivo que nunca y que Osuna ha recuperado un espacio emblemático para la cultura flamenca.
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