Malvaloca busca ser una asociación que se une por puro amor a las plantas
- El domingo 6 de abril ha organizado un evento en la Fuente del Pulpejo por la mañana para compartir y regalar esquejes o macetas a quienes quieran acercarse por

Dicen de la malvaloca que es una planta procedente de la zona mediterránea. En la comarca de la campiña sevillana, también se da por lo que una asociación de amantes de las plantas en ciernes de Arahal ha elegido este nombre para identificarse.
De momento, esta asociación en construcción la forman casi 40 componentes entre mujeres y hombres y este fin de semana realizan el primer encuentro de 2025 en la Fuente del Pulpejo, una plaza de la localidad situada en la barriada de la Paz. Será el domingo 6 de abril, de las 10 de la mañana a las 2 de la tarde.
Malvaloca: esquejes y macetas
Llevan dos años citando en la localidad a todas las personas a las que les gustan las plantas para realizar un intercambio. Acuden a los encuentros con plantas y las cambian para ampliar la variedad de sus patios. La idea siempre es el intercambio de esquejes o macetas pequeñas ya agarradas de un surtido completo que previamente han preparado.
Los encuentros son en primavera y en otoño. El de este año no han podido hacerlo antes a causa de las lluvias, pero han aprovechado estos días de buen tiempo para quedar. De momento, han formado un grupo de whatsapp en el que hay, incluso, alguna empresaria cuyo negocio es una floristería.
“Cuando empezamos no queríamos que nos se malentendiera y pensaran que íbamos a quitar ventas a las floristerías, todo lo contrario. Cuando regalamos las plantas hay más oportunidades de venta porque tienen que trasplantar, se necesita macetas, tierra y otros productos”, explica Chari Miñón, una de las componentes de este grupo.
Costumbre
De momento, sólo se trata de compartir flores entre quienes forman parte del grupo, que están en contacto todo el año, y quienes se acercan porque tienen patios o terrazas esperando nuevas variedades que más le gustan. Preparan esquejes o los llevan ya plantados en pequeñas macetas para regalar.
Es, además, de una actividad novedosa en la localidad, la recuperación de una costumbre “de toda la vida”, como dicen en los pueblos, en los que compartir un “tallito” entre vecinas era algo normal. Un tallito sin valor económico pero con otro tipo de valor inapreciable para quienes les gusta cuidarlas y verlas crecer.
