Malditas sean las guerras

El cine quinqui ha vuelto. La película Las Leyes de la Frontera triunfó en los Goya y se llevó cinco galardones. Los más grandes del cine español. Esta en la entradilla que había pensado para mi columna de este mes de febrero. Sin embargo, la guerra lo cambió todo: el declive y abatimiento de Pablo Casado, el caso del hermano de la presidenta de la Comunidad de Madrid, la falta de inversión en la sanidad pública en Andalucía y qué sé yo. La guerra es un monstruo y pisa fuerte, tal como decía Mercedes Sosa en su mítica canción “Sólo le pido a Dios”, y siempre hay alguna que nos acecha. No importa lo lejos que estemos de ella, no importa si quienes combaten son personas desconocidas para nosotros. Al final, ese monstruo acaba con la pobre inocencia de la gente. Pensé en el reportaje que Jordi Évole nos regaló el domingo pasado sobre el rapero Morad en La Sexta, porque en ese mismo barrio donde hizo la entrevista, viví mis primeros años de existencia. Quería combinar lo que me transmitió Morad, su ternura como hijo, su conciencia social, los valores que difunde de respeto y también sus contradicciones como cualquiera de nosotros, con la película de Daniel Monzón, porque tienen muchos elementos en común. Miles de jóvenes de mi generación tuvimos como referentes sociales a personajes poco recomendables, que eran fascinantes para el cine quinqui. Hubo una juventud en los ochenta, que se dejó llevar por los robos de coches, los tirones de bolso en barrios acomodados de Barcelona, Madrid o cualquier gran ciudad, el consumo de hachís o lo que fue devastador: las dosis de heroína. Todo esto era el material que quería trabajar para El Pespunte, pero no tengo ánimos para conversar sobre cuestiones tan frívolas. La guerra en Ucrania nos ha dejado con la respiración contenida y con el futuro desleído. El caballo lorquiano vuelve a cabalgar desbocado por la vieja Europa y parece que no hay quien lo detenga. Ojalá el mes que viene tenga algo frívolo sobre lo que rellenar estas líneas y así seguir conectado a mis esencias tan necesarias. Ojalá esta guerra sea una breve pesadilla. Ojalá mi querido Manuel Bermudo salga de su letargo hospitalario. Ojalá todo cambie para que no cambie nada.

 “Malditas sean las guerras y los canallas que las hacen”

Julio Anguita

©Juan Zamora Bermudo 2022

Twitter: @gaeliadeideas

Foto: Flickr

 

Retos y mafias

Los dejaremos entrar y esperaremos el mejor momento. Estaremos en silencio y con la luz apagada. Uno en cada lado de la habitación. Estaremos atentos a cualquier movimiento extraño. Nada de errores. Nada de atajos. Acabaremos nuestro trabajo una vez hayan hecho ellos el suyo. Entonces, cuando piquen el anzuelo, le descerrajamos a cada uno un tiro a bocajarro, que haga que escupan sus sesos. Que recojan los despojos de esos dos malditos hijos de Corleone, para que sea Montalbano quien averigüe quién lo hizo, si es que puede.

© Gaelia 2018

 

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