¡Madre! Bajo tu mirada siempre.

 

Desde la Alhambra patios soñadores,

desciende el aire que allí sembraste,

en una mañana de sol y rocío.

La noche tenía brillantes en las estrellas.

 

La luna blanca hoy está negra

y las músicas celestiales esfumadas en el crepúsculo.

 

Resbala una pena dolorosa,

cambiando los colores rojos y verdes

cuando el sol se oculta en la noche.

El sonido es apagado sin violines,

pero luego vendrá la luna

a besar tímidamente mí aposento.

Son un poco más vagos mis recuerdos

en mis jardines para el amor.

Jardines para el olvido.

Es lo mejor, si no se sabe bordar con hilo fino.

 

Estaba sola en el jardín de azahares

caminaba en la noche tropezando por lo imposible.

Ni de rodillas ardía la llama.

¡Ay amor! ¿Por qué lloras en horas buenas?

sabía su corazón que el, también lloraba

casi al mismo tiempo.

¡Oh mal destino del tiempo!

Gastada estaba la rosa, ya no se salvaría,

del olor de un viento negro.

 

Tenía que volver a la era y volver a sembrar.

Escuchar de nuevo la melodía como siempre

sin enredarse en el aire sordo, buscando la luz.

¡ oh mal destino del tiempo!

¡oh dulce recuerdo!

No sabía ya si era casta o sencilla

Por eso murmuraba en su sentir a todas horas.

 

¡Madre! Bajo tu mirada siempre.

Que tus ojos me puedan mirar sin entristecerse

Que yo te pueda mirar sin avergonzarme.

¡Madre! Bajo tu mirada siempre

Después, en tu corazón.   

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