Los gentilicios más curiosos de la provincia de Sevilla


En la provincia de Sevilla, los gentilicios de sus municipios no solo identifican a sus habitantes, sino que también revelan aspectos históricos y culturales. Aquí exploramos algunos de los más curiosos.
Camero: Camas
El gentilicio de Camas es “camero”. Este nombre sencillo y directo se deriva del nombre del municipio, mostrando una tradición que se mantiene en muchas localidades de la zona.
En camas hay un total de 304 hectáreas de cultivos, de las cuales 240 son de trigo y 31 de cebada.3 Al norte de la localidad existen varios polígonos industriales y parques comerciales unidos que abarcan el norte de Camas y el este de Valencina.
En la localidad finaliza la autovía ruta de la plata, que une Sevilla con Gijón, en Asturias, vertebrando de norte a sur toda la zona oeste peninsular, siendo la segunda más larga de España.
Nazareno: Dos Hermanas
Los habitantes de Dos Hermanas son conocidos como “nazarenos”. Proviene, según la leyenda popular, del apellido de las hermanas Elvira y Estefanía Nazareno, que además dan nombre a la ciudad.
Según esta leyenda, tras la conquista de Sevilla por Fernando III de Castilla, en el Repartimento se integran estas tierras en la Corona Leonesa y se otorgan al Adalid leonés Gonzalo Nazareno, natural de Villavicencio de los Caballeros, Reino de León. Este Adalid estaba emparentado con las hermanas Elvira y Estefanía Nazareno que, según la tradición, descubrieron en una cueva-gruta una escultura gótica de santa Ana y una campana, que se conservan.
Los habitantes, por tanto, adoptan el gentilicio a partir del apellido de estas dos mujeres a las que se las considera fundadoras de la población.
Ursaonense: Osuna
Los habitantes de Osuna son “ursaonenses”. Este término tiene raíces históricas en la antigua ciudad turdetana de Urso, un importante enclave durante la época romana.
Osuna conoce su momento de mayor esplendor a mediados del siglo XVI con la figura de Juan Téllez Girón, IV conde de Ureña, nacido en Osuna hacia 1494.
Se trata de un personaje, a caballo entre el medievo y el Renacimiento. A lo largo de treinta creó en la ciudad de Osuna el mayor y más deslumbrante conjunto monumental del renacimiento sevillano, con la construcción de trece iglesias y conventos, un hospital, la Universidad, la Colegiata y el Sepulcro ducal, que lo convierten en el mecenas más importante de su época.
Astigitano: Écija
El gentilicio de sus habitantes es «astigitano» o «astigitana», aunque es igualmente válido «ecijano» o «ecijana». El gentilicio de astigitano proviene del antiguo nombre que tuvo la ciudad antes de la ocupación romana, Astigi. En la época romana, dicho nombre cambió por Colonia Augusta Firma.
Durante la época de la ocupación islámica, a la ciudad se le atribuyó el nombre de Istichcha, que cambió después por Medina Alcotón, debido al cultivo del algodón a gran escala.
Marucho: San Nicolás del Puerto
Los “maruchos”, aquellos habitantes de San Nicolás del Puerto cuyos primeros asentamientos humanos en estas tierras se remontan a los lejanos tiempos de los celtas, que se establecen en un lugar denominado Iporci.
En 1594 formaba parte del reino de Sevilla en la Sierra Norte de Sevilla y contaba con 97 vecinos. Según los datos publicados por el INE en 2024, posee una población de 600 habitantes.
Mohíno: El Real de la Jara
Los “mohínos”, también “realeños”, son los habitantes de El Real de la Jara. Este nombre refleja la importancia histórica del municipio, relacionado con la actividad de la caza y la existencia de un real de caza en la zona.
Es una localidad perteneciente a la comarca de la Sierra Norte y situada al noroeste de la provincia, en el límite con la de Badajoz. Su término municipal está incluido en el Parque Natural de la Sierra Norte, zona de media montaña con amplias dehesas que alternan con bosques de encinas, alcornoques, quejigos, castaños, pinos y olmos; además de los bosques galería de los ríos.
Todo ello le proporciona unas condiciones ideales para la fauna de especies como la nutria, el gato montés, el jabalí, el ciervo, el gamo o el muflón. Son también unas condiciones ideales para la ganadería.
Visueño: Viso del Alcor
En Viso del Alcor, los residentes son “visueños”. Este gentilicio conecta directamente con el nombre del municipio, manteniendo una identificación sencilla pero distintiva.
La localidad se denomina El Viso del Alcor desde mediados del siglo xvii, y su Escudo Heráldico actual se aprobó en 1975, compuesto de escudo partido con banda de azur con Ave María en oro, banda en gules con Cruz de la Merced en plata, y Corona Real superior. Sustituyó al anterior con el Ave María, y antes el de los Señores de la Villa).
Hervense: Huévar del Aljarafe
Los habitantes de Huévar del Aljarafe son “hervenses”, un nombre que remonta a la época de la dominación turdetana y romana, cuando la localidad era conocida como Erbas.
En los documentos del siglo xiii aparece citada como Huévar, Güebar o Uévar. Según la tradición, el nombre viene de un walí almohade llamado Al-Güebar, que pudo haber gobernado el reino de Niebla en el siglo xiii, aunque no existen pruebas documentales de este hecho.
Isleño: Isla Mayor
En Isla Mayor, los “isleños” reflejan el carácter geográfico del municipio, ubicado en una zona de marismas del Guadalquivir. Dos eran las Islas principales que formaban un delta interior en el estuario del río Guadalquivir: más al norte Isla Menor (Captil) y la Isla Mayor (Captor) algo más al sur.
Ambas fuera concedida en 1253 por Alfonso X «el Sabio» a la Ciudad de Sevilla siendo aprovechadas las «hierbas de las Islas» para pastos del ganado, «las cenizas de los armajos» (para la fabricación del jabón), y «la pesquería». Con los Reyes Católicos incluso llegó la Isla Mayor a ser arrendada para costear la prolongada guerra de Granada.
Morisco: La Puebla de Cazalla
El término “morisco” para los habitantes de La Puebla de Cazalla tiene raíces históricas en la población de origen musulmán que habitó la zona y que fue obligada a convertirse al cristianismo.
Otra hipótesis es que se debe a que los Duques de Osuna no obedecieron la Orden de los Reyes Católicos de expulsar a sus moriscos. Se cree que por ese mismo motivo, abunda en la población el apellido “Moreno”.
Cigarrero: La Puebla del Río
El gentilicio “cigarrero” proviene de una evolución lingüística. Originalmente llamados “gijarreros” por los guijarros utilizados en los hornos alfareros, la palabra cambió con el tiempo.
El Guadalquivir no sólo determina el nombre de este municipio, sino que constituye también la razón de que existan grandes superficies dedicadas al cultivo de arroz cerca del término municipal.
Palaciego: Los Palacios y Villafranca
Los “palaciegos” son los habitantes de Los Palacios y Villafranca, reflejando la importancia de este municipio en la provincia sevillana.
Según algunas fuentes, la historia de Los Palacios se remonta hasta la época romana. Se piensa que existía en esta zona un núcleo de población llamado Searus, que posteriormente fue rebautizado por los romanos como Searotinus. Siendo villa romana, Searotinus tenía derecho a acuñar moneda. Numerosos restos de cerámica, cimentaciones de edificios, restos de columnas, monedas, y hasta sepulcros con restos humanos, hacen creer en la veracidad de la hipótesis de la existencia de esta población.
Poncino: Santiponce
Los naturales de Santiponce son “poncinos”, un gentilicio que también tiene raíces romanas debido a la cercanía de las ruinas de Itálica. Entre sus lugares históricos, alberga el Monasterio de San Isidoro del Campo, edificado en el siglo xiv por Guzmán el Bueno, y las ruinas de la ciudad romana de Itálica; esta fue una de las principales urbes de la Hispania romana y fueron originarios de ella Trajano, Adriano y, quizás, también Teodosio. Además, la feria de la localidad data del siglo XVII. Y tiene como Patrones a Ntra. Señora del Rosario y a San Isidoro del Campo.
Fontaniego: Fuentes de Andalucía
Los “fontaniegos” son aquellos habitantes de Fuentes de Andalucía, un pueblo que se formó en el siglo XIX, por la unión de los señoríos de Fuentes y la Monclova.
El relieve del municipio está caracterizado por la campiña sevillana, extendiéndose desde el arroyo Madre de Fuentes, que hace de límite con La Luisiana, hasta el término municipal de Carmona y desde Palma del Río y la Autovía del Sur hasta el municipio de Marchena. La altitud del territorio oscila entre los 205 metros (Cerro de San Pedro), al oeste, y los 80 metros a orillas del arroyo, al noreste. El pueblo se alza a 183 metros sobre el nivel del mar.