Lo que nos queda por andar

La convivencia no depende sólo de los grandes principios o valores morales (derechos humanos, libertad, pluralismo, diálogo, tolerancia…). Los seres humanos se relacionan entre sí con pequeños detalles, con gestos a primera vista insignificantes, con acciones aparentemente de poca entidad. A estas conductas menores llamamos virtudes cívicas. Su influencia en la convivencia puede ser decisiva.

Si damos un paseo por nuestro pueblo y sus alrededores, veremos cuáles son algunas de nuestras virtudes cívicas que tenemos hacia el medio que nos rodea y hacia nosotros mismo.

A continuación, voy a enumerar ALGUNAS DE NUESTRAS VIRTUDES CÍVICAS:

– En primer lugar, quisiera hablar de las fábricas, pocas pero algunas hay, sabemos qué y cuánto pueden contaminar, sin embargo, los ciudadanos no tenemos información al respecto.

– Seguiré con el depósito de agua potable está rodeado de ciertas parcelas que son fuentes de auténticos focos de ratas e infecciones, no olvidemos cómo muchas enfermedades son originadas por el orín y las ratas, habiendo en este lugar bastantes.

– El tercer punto versará sobre el vertedero municipal totalmente ilegal e incontrolado, aunque no es sólo local, algunos ciudadanos de pueblos vecinos lo utilizan, nadie sabe lo que se puede verter en él, por tanto corremos peligro.

– La basura está presente por todo el entorno de la villa siendo realmente algo horrible. Más aún comprobar como hacemos de los contenedores y soterraos minis vertederos. Pobres de los vecinos que viven cerca de dichos lugares.

– Seguiré, ahora con la contaminación acústica, la cual no se encuentra localizada únicamente en las calles también desde nuestros domicilios molestamos a los vecinos con demasiado ruido.

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– Las heces y el orín de perros, lo cual ocurre por todas las calles y plazas de Osuna. Sacamos a nuestros perros a pasear y a la vez dejamos la suciedad que sale de los cuerpos de estos animales a los demás.

Contaminación, contaminación, contaminación…

Una ciudad está integrada por calles, edificios, parques y plazas, ordenados para que sea disfrutada por los ciudadanos. Son estos quienes sustentan y dan forma a la ciudad, tanto al utilizar tales elementos como en el desarrollo de las relaciones de convivencia que entre ellos permanentemente se entablan. Sólo se trata de una sensibilización o educación medioambiental que debemos adquirir y transmitir con nuestro propio ejemplo, el único modo de enseñar y crear un entorno limpio y propio para ser disfrutado. No es nada difícil, sólo es cuestión de poner manos a nuestras mentes. Por eso la ampliación de conciencia nos permite sintonizar unos ciudadanos con otros ciudadanos, y cuando seamos muchos nos daremos cuenta de que así construiremos una nueva realidad. Por que gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, están cambiando nuestra sociedad.

Conciencia Global

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