Lina Gálvez, eurodiputada del PSOE: «Si el Partido Popular Europeo pacta con la extrema derecha los avances sociales desaparecerán»


En una entrevista a puertas de las elecciones europeas del próximo 9 de junio, conversamos con Lina Gálvez, eurodiputada del PSOE y candidata a estas elecciones. Con una destacada trayectoria política y académica, Gálvez fue consejera de Conocimiento, Investigación y Universidades de la Junta de Andalucía (2018-2019) y es Catedrática de Historia e Instituciones Económicas de la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla).
Lina atiende a El Pespunte a su paso por la ciudad del Mantecado, Estepa, donde hemos hablado sobre temas cruciales como la política agrícola, la sanidad, la juventud europea y el futuro de Andalucía en el contexto de la Unión Europea.
¿Ha perdido peso el PSOE de Andalucía en Europa? En teoría solo usted parte en posiciones de salida, ¿no?
Bueno, yo creo que no parto solo yo en posiciones de salida. Creo que vamos a repetir al menos el resultado de las últimas elecciones e incluso, tal y como se está desarrollando la campaña, diría que incluso mejorar, por la sencilla razón de que hay otros partidos que no tienen ni programa y lo único que han hecho ha sido un folleto con líneas muy generales, no están interesados en hablar de Europa. Yo espero que al final los votantes piensen bien lo que nos jugamos en Europa y den su confianza a un partido como el socialista, que lleva un programa claro, que tiene una hoja de servicio importante en Europa, también muy en relación con los intereses de Andalucía. Así que no veo esa pérdida. Además, está muy bien que haya andaluces, pero eso no quiere decir que sean solo los andaluces en una lista estatal y que sean solo los andaluces quienes defienden, porque ha habido andaluces en el Parlamento que no han defendido muchos intereses.
¿Se han entendido en Europa las semanas que estuvieron los agricultores de huelga en España?
Bueno, en España y en prácticamente toda Europa. Porque fue una reacción a un momento muy determinado. Había razones para salir, porque había subido muchísimo los costes de los consumos, especialmente tras la invasión rusa de Ucrania, el combustible que es esencial para el campo. Y al mismo tiempo, es verdad que entró en vigor la nueva PAC, que implicaba unos cambios que no todos los agricultores, o todos los sectores diferenciados dentro de la agricultura, estaban muy a favor. Sí ha habido una respuesta. Por ejemplo, en el Gobierno de España ha habido un aumento de las ayudas directas, incluso. Y luego, cambios que hemos votado en las dos últimas sesiones parlamentarias de esta legislatura, para posponer o reducir algunas de las exigencias que se habían hecho en la nueva PAC. Ha habido una respuesta muy rápida. Clara Aguilera ha hecho una labor magnífica en esa revisión de la PAC y ha llevado algunas de estas revisiones de expedientes como ponente de toda Europa. Todavía habrá que mejorar más cosas, por ejemplo, una ley de cadena alimentaria a nivel europeo que permita un mejor reparto de esos beneficios a lo largo de toda la cadena alimentaria y, por supuesto, mejorar todos los controles en fronteras de terceros países para que se puedan establecer lo que se conoce como cláusulas espejo. Obviamente, estamos, y ya el ministro Planas, sin duda, está defendiendo esa realidad y esa cláusula de espejo en todos los foros internacionales en los que es necesario hacerlo.
Usted fue consejera de Universidades. Uno de los programas con más éxito es el Erasmus. ¿Son nuestros jóvenes cada vez más europeos?
Sí, yo creo que sí. El programa Erasmus, que fue una idea de un comisario español, Manolo Marín, del Partido Socialista, ha sido posiblemente uno de los programas más exitosos de toda la Unión Europea, con diferencia, y sigue siéndolo. Porque está construyendo ciudadanía europea, enseñándonos que somos diferentes, pero que podemos vivir conjuntamente, que podemos construir juntos. También está dando oportunidades, siempre y cuando, por ejemplo, haya una ayuda. Cuando fui consejera, teníamos dos ayudas: una para todos los Erasmus que se iban fuera por parte del gobierno de la Junta de Andalucía y otra específica para aquellos alumnos de familias con rentas más bajas, para que el hecho de no tener dinero no los desincentivara para poder tener un Erasmus. El Erasmus está muy bien, pero también las autoridades competentes en materia de universidades, en este caso la Junta de Andalucía, tiene que ayudar especialmente a aquellos alumnos y alumnas con rentas más bajas. Es la única manera de que chavales de muchas familias que están estudiando gracias a becas puedan también aprender idiomas, conocer otros países, conocer otras realidades. Para eso, hay que tener una fiscalidad progresiva, no regalos fiscales a los ricos, como está haciendo Moreno Bonilla y realmente apostar por el servicio público, por las becas, sobre todo, y no por políticas que incrementan la desigualdad.
¿Qué imagen tienen en Europa de Andalucía y en particular de Sevilla y su provincia?
Creo que la provincia de Sevilla es todavía poco conocida y hay que darla a conocer mucho más. Ahora, desde la Diputación, el presidente Javier Fernández está muy enfocado en la promoción de la provincia, que es maravillosa, preciosa y tiene un patrimonio cultural, natural, industrial y astronómico impresionante que sin duda hay que ayudar a promocionar. Andalucía se sigue viendo como una tierra preciosa, vinculada con la diversión y la agricultura, pero es mucho más. Tenemos también que hablar de esa otra Andalucía innovadora, industrial, de las oportunidades, que apuesta por las energías renovables del Ministerio de Transición Ecológica de Teresa Rivera. Se generan muchísimas oportunidades de reubicación de industrias en Andalucía y de reindustrialización porque podemos generar energía barata con todas las renovables y muy especialmente con el hidrógeno verde, con el PERTE en Cádiz y Huelva.
¿Haría falta más pedagogía aquí para conocer todo lo que se hace en la Unión Europea?
Sí, sin duda, hay muchísima menos demagogia, muchísimo menos populismo, pero también estaría muy bien que la Junta de Andalucía estuviera más presente. La delegación de la Junta de Andalucía ha hecho muy poco en esta última legislatura. Siempre cuento que he ido más veces a la delegación de la Junta cuando era profesora universitaria que ahora como parte del Grupo Parlamentario, solo he ido una vez y la otra invitación que tuve fue para una misa de la hermandad del Rocío en Bruselas, porque hacían hermano honorario a Moreno Bonilla. Creo que la delegación de la Junta de Andalucía debe estar allí para ser cadena de nuestras empresas, del interés de la ciudadanía, de nuestras universidades, de nuestros investigadores que tanto se juegan allí. Los europarlamentarios tenemos que hacer más, pero también se debe generar un interés que los medios de comunicación, desgraciadamente, tampoco generan. Las cuestiones nacionales siempre son más interesantes que las locales y no somos conscientes de que lo europeo también es una cuestión nacional y local. Los medios de comunicación deben aterrizar muy claro en cada uno de nosotros y en cada uno de los territorios, pero todos tenemos que ayudar a explicarlo bien. Incluyo al Parlamento Europeo y a los diputados, que tenemos que fomentar esa ida y vuelta y esa demanda clara de información. A veces nos sentimos frustrados porque temas muy importantes no reciben atención mediática, mientras que un tema nacional llevado de manera populista al Parlamento Europeo recibe mucha atención, aunque no tenga relevancia europea. Eso es simplemente instrumentalizar un tema nacional para hacer oposición al Gobierno de España desde el Parlamento Europeo.
¿Y la postura de la Unión Europea respecto a la Sanidad? Hemos vivido aquí, concretamente en la Sierra Sur de Sevilla, importantes manifestaciones para reclamar mejoras constantes.
Las competencias de Sanidad no están en la Unión Europea, están en el control sanitario de los productos, en la investigación sobre salud, pero la Sanidad es una competencia autonómica en España. Sin embargo, a partir de la COVID, se está trabajando en una Unión Europea de la Salud, avanzando en corresponsabilidad, cogobernanza y co-soberanía en temas de salud. Pero es una responsabilidad de la Junta de Andalucía, que ha apostado por un modelo privatizador, desprotegiendo a las personas. Sí, se gasta más dinero que nunca en sanidad pública, pero también en Estados Unidos se gasta más dinero per cápita que en cualquier país europeo y eso no garantiza una mejor atención. El modelo español, establecido por Ernest Lluch en los años 80, basado en Sanidad Universal, se está rompiendo con prácticas privatizadoras. Esto está convirtiendo nuestro derecho a una sanidad universal en el negocio de unos pocos. Vemos cómo destacados miembros del gobierno de Moreno Bonilla han pasado a compañías privadas a las que han dado contratos millonarios sin concurso. Durante la COVID se tuvieron que relajar los controles para agilizar las cosas, pero en Andalucía esto se ha convertido en un acelerón al modelo privatizador que desatiende especialmente a comarcas como la Sierra Sur. Andalucía es hoy el territorio con mayor tiempo de espera para una operación, lo cual me llena de tristeza. Desde Europa, aunque no tenemos competencia directa en Sanidad, trabajamos en una Unión de la Salud y en el pilar europeo de los derechos sociales, que incluye la sanidad, la educación y los cuidados. Nuestro gran caballo de batalla como socialistas es desarrollar esto con condicionalidad en todos los fondos europeos. Si en las elecciones el Partido Popular Europeo pacta con la extrema derecha, todos estos avances serán los primeros en desaparecer, junto con los temas de igualdad de género.
¿Le preocupa la abstención?
Mucho. Me preocupa en cada una de las elecciones, pero en las europeas principalmente, porque la gente es menos consciente de la trascendencia de estas elecciones y de lo que nos jugamos. Precisamente es esta involución y parón de la construcción del proyecto con todo lo que eso implica de derechos, de fondos, de escudo social, como hemos visto con los Next Generation durante la COVID, con el liderazgo del presidente Sánchez. Entonces, la abstención me preocupa muchísimo en general porque eso es lo grande de la democracia, que el día que votamos el voto de todos vale igual. El voto de un multimillonario vale igual que el de una persona que tiene poco. Pero vemos cómo en los barrios con niveles de renta más altos, la tasa de participación siempre supera el 80% y en barrios con niveles de renta más bajos, a veces está por debajo del 20%. Entonces eso quiere decir que aunque el voto de todo el mundo valga igual, hay una parte de la población, que está participando más en la toma de decisiones colectivas, y por tanto, participa más en el resultado y en las políticas que se puedan poner después en marcha.
