Las raíces primitivas del Carnaval, una fiesta ancestral aún viva

La máscara muestra el deseo del hombre primitivo de transformarse en otro ser, con un uso sagrado, ritual, y sentido funerario que en Grecia tomó un cariz escénico dramático. Ejemplo de ello es la máscara de una actriz romana aparecida en la necrópolis del Olivar Alto, Utrera. Despojado de su sentido primitivo, la máscara es el disfraz tradicional de la campiña sevillana para Carnaval, desaparecido en otros pueblos pero conservado en Fuentes de Andalucía. Allí, la máscara es ropa de cama que cubre la cabeza y permite jugar a adivinar la identidad del disfrazado con la frase “Adiós que no me conoces”.

Mascaras en Fuentes de Andalucía (izquierda). Fiesta de los Locos, Gilena (derecha).

Luperco, dios romano de la fertilidad da nombre a Las Lupercales, festival romano que incluía sacrificios rituales por las calles de Roma terminando en una carnavalada con tintes eróticos. Luego se iniciaba un período de purificación dando nombre al mes de febrero (febraure, purificar) incluyendo una fiesta de las candelas. En el medievo las fiestas romanas eran aún populares, mientras que la liturgia cristiana era débil, por lo que la Iglesia superpone sus fiestas con las existentes, cristianizándolas. Encontramos actos carnavalescos dentro las iglesias, como la Fiesta de los Locos, para ser poco a poco diluidos en la fiesta de la Candelaria.

El 28 de diciembre se desarrolla cada año en Gilena la fiesta de los Tontos, una tradición ancestral traída por inmigrantes de colonias de genoveses instalados en el Marquesado de Estepa en el siglo XVI. Esto, según David Ruiz, director de la colección Museográfica de Gilena, actuó como precedente medieval del carnaval. Esta actividad buscaba invertir el orden social y que por unas horas el pobre pudiera mandar al rico y viceversa.

El ciclo carnavalesco de fiestas invernales arrancaba el día de S. Nicolás (6 de Diciembre) con la elección del «obispillo’ cuya celebración en Écija describe Julio Caro Baroja en su obra “Comparsas de locos y cofradías de Ánimas”. También hay referencias escritas a la fiesta de los locos en los Villancicos impresos para la iglesia de San Juan de Marchena de 1712 donde describe dicha fiesta. El 28 de Diciembre, día de los Santos Inocentes, se elegía en la iglesia al obispo de los locos con el fin de pronunciar un discurso grotesco. Los locos, salían por la calle provocando verbalmente a las damas que encontraban, abucheaban a los cornudos y paseaban públicamente al marido dominado montándolo en un asno al revés. La fiesta de Gilena conserva el mismo espíritu.

Villancicos de San Juan de Marchena de 1712 que menciona la Fiesta de locos.

Cuarenta días tras el nacimiento de Jesús se verifica el rito judío de la purificación de la Virgen con el baño ritual y la presentación del niño Jesús en el templo, evento presente en muchas parroquias de Andalucía el día de la Candelaria.

En Gilena y Casariche más de 500 hogueras son encendidas en esta festividad.

Matanza de inocentes. I. de San Juan de Marchena. Altar Mayor. Alejo Fdez.

Desde el XVI el pueblo asistía al teatro para ver comedias de burlas, sainetes y mojigangas en los Corrales de Comedias como los de Osuna y Marchena. Las compañías teatrales hacían su agosto en pleno febrero hasta el martes de carnaval cuando expiraban sus contratos.

Desde el XVI, los Duques de Arcos organizaron espectáculos teatrales y musicales en el Palacio Ducal de Marchena. También la casa de Osuna celebraba en sus palacios fiestas de carnaval llegando al máximo esplendor en la época de María Josefa Pimentel. Carlos III en 1767 introduce el baile de máscaras desde su Italia natal. Fernando VII lo vuelve a prohibir y su viuda la reina regente María Cristina lo revitaliza. En el siglo XIX la fiesta decae por las numerosas guerras, epidemias y ruina económica y se extingue prácticamente a inicios del siglo XX, pero en la República se recupera.

Los tres días antes del miércoles de ceniza se celebra el Triduo de Carnaval en la Catedral de Sevilla ante el Santísimo con baile de seises, tradición que se celebra desde 1695. Es una celebración litúrgica que organiza el cabildo catedral de Sevilla en desagravio al Santísimo por los pecados que se cometen durante el carnaval. En 1846 el Papa autoriza la comparsa cristiana. Doce personas rezan y meditan a la hora de más pecado, entre las 12 de la noche a las 5 de la mañana durante el carnaval hasta el día de hoy.

José A. Suárez

Periodista y director de Revista Saber Más.

 

Fotografía principal: Máscara romana. Museo Arqueológico de Sevilla (https://sevilla.abc.es/provincia/utrera/sevi-cuatro-decadas-hallazgo-enigmatica-mascara-actor-yacimiento-utrerano-olivar-alto-201910071210_noticia.html).

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