
Hay mañanas en las que la ciudad despierta con otro cuerpo. La del miércoles de ceniza o la del pregón. La de la emoción del Viernes Santo o la de la alegría de la salida de las carretas, camino de El Rocío. La de la ilusión del Domingo de Ramos o la de la calma del día de Navidad. Pero hay otras, en las que amanece diferente. Son, posiblemente, las mañanas más sevillanas. Una es la de la Virgen y otra la del Señor. Hasta en eso, muestra Sevilla su dualidad, su proporción perfecta.
Si el 15 de agosto nos despertamos con olor a nardos, ayer el aroma a juncia y romero inundaba las calles. Días en los que la ciudad sigue conservando su medida. Y su público. A diferencia de las otras grandes fiestas, masificadas y, hasta un punto, desnaturalizadas, éstas parecen aún patrimonio de los sevillanos. Liberadas aún de la novelería, representan esa autenticidad que aún no nos ha sido arrebatada. Conservan idénticos elementos. La luz de la primera hora, el calor propio de las fechas, la verdad de lo que se busca o el volver a aquellas devociones del ayer que, hoy, cobran más sentido que nunca.
Ese jueves, que reluce más que el sol, es mañana de seises y carráncanos. De altares, de balcones engalanados. De luz y flores. El día que también recordamos a esos santos sevillanos que son el mejor escaparate de la ciudad. La procesión del Corpus muestra la grandeza de nuestra historia. Su tradición, su patrimonio, su personalidad.
Hoy, en algunos colegios, se rememora y se transmite esta devoción. Ver por sus patios a Jesús Sacramentado, a los niños de rodillas a su paso y a los más pequeños ofrecerle pétalos, confirma la más bella devoción. En estos tiempos en los que los planes educativos imponen celebraciones mucho menos arraigadas, encontrar procesiones eucarísticas en las escuelas es una puerta a la esperanza que nos ayuda a ordenar las cosas. Sólo por eso, hoy también es una mañana diferente en la ciudad.

POR DERECHO
Abogado, socio-director Bufete Rodríguez Díaz. Profesor en la Universidad de Sevilla (US), Universidad Pablo de Olavide (UPO) y Loyola Andalucía.