La sensatez del PP de Ancelotti
Vaya abuso lo de Juanma, ¿eh? Una mayoría absoluta de las que desde el 2015 solo se estilaban en… ¡ah, sí! ¡Galicia! Eso de aglutinar a tanta gente parecía que estaba pasado de moda. Qué coñazo que te presten el voto, que confíen en ti personas que no comulgan con tu ideología. Es mejor tener a tus fieles, hablarles a ellos, estar toda la campaña dirigiéndote a tu target para luego sumar con los fieles del partido de al lado, que viene a ser lo mismo que lo tuyo, pero con la etiqueta de un poco más light o un poco más radicales. El centro no existe, te dirá cabreado alguno de los fieles de cualquiera de los partidos que llevan la etiqueta de radicales, tienes razón amigo, en política solo existe el medio y la única manera de conseguir una mayoría es llegar hasta él, y se puede emprender ese camino desde la derecha y desde la izquierda. Ese es el centro, el final de un recorrido que comienza desde una de las dos direcciones.
Juanma empezó como Moreno Bonilla y en su travesía ha tenido que ir luchando para quitarse etiquetas. Las primeras las que le ponían los suyos, esos que al principio le denostaron y que el pasado domingo se le arrodillaban en la calle San Fernando. Luego las que le ponían los que le llamaban tibio, esos que se las prometían felices y le ofrecían vicepresidencias, a esos les ha demostrado que desde la educación y la mesura se puede también mandar mensajes claros: “Haga usted su debate y déjeme hacer el mío”. Y por último, las de los que le hablaban del trifachito, a esos, mientras sacaban pecho del pasado y se desgastaban en guerras cainitas, les ha robado la blanquiverde y se ha puesto a ondearla frente al pueblo andaluz. Quizás sea verdad que el centro no exista, pero se ha demostrado que cuando se explica bien que no estás en ningún extremo y no te pierdes en refriegas absurdas, la gente te da la confianza.
Juanma no habla de mayoría absoluta, Juanma habla de mayoría suficiente. Juanma les da las gracias a los andaluces, a todos. Juanma dice que ellos son sus jefes. Juanma ya no es ese Juan Macron, a la vista está que ha corrido mejor suerte que el francés, Juanma no es el holograma de nadie, Juanma ahora es la estrella del equipo, el emperador del sur. Ese equipo está dirigido por Carleto Núñez Feijóo, el hombre que en tiempo récord ha sabido restaurar un conjunto que estaba hecho trizas. Lo que ha hecho el gallego está al nivel de las gestas europeas del Bernabéu. Hace exactamente tres meses la sede de Génova era asediada por centenares de militantes y voxeros azuzados por Isabel Díaz Ayuso, me río yo de los que dicen que no le duele tener que compartir su corona. Y llegó él, con su gesto tranquilo y su tono conciliador, con sus canas y con su experiencia, con una ruta fijada. Cada uno a su esquina, con su estilo. Llegó e hizo como Ancelotti en la banda, negociar los cambios con Marcelo y Kroos. Toma, Isabel, autonomía. Ahí llevas, Juanma, haz la campaña que quieras, la tuya. Los líderes ayudan a remar, no se suben a la barca a saludar, alivian el peso.
Resulta gracioso como muchos luchan con uñas y dientes por defender que no hay cambio de ciclo, que lo de Andalucía no significa nada. Lo estamos enfocando mal, el cambio de ciclo no tiene nada que ver con el PSOE y el PP, el cambio de ciclo tiene que ver con el hartazgo de unos ciudadanos cansados del ruido y del ridículo, del zasca y la fanfarria, de la inservible estridencia. El cambio de ciclo va de gente que ya solo cree en los hechos: en la gasolina, la electricidad y la compra que están por las nubes. Las cosas del comer, con permiso de Estefanía Molina. Ahí estuvo esta semana Gabriel Rufián, lúcido orador cuando prescinde de la provocación, para recordarle al gobierno cuanto cuesta un melón en España. Si quieren no lo llamen cambio de ciclo, pero está claro que Pedro Sánchez, al borde del colapso, va camino de una nueva crisis de gobierno. En el manual de resistencia hay un capítulo sobre la moderación, lo que pasa que aquello del falso insomnio con Iglesias aún no se ha olvidado. No lo llamen cambio de ciclo, pueden decir que Yolanda no despega, que su susurro aún no suma, que Lastra y Escrivá echan balones fuera. No lo llamen cambio de ciclo, digan que Feijóo le ha marcado la agenda al presidente con la bajada del IVA. El gallego llegó con un diagnóstico claro: “No soy un político de dos tuits y una tertulia”. El centro puede que no exista, pero la sensatez sí. Va a hacer falta algo más que la foto con el narco para frenar esto.
EL POYETE
Sevilla, 2001. Caballo de carreras de fondo, escritor de distancias cortas. Periodista, bético, sevillano.