La Santa Caridad. Una cofradía desconocida pero aún viva de Osuna
Traemos a nuestra edición digital el artículo que publicamos en la edición impresa de este mes de mayo sobre la actual existencia de la que es la hermandad número 16 de Osuna: la Cofradía de la Santa Caridad.
En el Pespunte Cofrade tratamos habitualmente de nuestras hermandades de penitencia y gloria que, desde la más antigua (La Vera-Cruz fundada en 1545), han llegado hasta el año 2009 en un número que asciende a 15. Pero leyendo las investigaciones del joven historiador local, y cofrade, Pedro Jaime Moreno de Soto, traemos a nuestras páginas la actual existencia de la que es la hermandad número 16: la Cofradía de la Santa Caridad. Una Cofradía que ha quedado un poco oculta al devenir de la sociedad actual pero que los que hacemos El Pespunte hemos querido dar a conocer a todo el pueblo de Osuna, pues tenemos una Osuna desconocida de la que forman parte grupos como éste que os presentamos este mes.
De la Cofradía de la Santa Caridad se tienen unas primeras referencias en el año 1509. En 1575 la Cofradía fue renovada y su regla fue erigida con la aprobación del Provisor de Sevilla y su Arzobispado. No nos encontramos ante una hermandad de penitencia o gloria como las distinguimos habitualmente. La Cofradía de la Santa Caridad surge a principios del siglo XVI y hay que tener en cuenta la mentalidad religiosa que inundaba todas las facetas de la vida, la pobre situación económica y las fuertes diferencias sociales y la cercanía de la muerte en esta época. El motivo de su fundación está en un carácter benéfico.
Sus reglas constan de 27 capítulos y se estipulaba, como misión fundamental, el hacer bien a los pobres, tanto en vida con la distribución de limosnas y su auxilio en la cárcel; como en su fallecimiento enterrándolos y asistiendo a los reos condenados a muerte, aplicando por ellos una misa cantada de réquiem. Se realizaba un bien para los muertos que revertía en beneficio de los vivos. El escudo de la Cofradía es una cruz de malta verde. En su principio estaba constituida por personas laicas de origen modesto y, para el desarrollo de su actividad asistencial, los hermanos estaban obligados a pedir limosna por las calles, plazas e iglesias de nuestro pueblo todos los días de fiesta. Probablemente desde su fundación la Santa Caridad estuvo instalada en la capilla de San Juan. A esta capilla se accedía por el callejón que se encuentra justo debajo de la Torre del Agua, esta torre se había convertido en cárcel en 1519. La Hermandad cuidaba de su mantenimiento y culto, sepultando a los pobres de Osuna en su patio al menos hasta el siglo XVIII. Hace pocos meses este callejón, habitualmente cerrado por una gran puerta, ha sido desescombrado sin conocer el alcance de estas obras (existían allí unas casas habitadas por algunas familias hasta los años 80) ya que en el fondo del callejón permanecían en pie unos interesantes muros y arcos de la antigua capilla, actualmente no sabemos lo que habrá quedado. La junta de oficiales de la Cofradía estaba compuesta por el presidente, el mayordomo, el alcalde, seis diputados y un secretario. La Cofradía de la Santa Caridad de Osuna, designada Hospital en sus reglas, ejercía una labor benéfica en la que la faceta asistencial predominaba sobre la sanitaria a pesar de utilizar el nombre de hospital y lo que hoy en día entendemos como tal. Sus rentas se distribuían “en la curazion de pobres enfermos”, hombres y mujeres, a los que “se les acude en sus casas, con lo necesario, de médico, botica, cirujano”. También se les auxiliaba con un sangrador y barbero. Esta Cofradía tenía, entre sus principales cometidos, el de celebrar misas de réquiem a beneficio de particulares que en sus testamentos habían comprado los rezos por el bien de sus almas. Destacan asimismo la celebración de la fiesta de San Juan con misa solemne cada año y sermón en el día de la Encarnación. Además, en el recinto claustral de su iglesia de San Juan, tenían consagrado un Vía Crucis. Pese a que las rentas de la Cofradía de la Santa Caridad de Osuna se componían de limosnas, con el tiempo contó con un vasto patrimonio en bienes rústicos y urbanos que, algunos, vamos a ir detallando. Sus ingresos procedían de las rentas de tributos perpetuos y redimibles, del arrendamiento de casas, tierras y olivares, de donaciones, mandas y legados de particulares, y de tierras cultivadas por los hermanos.
Un hecho fundamental en la historia de la Santa Caridad, con el que alcanzó su máximo desarrollo, sucedió cuando el presbítero Alonso Navarro de Figueroa dejó en su testamento a la Cofradía, como heredera única, del Pósito Monte Pío en mayo de 1675. Ésta era una fundación de este sacerdote para garantizar el reparto de trigo entre las personas pobres y necesitadas. Alonso Navarro establecía que el Pósito Monte Pío debía de ser gestionada por el presidente y los cuatro diputados más antiguos de la Santa Caridad. Entonces la dirección del Pósito y la presidencia de la Cofradía fueron ocupadas por Juan de Buenosaños, Capellán Mayor de la Capilla del Santo Sepulcro de la Colegiata. Desde entonces ambas instituciones fueron dirigidas por eclesiásticos de la Colegiata y oligarcas de Osuna, lo que denota el carácter aristocrático que va adquiriendo la Santa Caridad. A partir de 1770 al frente de la Cofradía se encuentran sólo distinguidos miembros de la oligarquía local: familias con vínculos de parentesco muy estrechos entre sí, con gran fuerza social y económica como los Tamayo, Govantes, Castro, Torres-Linero, Figueroa o Cepeda. Estos nuevos benefactores buscaban la salvación de sus almas mediante obras de caridad con el prójimo. El fin último real era la reafirmación de su preeminencia social ante el resto de la población por su condición de nobleza.
El edificio del Pósito Monte Pío se emplaza, todavía hoy, en número 41 de la calle Navalagrulla. La portada presenta una hornacina que cobija la imagen alegórica de la Santa Caridad. El interior se compone de graneros y cámaras para el almacén de trigo. En la sala capitular se encuentran varias obras de arte pertenecientes a la Cofradía, destacando un retablo del círculo de los Mena, con la talla de una Inmaculada, la cruz alzada procesional realizada en madera con remates dorados, presenta en su delantera un crucificado pintado y en su reverso la cita: “Dios es Caridad”; y una serie de cuadros: Jesús camino del Calvario, la Inmaculada, San Jerónimo penitente, San Pedro, San Antonio Abad en el desierto, un retrato del fundador del Pósito Pío, el Doctor Alonso Navarro de Figueroa, y el del marqués de Casa-Tamayo, aristócrata benefactor de la institución en el siglo XIX.
Una vez que la persona se adentra en esta sala capitular, se viaja por un túnel del tiempo hasta varios siglos atrás y que tan sólo está separado de la actualidad por una puerta. En el interior de esta sala parece como si el tiempo se hubiera parado. Todo está tal cual se dejó hace varios siglos y el entrar en el lugar es como conocer la historia de primera mano. Este inmueble se comunica con la que fue la casa del presbítero Alonso Navarro de Figueroa, en la calle Sevilla número 13, habitada hasta hace pocos años.
Durante el siglo XVIII la Caridad permanecía establecida en su capilla de San Juan y atendía a los enfermos pobres en las casas que les cedían. En 1740 la Cofradía de la Santa Caridad se hace cargo de la Casa-Hospital de la Providencia, fundado en 1709 y, junto a San Sebastián y San Juan de Dios, los centros hospitalarios que ofrecieron una cobertura sanitaria más determinante en Osuna durante ese siglo. Con este hospital la Caridad consiguió hacer su actividad sanitaria más definida. Este hospital se sitúa en la calle Sevilla número 14, donde permanecería hasta su desaparición en la segunda mitad del siglo XIX. Dicho edificio fue utilizado por Acción Católica hasta los años 70 del siglo XX donde se impartían catequesis. Estos inmuebles que les detallamos, otros más e incluso grandes extensiones de tierra para cultivar, tienen como titular a día de hoy a la Cofradía de la Santa Caridad. En el siglo XIX la Cofradía comenzó su etapa de decadencia.
Tras la Desamortización de Mendizábal, la Junta Municipal de Beneficencia de Osuna le requirió un inventario de lo perteneciente a la institución para sacar a subasta todas las fincas que poseía. La administración del Pósito Monte Pío, por Decreto de las Cortes de 1822, fue transferida a la Junta de Beneficencia. Sufrió la intervención en sus bases de financiación con la consiguiente pérdida de su patrimonio. Esto provocaría la pérdida de las instituciones que estaban bajo su administración. En la segunda mitad del siglo XIX las donaciones que recibe la Cofradía escasean más, no obstante sus dos mayores contribuyentes fueron el marqués de la Gomera y Manuel Cepeda Alcalde, presidente de la Cofradía. El Hospital de la Providencia seguía en funcionamiento pero en 1880 fue suprimido y, al igual que el resto de hospitales existentes en Osuna, se refundieron en el Hospital Civil de la Merced.
Por el carácter aristocrático que impregnaba a la Santa Caridad y la cantidad de bienes que controlaba todavía, la institución sufrió numerosos reproches. Francisco Rodríguez Marín se desató en ataques a los grupos dominantes locales y acusaba a los diputados de la Cofradía de no observar la voluntad del benefactor del Pósito. Se trasluce la contradicción existente entre una institución nacida para la asistencia de los pobres y más necesitados con la situación a la que había llegado de gestión por parte de los oligarcas y nobles en beneficio propio. De esta manera llegamos al siglo XX. En su primer tercio se constata aún la existencia de mandas, obras pías forzosas del Arzobispado y el auxilio a los pobres. Continuaba estando regida por algunas familias oligarcas y de la nobleza. En el año 2009 la Cofradía de la Santa Caridad cuenta sólo con 2 hermanos. El Pespunte Cofrade conoce la intención que existe de revitalizar esta cofradía para evitar su desaparición y colocarla al nivel de su importancia histórica y custodiar de forma adecuada su patrimonio artístico, especialmente su archivo cuyos documentos se conservan de manera intacta y sin estudiar, una excelente fuente que ayudaría a comprender mejor la historia de Osuna.
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