La restauración y puesta en valor de una imagen devocional: El Santo Ecce Homo del Portal

La imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo, originariamente conocido como Santo Ecce Homo del Portal, fue donada al convento de San Francisco por el presbítero Juan Sánchez Pleités y Roso, según testimonia un registro notarial fechado el 11 de julio de 1770. Su primitiva advocación fue una condición impuesta por el donante, cuando estableció que debía instalarse en el trono dorado del tabernáculo con cristales que presidía el retablo mayor, que él mismo por entonces estaba costeando. Esta hornacina necesitaba de tres llaves para poder abrirse, que se encontraban en poder del propio Pleités, el guardián del convento y el abad de la Colegiata. Aunque su custodia fue asignada a los franciscanos, para poderla sacar en procesión pública por vía de rogativas el padre guardián debía dar parte al abad y al vicario eclesiástico, con cuya intervención y la del presbítero, o sus sucesores, se llevaría a efecto.
La ejecución del Señor del Portal puede situarse hacia 1760, dentro de la producción del escultor malagueño Fernando Ortiz (1716-1771). Un artista que por la calidad de su obra y su impecable trayectoria ha sido calificado como uno de los escultores más relevantes de la España del XVIII y el más notable de la Andalucía del momento. Fue nombrado Académico de Mérito en Escultura de la Real Academia de San Fernando. En su producción destacan la habilidad para conjugar la tradición castiza con los vientos renovadores de la plástica cortesana, junto a una depurada técnica y un exquisito sentido de la belleza. En los últimos tiempos la crítica especialista va constatando el extraordinario talento de quien derivó hacia el sur el influjo del Barroco clasicista de influencia europea. Pese a todo, carece todavía de una monografía que calibre su dimensión artística desde aquellos primeros estudios pioneros de José Luis Romero Torres a principios del los años 80 del pasado siglo. Un factor a tener en cuenta en esta circunstancia ha sido la destrucción de gran parte de su producción en los conflictos civiles de 1931 y 1936. De hecho, la imagen del Cristo del Portal es una de las pocas esculturas conservadas del artista que representen una escena de la Pasión y mantengan la policromía original. Afortunadamente, en los últimos tiempos nuevas autorías y certeras atribuciones empiezan a componer un catálogo considerable que permite apreciar la evolución y verdadera magnitud de su obra.
Desde 1984 el Ecce Homo es titular de la Hermandad de la Vera-Cruz, que dado su delicado estado de conservación, allá por el pasado mes de febrero empezó a madurar la necesidad de afrontar su restauración. Previamente la obra fue analizada in situ por varios técnicos de patrimonio que al efecto se trasladaron desde Sevilla a nuestra localidad. Se contó también con la información aportada por la tomografía axial computerizada. Finalmente, tras un exhaustivo análisis, todos coincidieron en señalar que su intervención tenía cierto carácter de urgencia, al punto de considerar que en la situación en la que se encontraba sería inviable que pudiera salir en procesión en años venideros. La imagen presentaba diversas patologías propias del paso del tiempo como el craquelado de ciertas partes de la policromía, suciedades, grietas, etc. Si bien, lo más preocupante era la unión con su peana, que se encontraba fracturada, lo que suponía un grave peligro para su integridad. Otra de las patologías más alarmantes era el desprendimiento de la mascarilla del rostro, que no obstante permanecía estable. Finalmente se decidió intervenirla y se puso en manos del taller de Fabián Pérez Pacheco y Eva Morata Plá, cuya labor de restauración a lo largo de setenta días ha destacado por la profunda sensibilidad y respetuoso tacto con el que han afrontado una obra de esta naturaleza y dimensión artística y devocional. Los trabajos han logrado una importante recuperación de los valores artísticos de la escultura que confirma la autoría del escultor Fernando Ortiz en comparación con otras obras suyas de gran calidad.
Finalmente, en la tarde-noche del pasado día 21 de noviembre tuvo lugar en la iglesia de San Agustín la presentación del titular de la corporación crucera tras su restauración, en un acto cargado de emotividad que concitó a una numerosa concurrencia. El evento se incardinaba dentro del programa conmemorativo del III centenario del nacimiento de Fernando Ortiz (1716-2016), que organiza el Patronato de Arte y los Amigos de los Museos, como consecuencia de la fuerte vinculación que el escultor mantuvo con Osuna, donde su presencia está registrada en dos ocasiones (1758 y 1765). De hecho, junto al Ecce Homo, en la villa ducal está documentada la imagen mercedaria de la Madre Comendadora y se ha reconocido su gubia en dos esculturas de pequeño formato conservadas en el convento de las madres concepcionistas: un San José con el Niño en brazos y un San Juanito. El acto suponía el arranque de la efeméride, que dio comienzo cuando Patricio Rodríguez-Buzón Calle, Director-Conservador del Patronato de Arte, presentó el cartel del tricentenario: “Ferdinandus Ortiz faciebat. 1716-2016. Osuna en el III centenario del nacimiento del escultor Fernando Ortiz”.
A continuación, tras las necesarias palabras de agradecimiento pronunciadas por José Antonio Barrera Valverde, hermano mayor de la Vera-Cruz, se notificó la recuperación de la primitiva advocación del Ecce Homo. Cuando hace apenas 31 años la imagen fue incorporada a la Hermandad se había puesto bajo la advocación de Nuestro Padre Jesús Cautivo, ya que por entonces se desconocía la original. Al recobrarse ahora tan hermoso y evocador título se restablece el mandato del presbítero que la donó, con lo que aquella ha pasado a formar parte del acervo popular, junto a la del “Cristo de la Caña”, como también se le conoce.
Seguidamente, se fueron sucediendo las intervenciones. En primer lugar participó Pedro Jaime Moreno de Soto que desglosó la figura del dotante en la comunicación titulada “A los pies del Santo Ecce Homo del Portal. El presbítero Juan Sánchez Pleités y su programa de mecenazgo en el convento de San Francisco”. Luego tomó el testigo José Luis Romero Torres, quetrató sobre la escultura en la producción del artista, con la ponencia “El escultor malagueño Fernando Ortiz. De Pedro de Mena a Giovanni Domenico Olivieri”. Por último, intervino Fabián Pérez Pacheco, que analizó el proceso de restauración de la obra.
Durante todo el acto la imagen estuvo expuesta en el centro de la antigua capilla de Santa Mónica, que preside actualmente la Virgen de la O. Se mostró sobre una peana expositiva elaborada ex profeso y sin ningún tipo de aderezo de culto, para que se destacara el carácter artístico y no tanto devocional de la obra y se pudiera contemplar desde distintos puntos de vista. A la finalización se trasladó al emplazamiento donde originariamente se dispuso cuando se trajo de San Francisco, la antigua capilla de San Nicolás de Tolentino. Precisamente, cuando entonces fue instalado en aquella ubicación, para que se pudiera contemplar su espalda se abrió un vano en la pared de la hornacina colindante con la capilla contigua. El conjunto de las dos capillas y la hornacina central fueron preparadas para la ocasión con una iluminación artística realizada por técnicos de la empresa Electrodimar.
Con ello se dio por concluido un acto que ha venido a poner de relieve el valor de la hermosa talla del Señor del Portal, no solo con su restauración, sino también con la reubicación en su lugar original, un emplazamiento más próximo e íntimo para los muchos devotos que cada día lo visitan y se acogen a sus preces para implorar su protección.
Pedro Jaime Moreno de Soto