La plaza Mayor de Osuna (II)
Tenemos otra fotografía en la que apreciar las desaparecidas portadas de San Francisco. Su lugar coincidía con los inmuebles situados hoy a continuación de la puerta de la Plaza de Abastos más cercana a la Carrera: un establecimiento de hostelería y un edificio de titularidad municipal. La portada de la derecha, como ya hemos visto, pertenece al estilo barroco, en este caso «de ida y vuelta», como los cantes flamencos, estilo al que también pertenece la reforma que se hizo en el siglo XVIII en la casa-palacio del Marqués de la Gomera, cuando el edificio de la calle San Pedro fue adornado con la portada y la cornisa que lo han hecho célebre. En esta portada de San Francisco existían los mismos remates y adornos curvos con volutas al final, algo nada extraño si tenemos en cuenta cómo debió influir la reforma aludida en otros edificios de la localidad: cuando paseen por Osuna fíjense, si lo desean, en la portada de la Antigua Audiencia y verán unos adornos parecidos o, un poco más abajo, ya en la plaza Cervantes, en las azoteas de dos casas vecinas.
En la foto también llama la atención el atuendo de la joven del centro, a la última moda de París. La mujer sonríe al fotógrafo y así, sonriendo, ha quedado inmortalizada. A su lado, dos pasos por detrás, va una mujer mayor que parece querer aconsejarla. Todo apunta a que la presencia de la joven, quizá conocida por el fotógrafo, motivó la fotografía, tomada, según se deprende del imperfecto encuadre, con cierta precipitación. Como todas las que recogen la espadaña mayor de San Francisco, hay que fechar la imagen con anterioridad a 1906, exactamente al 10 de enero de ese año, día en el que queda desfigurado para siempre todo un lado de la plaza Mayor.
En el Libro de Actas del Ayuntamiento de Osuna, exactamente en la correspondiente a la sesión del día 12 de enero de 1906, siendo alcalde Antonio Hidalgo Domínguez, está escrito:
«Leyóse una comunicación del Maestro de Obras Don Félix Llano Galeazo, fechada en diez del mes actual, por la que da cuenta de que a causa del hundimiento de la torre [sic] de la Iglesia de San Francisco, ocurrido en la noche anterior, se ha puesto en ruina inminente el muro exterior de dicha Iglesia, debiéndose proceder a su demolición con toda urgencia. El Ayuntamiento acordó que se instruya el oportuno expediente con sujeción a la vigente Ley».
Redactadas con la frialdad propia del lenguaje burocrático, estas líneas constituyen el acta de defunción de las dos portadas de San Francisco levantadas en la plaza Mayor, visibles con bastante detalle gracias a esta imagen, que puede fecharse con exactitud. Parece que no se conserve una foto frontal y cercana anterior al hundimiento, pero con ésta y las anteriores un buen dibujante podría reconstruir las dos portadas. Ojalá podamos verlas reproducidas en forma de cuadro o maqueta: cosas más difíciles y desinteresadas se llevan a cabo.
La portada renacentista, posiblemente del siglo XVI, era muy parecida a otras de la misma época, con su frontón, su friso y sus columnas, como eran los templos griegos y romanos. La de estilo barroco estaba avanzada sobre la calle, digamos que la invadía, algo que ocurre en otros edificios de Osuna como, por ejemplo, la Casa de la Cultura, un antiguo convento jesuita. La escultura que se observa en su ángulo superior derecho debía tener algún significado religioso, aunque aparentemente sólo es un hombre joven sentado y sujetando una especie de jarrón.
Esta foto recoge el ángulo sureste de la plaza Mayor. Lo primero que puede llamar la atención en el edificio del Ayuntamiento es la ausencia del reloj. Dicho instrumento costó 8.000 pesetas, desembolso propio de épocas de bonanza, como la segunda mitad de los años veinte del siglo pasado. Fue adquirido a Federico Pastora, relojero de Sigüenza (Guadalajara), en abril de 1928, siendo alcalde de Osuna Antonio de Castro Tamayo, e instalado ese mismo año; la foto, por tanto, tiene que ser anterior. También se advierte, al final del tejado, un murete hoy inexistente. Ese murete tiene poca utilidad para la datación de la fotografía porque se sigue contemplando en fotos tomadas en los años cincuenta. Lo que más llama la atención en el edificio del Ayuntamiento, aparte de la existencia de un solo arco para el paso de vehículos y personas, es el número de arcos de las galerías de los pisos primero y segundo, cuatro en vez de los nueve actuales. El edificio sede de la corporación municipal tuvo ese aspecto hasta la II República o, al menos, durante ese periodo histórico se tomó la decisión de ampliarlo. Según puede leerse en las Actas Capitulares, en la sesión del Ayuntamiento celebrada el 19 de enero de 1934, siendo alcalde Manuel Rodríguez García y a propuesta del concejal Francisco Rodríguez Hidalgo, se acuerda reconstruir con el mismo estilo del Ayuntamiento las fachadas de las dos casas contiguas, que, según informa el maestro de obras, amenazan ruina. Dichas casas habían sido compradas por el Ayuntamiento en 1929. El 16 de febrero de 1934 se acuerda sacar a concurso las obras y también aplazarlas hasta disponer de fondos. Según se aprecia en una foto de comienzos de los cincuenta, que veremos más adelante, en esos años la obra estaba finalizada pero, a día de hoy, ignoro la fecha exacta en la que se hizo.
Si centramos nuestra atención en la zona de la izquierda de la fotografía, encontramos el edificio del Casino, primer elemento de la foto que nos va a ayudar a fecharla con cierta exactitud. En la imagen llaman la atención las dimensiones de su fachada, sobre todo su ancho, aproximadamente la mitad del actual. Aunque el Casino se encontraba en la plaza de Mayor desde 1848, sabemos que la construcción del edificio que contemplamos, con sólo cinco ventanas en arco en la parte superior, finalizó en 1894, año que nos sirve de referencia útil para fijar el marco cronológico inferior. La casa vecina fue adquirida por la sociedad en 1921 y, aunque faltan las actas de las reuniones del Casino de los años siguientes, se sabe que la reforma del nuevo local para integrarlo en el antiguo y unificar el aspecto exterior del edificio debió hacerse poco después de la compra, dato que nos invita a fechar la foto entre 1894 y 1921 a falta de datos más precisos. Vamos a buscarlos.
Crucemos la calle. Por las sombras vemos que la imagen fue tomada ya avanzado el día. A la vista del número de puestos debemos suponer, sólo es una hipótesis, que la Plaza de Abastos también estaba abierta por la tarde, o bien que la colocación de los puestos en la plaza pública estaba permitida a cualquier hora del día. En cuanto al suelo, este tipo de pavimento irregular, llamado arrecife, existió en este lugar hasta 1923, año en el que se adoquinó el trayecto comprendido entre el edificio del Ayuntamiento y la calle San Francisco, siendo alcalde Francisco López Rueda. Apuntemos, como dato curioso, que la decisión de adoquinar la Carrera, primera calle del pueblo sometida a esa transformación, fue tomada por el Ayuntamiento en 1912, siendo alcalde Antonio Fernández Vera; entonces se compraron los adoquines en Gerena y estuvieron almacenados durante once años por falta de dinero para la obra.
El elemento de la fotografía que nos va a ayudar a fecharla con más exactitud es precisamente algo tan inocente y necesario como un árbol. Aparece a la izquierda de la cabeza del muchacho que posa en primer término. Si recuerdan las fotos que hemos visto anteriormente, sobre todo aquellas en las que las portadas de San Francisco estaban aún en pie, comprobarán que se ven arbolitos iguales, de la misma altura y con los mismos protectores de tablas, por lo que podemos fechar con toda seguridad esta imagen entre 1894 y 1906: el primero es el año de la construcción de la primera parte del Casino y el segundo el año de la desaparición de la espadaña mayor y las portadas del convento de San Francisco, aquellas que conocieron nuestros antepasados y la magia de la fotografía nos ha querido devolver.
(Continuará).
Imágenes conservadas en la Fototeca Municipal de Osuna. Algunas provienen del fondo de la familia Muñoz, a quien agradezco su generosidad.
Víctor Espuny
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CUADERNO DEL SUR
(Madrid, 1961). Novelista y narrador en general, ha visto publicados también ensayos históricos y artículos periodísticos y de investigación. Poco amante de academias y universidades, se licenció en Filología Hispánica y se dedica a escribir. Cree con firmeza en los beneficios del conocimiento libre de imposiciones y en el poder de la lectura.