La Pasión en plata: coronas de espinas, medias lunas y corazones

Traigo a este periódico digital el recuerdo de algunos aditamentos que acompañaban a los sagrados titulares de nuestras Hermandades y que a día de hoy se encuentran, a veces, desaparecidos. En primer lugar trataré de las coronas de espinas de plata que se colocaban sobre las cabezas de nuestros crucificados, por ejemplo en el Cristo de la Misericordia, la Vera-Cruz o la Paz. En estos dos últimos se sobre ponían a las que tienen talladas de madera en el mismo bloque craneano.

Por la calidad de las imágenes, el contraste de la policromía y la plata o el efecto abultado que suponía su colocación, fueron suprimidas y a veces olvidadas. Durante el quinario de la Hdad. de la Paz hemos visto sobre las manos de María Santísima del Mayor Dolor esta antigua corona de espinas de su titular, recuperándose en cierto modo estos enseres desconocidos para muchos cofrades.

La apariencia diferente que mostrarían los crucificados con estas piezas de orfebrería la podemos ver similares, aún hoy, en el Cristo del Confalón de Écija o en el Cristo de la Sangre de Pedrera.

Más sobre coronas de espinas: María Santísima de la Soledad porta en sus manos otra corona de espinas que en fotografías de hace más de veinte años se le ve puesta al Cristo Atado a la Columna. Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia completa su iconografía con un ajuar de cadenas, potencias y corona de espinas en plata.

Otros enseres, de nuevo en la Hdad. de la Paz: su titular mariana llevaba ante sus pies una media luna hoy desaparecida.Igual Nuestra Señora y Madre de los Dolores, de la Hdad. de Jesús Caído, que recuperó esa media luna con motivo del tercer centenario de su fundación pero que sólo luce en su paso de palio.

Ahora la dolorosa de Jesús Caído nos sirve para enlazar con otro aspecto. La recuperación de sus primitivas manos entrelazadas vino acompañada de la costumbre de mostrar sobre ellas un corazón traspasado por siete puñales, como la Virgen de los Dolores de la Victoria. Recuerdo ver procesionar, hace casi veinte años, a la Virgen de los Desamparados también con un corazón traspasado por puñales sobre sus manos en la tarde del Domingo de Ramos.

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Son algunas de las peculiaridades de la Semana Santa ursaonense, de su gran personalidad que, modestamente pienso, deberían ir recuperándose frente a la estética unitaria que desde Sevilla se expande por toda Andalucía.

Antonio Morón Carmona

Fotografía Virgen de los Dolores (Hdad. Jesús Caído)- Aniceto Vadillo

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