¿Qué le ha pasado a la Macarena? Su vuelta al culto ha desatado un aluvión de críticas
- La restauración de la Esperanza Macarena genera un aluvión de críticas: “No se reconoce su expresión”
- Arquillo defiende la intervención, mientras las redes arden y la hermandad pide perdón

La Virgen de la Esperanza Macarena ha vuelto a su altar mayor, pero no como la mayoría de sus devotos la recordaban. La intervención llevada a cabo durante cinco días por el equipo del profesor Francisco Arquillo Torres ha desencadenado una auténtica ola de reacciones, dentro y fuera de la Basílica. Aunque desde la Hermandad se comunicó que se trataba de una actuación conservativa, muchos fieles aseguran que el resultado ha cambiado radicalmente el rostro de la imagen más icónica de Sevilla.
Hacía mucho tiempo que no se vivía un ambiente tan tenso como esta mañana en la basílica de la Macarena, donde incluso se cerró el templo una hora antes para “retocar” las polémicas pestañas de la imagen, supuestamente con la ayuda del imaginero Esteban Sánchez Rosado.
“Esto parece un duelo”
Entre lágrimas, confusión y muchas preguntas sin respuesta, decenas de hermanos se agolpaban a las puertas de la Basílica el sábado pasado. Algunos lloraban, otros exigían explicaciones. “Esto parece un duelo”, llegó a decir uno de ellos en declaraciones a El Correo.
La expresión más repetida tanto en las calles como en X (Twitter) ha sido clara: “No se reconoce a la Macarena”. Usuarios hablan de una imagen que “ha perdido su gracia”, “no es la misma” o incluso la comparan, en tono sarcástico, con el cambio de look de Antonio Cordón, ex del Betis y actual director deportivo del Sevilla FC.
Las críticas más repetidas en redes giran en torno a las nuevas pestañas —más grandes— que según muchos han “desvirtuado” su expresión. Otros apuntan también a una iluminación diferente del rostro y a un cambio de policromía que, aunque técnicamente correcto, no logra mantener “la esencia” de la Esperanza.
La Hermandad pide perdón, pero insiste en el carácter conservativo
En medio del revuelo, la Hermandad de la Macarena ha optado por el silencio institucional, salvo por unas breves declaraciones del teniente de Hermano Mayor, Eduardo Dávila Miura, a las puertas del templo: “Perdón, solo puedo pedir perdón”. A pesar de que no se ha emitido ningún comunicado detallado, los gestos hablan por sí solos: cierre anticipado del templo, reuniones de urgencia y rumores de una posible intervención correctiva inminente.
ABC ha confirmado que el imaginero Esteban Sánchez podría haber sido llamado a intervenir para “ajustar” el resultado, en especial las pestañas, en busca de una expresión más familiar para los fieles.
La defensa de Arquillo: “Una limpieza necesaria”
El profesor Francisco Arquillo Torres, encargado de la restauración, ha defendido el trabajo realizado. Las tareas consistieron en limpieza general, reparación de la policromía, sustitución de articulaciones en los brazos y el cambio de pestañas. En ningún caso, según su equipo, se ha pretendido modificar los rasgos de la Virgen.
Sin embargo, la percepción general dice lo contrario. El periodista José Gómez Palas resumía el sentir general: “Será cuestión de acostumbrarse a este nuevo semblante”.
Entre la devoción y la indignación: el debate que arde en redes
Los comentarios en redes sociales han dibujado un panorama de absoluta división. Desde la indignación —“Han destrozado la Macarena”, “¿Dónde está su expresión?”— hasta la tristeza más íntima —“No sé ni qué decir al verla” o “Esto duele en el alma”—, la restauración ha removido emociones en una hermandad tan histórica como sensible.
Sin embargo, también hay quienes defienden el trabajo hecho. “Llevábamos años pidiendo una restauración urgente… Mi Macarena está ahí, limpia como la queríamos”, comentaba un usuario respondiendo al aluvión de críticas.
¿Y ahora qué?
Mientras la Macarena sigue expuesta al culto, el debate continúa ardiendo en redes y en los pasillos de la hermandad. La posibilidad de una nueva intervención —aunque mínima— sigue sobre la mesa, y se espera una misa de acción de gracias por la restauración en los próximos días.
Lo que está claro es que esta restauración ha abierto una grieta profunda entre el deseo de conservar y la necesidad de mantener la identidad visual y espiritual de una de las imágenes más queridas de Sevilla.
