
CUADERNO DEL SUR
Novelista y narrador en general, ha visto publicados también ensayos históricos y artículos periodísticos y de investigación. Poco amante de academias y universidades, se licenció en Filología Hispánica y se dedica a escribir. Cree con firmeza en los beneficios del conocimiento libre de imposiciones y en el poder de la lectura.
En Écija, ciudad de antiguo realengo bañada por el Genil, nació en 1887 José Más y Laglera; (como el apellido Más se encuentra con y sin acento, me he permitido unificar su forma). Hijo del escritor Benito Más y Prat, José Más habitó años en Fernando Poo y vivió de cerca los distintos sistemas de explotación con los que el hombre fuerte ha sometido al dócil y manso. Falleció en 1941 y no tuvo tiempo de conocer la sumisión actual en la que vivimos, la digital, entonces inimaginable, pero sí conoció bien la de los jornaleros andaluces. Fruto de ese conocimiento dejó para la posteridad una novela titulada El rebaño hambriento en la tierra feraz (1935). De esta obra escribió el añorado Ramón Freire Gálvez en Écija 7 Días que transcurre en Carmona porque «tal marco era el ideal para una novela social, ya que Andalucía ha sido la región más maltratada en el siglo XIX como en lo que llevamos de siglo. Además, en Andalucía, fue donde José Más despertó a la problemática social, que él pudo comprobar con el tiempo que era genérica al resto de la Bribonicia-España. El andalucismo de José Más […] nunca fue costumbrista exclusivamente, sino esencialmente social». Y más adelante, «José Más acaba siendo ignorado por el canon debido a su regionalismo social centrado en la lucha de clases entre el jornalero y el señorito andaluz. […] Esto conduce, por otra parte, a una tipología novelística con escenario en el campo andaluz, mostrando la verdad desnuda de la realidad caciquil andaluza, a la vez que ejemplifica la fuerza del pueblo en el intento de cambiar la injusticia social con la muerte de la familia del cacique». Parece que he cometido un espóiler, pero eso no resta interés a la lectura de esta novela, por otra parte, agotadísima, aunque presente, supongo, en los fondos de la biblioteca municipal astigitana; allí debe encontrarse también su libro En la selvática Bribonicia (1932), obra de ficción que refleja el panorama, poco aleccionador, de los últimos años del reinado de Alfonso XIII. Entre otras muchas novelas, en 1928 Más y Laglera publicó una ambientada en Galicia a cuyo título se debe la divulgación de la expresión «costa de la muerte», obra que ha sido traducida al gallego y publicada en 1998. También a José Más se debe una traducción al castellano de Batuala, primera novela escrita por un autor negro —René Maran— merecedora del premio Goncourt en 1921; fue reeditada por Siruela en 2023 con otra traducción, pero eso no resta merito al olfato crítico del escritor ecijano. La figura y la obra de José Más bien merecen su reconocimiento en los tiempos actuales; quién sabe si el admirado Abelardo Linares, que en estos últimos años ha emprendido la misión de redescubrir autores de los años veinte y treinta en la editorial Renacimiento, reeditará alguna de sus novelas. Además del artículo de Ramón Freire, los interesados tienen a su disposición un artículo de Manuel Bernal Rodríguez publicado en el n.º 2 (1979) de la revista Cauce y reproducido en el centro virtual del Instituto Cervantes, donde resulta accesible; se titula «José Más, entre el costumbrismo y el compromiso». En él se hallan referencias al valor de las últimas novelas de José Más como precedentes claro de la corriente que acabaría denominándose realismo social, la misma donde puede incluirse la La crisopa, del ursaonense Emilio Mansera Conde, autor muy posterior, ya de los años sesenta y setenta, pero también de estas tierras castigadas por un caciquismo que, aún hoy, y en forma de clase política, parece imposible de erradicar.
Creo en la teoría de que los lugares hermosos dan artistas, que estar rodeado de belleza y cierta armonía estética potencian la creatividad. Vamos ahora a Úbeda, población jiennense célebre por la belleza de sus calles y de sus casas palacio de piedra labrada. Ateniéndonos solo a los tiempos actuales, son nacidos allí, entre otros muchos, Joaquín Sabina y Antonio Muñoz Molina —casi nada, dos intocables de la cultura española actual—; Jerónimo Maesso, compositor y pianista; José Luis Acosta, cineasta; el escritor Salvador Compán y Ángeles Agrela, artista multidisciplinar. Estoy seguro de que si nos dedicáramos a ir comprobando cuáles son los nacidos de mérito artístico en poblaciones como Alcalá la Real, Tarazona, Cuenca, Trujillo, Mondoñedo, Villena, Besalú o Cadaqués obtendríamos el mismo resultado. Hoy nos hemos quedado en la ciudad del sol y en el número siete de la calle Melancolía. Otro día seguiremos caminando.
