La forastera

Hay libros que te sacuden y te apalean. Hay libros a los que les prenderías fuego. Hay libros que anidan en tu interior desde el momento en que los lees y que crecen por tus pulmones, por tu intestino delgado, por tu diafragma y aparecen en tu cerebro cada cierto tiempo. A veces me dejo llevar por los libros como el que contempla un cuadro e intento asociarlos a un tipo de pintura, aunque no soy ningún entendido en artes pictóricas. Veo obras literarias como cuadros de Van Gogh, llenos de pinceladas aparentemente inconexas pero que conforman un conjunto lleno de belleza. También veo acuarelas como luces de tardes de verano en cualquier pueblo donde ha acabado de llover. Hay libros que te llevan a mundos desconocidos y vidas por vivir; a trenes que acabaron de pasar y que fueron al norte. La Forastera de Olga Merino (@olga_merino) ha sido un combate contra mí mismo y del que he salido derrotado. Llegué a ella viendo a su autora en Canal Sur hablar del origen ursaonés de su padre. Indagué y acabé por tener entre mis manos su novela, sin saber que abriría una puerta que me llevaba a un lugar en el que notaba mi presencia. Oí hablar a mis seres queridos, vi paisajes conocidos, calles pisadas, plazas habladas, gentes recordadas. Tuve conciencia de lo mucho que me queda por aprender y de la sorpresa de haber encontrado a un ser humano con una capacidad de narrar, propia de quien ha vivido diez vidas. He leído palabras que casi se han caído del diccionario de nuestras vidas y he visto a quienes me precedieron en este mundo. Ha sido una experiencia muy especial y difícil de describir para quien la ha vivido con tanta pasión como me ha tocado hacerlo a mi. Una hija de nuestro pueblo debe tener un sitio privilegiado en nuestras estanterías porque su obra es un tesoro con olor a tierra mojada de un lugar llamado Las Breñas. Que siga golpeando en nuestros corazones la premiada La Forastera, de Olga Merino.