La DANA en Valencia, otra tragedia que no debe quedar en el olvido
Hace más de una semana que la DANA azotó España, especialmente fueron las zonas de Valencia las más afectadas, dejando una devastadora estampa; pueblos enteros sumergidos, carreteras desaparecidas y casas inhabilitadas, pero, aun así, entre toda esta tristeza, emociona ver como personas de todo el país han ido a socorrer a los afectados y a los más dignificados. Vecinos de otras localidades, voluntarios organizando campañas de donaciones, jóvenes, estudiantes, trabajadores, lo han dejado todo para ser una gran red de apoyo que no ha dudado ni un segundo en presentarse allí con lo que se necesitaba, demostrando así un sentido de comunidad que, en situaciones normales, quizás, pasaría desapercibido.
Sin embargo, esta generosa respuesta no debe hacernos olvidar que las consecuencias de este desastre serán duraderas, y es por ello por lo que espero que no pasemos por alto el hecho de que los efectos de la tragedia no se desvanecerán cuando la atención mediática se apague. Basta con recordar el terremoto de Lorca o la erupción del volcán en La Palma, eventos devastadores que marcaron profundamente a estas comunidades, y que años después, las personas afectadas siguen esperando que se cumplan muchas de las promesas de ayuda y reconstrucción. Las imágenes iniciales de solidaridad y compromiso con estos lugares se desvanecieron con el tiempo, y sus habitantes continúan enfrentando solos las consecuencias de esos desastres.
Es fundamental que no permitamos que esto vuelva a suceder. Hoy, Valencia y otras zonas afectadas por la DANA reciben un apoyo masivo y necesario, pero mañana también lo necesitarán. La reconstrucción es un proceso largo y complejo, y es imperativo que las ayudas que se están destinando ahora sigan fluyendo en los próximos meses y años para que aquellas promesas de ayuda no queden en el olvido. La atención debe mantenerse, y las instituciones, junto con la sociedad, deben comprometerse a no dar la espalda a las personas que lo han perdido todo.
Aquí es donde la educación juega un papel clave, no solo como herramienta de aprendizaje, sino también como guardiana de la memoria colectiva. Debemos enseñar a las generaciones más jóvenes que estas tragedias no son solo noticias pasajeras, sino que son historias humanas que persisten en el tiempo. Recordar significa de una manera u otra, comprometerse a que no vuelva a pasar lo mismo, a exigir que las ayudas prometidas se cumplan, y a no dejar que las personas afectadas enfrenten solas las secuelas de estas catástrofes. Debemos educar y sensibilizar no solo a los jóvenes, sino a la sociedad en general, sobre la necesidad de mantener viva la atención y el apoyo a las comunidades afectadas, a enseñarles que cada tragedia tiene un impacto a corto y a largo plazo, y sobre todo demostrar que la reconstrucción llevará tiempo y que esta solidaridad no debe ser momentánea. Es un aprendizaje que, si empezamos a cultivar ya, ayudará a construir una sociedad que no se olvide de sus promesas.
La DANA en Valencia ha sido una auténtica tragedia que llevará mucho tiempo superar y que nos recuerda la importancia de mantener el compromiso a largo plazo, para que hechos como el terremoto de Lorca o la erupción del volcán en La Palma no quede en el olvido. Ayudar hoy es esencial, pero será igual de necesario apoyar a estas comunidades en el futuro, cuando la reconstrucción avance y su situación ya no esté en los titulares.
DE LA CALLE AL PAPEL
Monica Montero, premio Excelencia Literaria, es estudiante de quinto curso de Relaciones Internacionales y Comunicación Global en la universidad Pontificia de Comillas en Madrid.
Le gusta la Fotografía Urbana y escribe desde los 16 años artículos de opinión sobre los valores de su generación. Especializada en Economía Mundial analiza la importancia de la responsabilidad social, la inclusión y la diversidad, siendo partícipe de forma activa en mesas redondas, programas de voluntariado y actividades de fomento del deporte. Apuesta por el liderazgo de la mujer en áreas de interés económico y en sectores de la comunicación. Participa actualmente en Youthquake Talks, Rebellious Words y Comillas Solidaria donde integra sus valores y su finalidad de hacer del mundo un entorno donde habite la coherencia y la Responsabilidad social.