Julio Baptista y su deseo frustrado de renovar con el Sevilla: “Del Nido prometió algo que no se dio”

No cabe duda alguna de que Brasil es uno de los grandes y más importantes caladeros del planeta fútbol desde hace muchos años. Hoy día, con miles de ojeadores pertenecientes a los clubes más importantes del mundo y el big data a la vanguardia, es muy difícil lograr el fichaje de ese futbolista que represente el éxito en un modelo de negocio impuesto para crecer. Sin embargo, esto no era así hace veinte años y, por aquel entonces, el Sevilla FC era más listo que nadie. Monchi vio un filón en todos estos campeonatos que se alejaban de Europa y las grandes ligas y, tirando de ojeadores y enviados especiales, consiguió llevar a cabo operaciones que aún se elevan a los altares en lo que a la dirección deportiva respecta. Un claro ejemplo de todo esto fue el fichaje de Julio Baptista.
Los dos años de la bestia en Nervión
Verano de 2003. Joaquín Caparrós clamaba por un mediocentro poderoso en lo físico para su siempre correoso Sevilla FC. Monchi, quien hasta hace no tanto venía tirando de operaciones a coste cero y futbolistas sin nombre que conocían el campeonato nacional, cruzó el charco en busca de satisfacer los deseos del técnico hispalense. Por aquel entonces llegó un tal Julio Baptista, quien firmaba como nuevo futbolista nervionense por algo más de tres millones de euros. En principio, el que llegaba de Sao Paulo venía a completar la sala de máquinas. Sin embargo, cuando Joaquín Caparrós detectó la capacidad goleadora del brasileño, no dudó ni un momento en adelantar su posición y colocarlo cerca del área rival.
Esta puede ser una de las mejores decisiones del utrerano en toda su carrera. Como delantero del Sevilla FC, la bestia anotó veinticinco goles en su primer curso en España. El último de ellos valió la clasificación europea para un conjunto que, por aquel entonces, vivía un sueño en base a este logro. Muchísimos sevillistas guardan aún en la retina aquel envite ante Osasuna, en el que Dani Alves asistió para que su compatriota batiese cruzado a Elía. Su segunda temporada también fue para enmarcar. Es más, el carioca repitió cifra y volvió a marcar veinticinco tantos en su segundo año como sevillista. Cincuenta goles en dos años hicieron que un joven brasileño se diese a conocer ante el planeta fútbol y que, ni más ni menos, el Real Madrid pusiese veinte kilos sobre la mesa para sacarlo de la capital andaluza.
Su no renovación con el Sevilla FC
A pesar del desenlace justamente comentado, la realidad es que Julio Baptista quería seguir en el Sevilla FC. Al menos, eso ha asegurado en “El Cafelito” de Josep Pedrerol , donde ha valorado su etapa como sevillista y desvelado detalles de por qué no renovó como nervionense: “Sí, mucho (a la pregunta de si fue feliz en Sevilla). Le debo mucho. Siempre digo que fui muy afortunado de que un club como el Sevilla FC me acogiese y me diera espacio para demostrar todo lo que pude hacer en el Sevilla. Queríamos y pretendíamos renovar con el Sevilla, pero las cosas se entorpecieron y no salió como queríamos. Del Nido había prometido algo y al final, lo que prometió no se dio. Nunca he tenido la oportunidad de decírselo. El como presidente muchas veces quiere mantener la organización. En ese momento si él me pone como el mejor pagado, hubiera podido hacer celos y perder el manejo del vestuario”.
