Jugando con la poesía más célebre de Bécquer


Muchas de las rimas de Gustavo Adolfo Bécquer basan su musicalidad y su cadencia en una figura retórica conocida como hipérbaton. Este recurso expresivo consiste en una «alteración del orden que las palabras tienen en el discurso, como en por mi mano plantado tengo un huerto», definición de hipérbaton que da el Diccionario de la lengua española y ejemplifica con un endecasílabo de la Oda a la vida retirada de Fray Luis de León. Para el ejercicio que quiero hacer voy a tomar prestada al poeta sevillano la rima más célebre de todas y voy a ir volviendo las palabras al orden prosístico estrofa a estrofa. La primera es tan conocida que la he escuchado hasta en boca de un rapero.
Hubo una época, ya pasada, en la que el centro de Málaga era habitable. Los particulares no habían convertido su vivienda de toda la vida, o su local comercial, en un piso turístico. Había vecindad, la gente se conocía. Era una ciudad agradable que ya ha desaparecido: ha sufrido un proceso similar al vivido por el centro de Sevilla, Barcelona y otras ciudades, la turistificación. Pues en aquella época, cuando Gregorio Esteban Sánchez Fernández aún vivía, los chavales se reunían bajo uno de los puentes que cruzan el cauce seco del Guadalmedina para enfrentarse en torneos de repentización de poemas raperos. Cada uno iba acompañado de una claque fiel y numerosa, que seguía al recitador como la compañía de soldados sigue al capitán valiente. Y el paseante, acodado en la baranda del paseo que bordea el cauce del río, asistía a aquellas batallas civilizadas dejándose invadir por un sentimiento de hermandad y de confianza en el futuro, feliz de ser testigo de actividades de jóvenes tan creativos. Allí escuché también la rima becqueriana. Esa primera estrofa original dice: «Volverán las oscuras golondrinas / en tu balcón sus nidos a colgar, / y otra vez con el ala en sus cristales / jugando llamarán». Voy a ponerla en prosa. Las oscuras golondrinas volverán a colgar sus nidos en tu balcón, y llamarán jugando otra vez con el ala en los cristales. Voy a seguir con las cinco estrofas restantes. Primero copio las originales. «Pero aquellas que el vuelo refrenaban / tu hermosura y mi dicha a contemplar, / aquellas que aprendieron nuestros nombres… / esas… ¡no volverán! // Volverán las tupidas madreselvas / de tu jardín las tapias a escalar / y otra vez a la tarde aún más hermosas / sus flores se abrirán. // Pero aquellas cuajadas de rocío / cuyas gotas mirábamos temblar / y caer como lágrimas del día… / esas… ¡no volverán! // Volverán del amor en tus oídos / las palabras ardientes a sonar, / tu corazón de su profundo sueño / tal vez despertará. // Pero mudo y absorto y de rodillas / como se adora a Dios ante su altar, / como yo te he querido…, desengáñate, / nadie así te amará». Ahora, en prosa y tomándome ciertas licencias. Les advierto que no es muy agradable. Pero no volverán aquellas que refrenaban el vuelo [para] contemplar tu hermosura y mi dicha, aquellas que aprendieron nuestros nombres. Las tupidas madreselvas volverán a escalar las tapias de tu jardín y sus flores se abrirán otra vez aún más hermosas a la tarde. Pero no volverán aquellas cuajadas de rocío cuyas gotas mirábamos temblar y caer como [si fueran] lágrimas del día. Las palabras del amor volverán a sonar ardientes en tus oídos, tu corazón tal vez despertará de su profundo sueño. Pero, desengáñate, nadie te amará así, como yo te he querido, mudo, absorto y de rodillas, como se adora ante su altar a Dios. ¿Suena horroroso, verdad?
A pesar de todo me lo he pasado bien cometiendo lo que algunos considerarán un atentado a uno de sus ídolos líricos, o incluso un ejercicio inútil, tal como está el mundo, toda una columna dominical dedicada a poner en aburrido orden las palabras que Bécquer removió con tal maestría. Pero, queridos lectores, porque existe la actualidad de los periódicos, porque existen personajes como Donald Trump, el mundo necesita poesía, la necesita más que nunca. Y Bécquer, Rosalía de Castro, Fray Luis de León, Garcilaso de la Vega, San Juan de la Cruz, Alfonsina Storni, Pablo Neruda, Tomás Segovia, Ángela Figuera, Blas de Otero, César Vallejo, Juan Frau, Carmen Conde, Dámaso Alonso, Concha Zardoya, Antonio Machado, García Lorca, Gloria Fuertes, Juan Ramón Jiménez, María Elvira Lacaci escribieron, han escrito poesía en nuestro idioma —no nombro poetas que han escrito en otras lenguas para no hacer la lista interminable—, logrando, en ocasiones, esa magia solo con el cambio del orden de las palabras. Los jóvenes leen y practican la poesía, siguen reuniéndose, bajo los puentes, en parques o auditorios, compitiendo en los Poetry Slams —esos tres minutos donde se condensa la emoción—, conscientes de su fragilidad y sus enormes capacidades, intuyendo, tal vez, la belleza de la libertad. En sus corazones está el futuro. Les dejo con uno de ellos, mujer en este caso, Mamá Fiera, para que disfruten. Bécquer, si viviera hoy, tal vez lo haría así.
CUADERNO DEL SUR
(Madrid, 1961). Novelista y narrador en general, ha visto publicados también ensayos históricos y artículos periodísticos y de investigación. Poco amante de academias y universidades, se licenció en Filología Hispánica y se dedica a escribir. Cree con firmeza en los beneficios del conocimiento libre de imposiciones y en el poder de la lectura.