El Pespunte

El Pespunte

eslogan-ep-2

  • Provincia
  • Sevilla
  • Andalucía
  • Opinión
  • Deportes
    • Real Betis
    • Sevilla FC
  • Cultura
  • Entrevista
  • Cofrade
  • Toros
  • Sobre nosotros
    • Quiénes somos
    • Alfabetización Mediática
    • Publicidad
    • Contacta con nosotros

Entrevista

Juan, dueño de Casa Vizcaíno: La gente joven ha vuelto otra vez a las tabernas, a lo antiguo

14 junio 2025
vízcaíno
jangelrios
José Ángel Ríos

SEVILLA A TRAVÉS DEL TIEMPO

(Sevilla, 1992). Graduado en Sociología, escribe desde que tiene uso de razón, o incluso antes. Ha ejercido el periodismo en diversos medios de comunicación, como Sevilla Actualidad y Canal Sur Radio. Autor de la novela El Pez Globo, compagina la literatura con los hilos sobre Sevilla que realiza en Twitter/X, y que gozan de gran popularidad.

Juan me recibe con una amplia sonrisa y el polo blanco de faena con el emblema del Vizcaíno en el pecho. Me da un apretón de manos desde el otro lado de esa barra en la que tantas historias ha grabado con tiza y, sin dejar de atender a los clientes, habla con varios parroquianos entre el barullo del mediodía. Tras intercambiar un par de impresiones, nos dirigimos a un taburete fuera, en la plaza de los Carros, y comenzamos la entrevista.

Remontémonos al principio. ¿Cómo empezó el Vizcaíno?

Empezó con mi abuelo y su hermano, debió ser en el año treinta y seis. Mi abuelo se llamaba Juan Vizcaíno y fue el que lo fundó. Él falleció, luego lo cogió mi tío, que el año que viene va a hacer veinte años que falleció, y ya lo cogimos nosotros. Esto fue una tienda de tejidos, que hay fotos hay dentro, y ya luego en el treinta y seis, mi abuelo que era de Manzanilla y más gente de los pueblos, pues emigraron a la ciudad, y montaron esto. Te digo el treinta y seis porque no tenemos papeles antes, entonces como fecha hemos puesto mil novecientos treinta y seis, porque es el único documento que tenemos que podamos validar la fecha.

¿Qué significa para ti personalmente el Vizcaíno?

Pues imagínate, es toda la vida. Cuando falleció mi tío, pues fue una decisión complicada, porque se planteó cerrarlo, venderlo, traspasarlo, no sabíamos lo que hacer y al final seguimos adelante y aquí estamos gracias a Dios.

¿Qué crees que tiene el Vizcaíno que no tengan otros bares?

Pues no sé decirte, somos un bar de barrio, de toda la vida aquí. Para mí, nada, es igual que otro bar, pero igual eso hay que preguntárselo a la gente. Pero, ya te digo, se fundó en el año treinta y seis, ya son muchos años; hemos cambiado mucho, por ejemplo, a raíz del covid cambiamos mucho, pero en verdad seguimos manteniendo lo que es y lo que había: fachada, el estilo de negocio, todo sigue siendo más o menos como cuando empezó. Y han pasado años, eh.

Me has comentado lo del covid. ¿Cómo os afectó realmente?

A nosotros muchísimo, porque, quieras o no, nosotros vivimos del público y en la calle. Nosotros abrimos en la última fase, empezamos con un veinticinco por ciento de negocio, de aforo; así no podíamos vivir, había cuatro personas trabajando, entonces fue cuando tuvimos que meter comida y al principio costó que la gente se acostumbrara a que Vizcaíno tuviera comida, pero hoy en día la verdad es que gracias a la comida nos va muy bien. Cuando yo lo cogí, había dos personas trabajando con nosotros y ahora mismo hay seis, quiere decir eso que ha crecido. Lo que pasa, ya te digo, con un veinticinco por ciento de aforo, era imposible mantenerlo.

¿Y duró mucho tiempo esa limitación?

Nosotros entramos en la última fase, eso fue en 2020 y estuvimos así hasta 2022, que subían y bajaban las restricciones. Estábamos en un veinticinco, luego subieron a un cincuenta, setenta y cinco fue el máximo, luego te bajaban, depende de cómo evolucionaba el virus, y para nosotros esa época fue muy mala. Gracias a Dios que nuestros clientes seguían viniendo y la verdad es que con ellos muy bien, pero para nosotros fue desastroso.

¿Crees que introducir la comida ha atraído a otro tipo de público?

No, el Vizcaíno sigue siendo lo mismo. Hay mucha gente que critica que ha cambiado, que ahora mismo no es lo que era, no sé qué; pero, bueno, son adaptaciones que hay que hacer, y la verdad es que nos adaptamos bien. Y ahora mismo es imposible quitar la comida, viene muchísima gente a tapear, a tomarse su cerveza con su tapa y hoy en día es muy complicado quitarlo. Y la verdad es que nos va bien, ya te digo, hay mucha gente que nos critica, pero hay que cambiar y evolucionar, y en ello estamos.

Sois muy activos en redes sociales, vuestra cuenta de Instagram tiene muchísimos seguidores. ¿Crees que eso ha influido en que venga más gente?

De eso se encarga Juan, hace poco lo presentamos y es el que se ha encargado, desde el covid, que tuvimos una conversación y empezamos con una idea, un proyecto, un vamos a ver qué pasa y eso, hasta hoy, que Juan es el que lo mueve todo y lo dejamos todo en manos de él. Y, claro, ha tenido mucho que ver, era una cosa que nosotros ni nos planteábamos, entrar en redes sociales, Instagram, lo que mueve Juan en Instagram; pero, la verdad es que sí, que ha sido un cambio brutal. Y, además, es muy bueno, mueve muy bien la página.

¿Por qué crees que, aunque sea un bar que se asocie con gente mayor, venga también tanta gente joven?

Sí, muchísima. Aquí se junta gente mayor con gente joven, de mediana edad, todo. Y es que a la gente joven le gustan las tabernas, las bodegas así. Gracias a ellos, quieras o no, son el futuro. Y nosotros, ya te digo, tú pregunta a gente mayor, a gente de mediana edad, gente joven, y aquí para de todo, porque yo creo que la gente ha vuelto otra vez a las tabernas, a lo antiguo, a lo de verdad.

¿Puede que vengan huyendo del modelo de franquicias y busquen algo más singular y auténtico?

 Yo eso no te lo puedo decir. Somos todos compañeros y tampoco te puedo decir si están huyendo de franquicias, no lo sé. Todos nos dedicamos a la hostelería, todo es respetable, y no te puedo decir si uno es más malo que otro, si otro es más bueno que otro, porque ya te digo, al final somos todos compañeros, y no hay rivalidad ni nada.

Estáis en un sitio clave, la calle Feria. ¿Viene mucho tipo de gente? ¿Anónimos, famosos?

Sí, algún famoso viene; pero, vamos, ya te digo, aquí se junta el famoso con el que no lo es, con el que viene de fuera, con el que es de aquí de toda la vida. La verdad es que, ya te digo, al famoso se le trata igual que al de todos los días. Y la calle Feria sí es verdad que ha cambiado muchísimo. La calle Feria de veinte años para acá, que estamos nosotros llevándolo, ha cambiado mucho, no tiene nada que ver con lo que era.

¿En qué sentido ha cambiado?

Ha cambiado en negocios, aquí había muchos negocios de telas, de muebles, hoy en día aquí más que nada lo que hay es tema de hostelería, luego a los vecinos sí es verdad que cada vez les cuesta más quedarse aquí, cada vez se están construyendo más pisos turísticos, y se nota. Se nota, porque el vecino de aquí, al fin y al cabo, se tiene que ir.

¿Crees que el Vizcaíno tiene un cliente fijo o es más cosmopolita?

Aquí entra de todo, el que te viene vestido de chaqueta, como el que te viene con los pantalones cortos, y las puertas están abiertas para todo el que quiera venir, y a todo el mundo se le trata igual.

¿Cuál es la mejor época del año?

Primavera. Nosotros ahora entramos en vacas flacas. Lo que estábamos hablando antes. ¿Quién se pone aquí a mediodía con cuarenta y tantos grados? Pero aquí otoño y primavera, desde octubre que empiezan a bajar las temperaturas, a mayo que ya empiezan a subir; de octubre a mayo es nuestra época. Ahora mismo, ya te digo, ya estamos cerrando los domingos, porque ¿quién se va a poner a tomarse una cerveza aquí en la calle? De locos. Aquí ahora mismo lo que hay es negocio por las noches, gente que sale al fresco a tomarse una cerveza y eso, pero los mediodías con el calor, ya te dije. El sábado cerramos al mediodía hasta el lunes, porque la gente empieza a irse a la playa. Es normal, yo también lo haría.

¿Y cómo es la Semana Santa aquí con la iglesia de Montesión al lado?

En Semana Santa estamos hasta arriba. Sí es verdad que no son las Semana Santa de antes, porque estábamos todo el día abiertos y no cerrábamos, y era de Viernes de Dolores a Domingo de Resurrección, pero sí es verdad que en Semana Santa sí es cuando más ambiente hay, porque está todo el mundo en la calle y viene un montón de gente de fuera. Y no es la Semana Santa que empezamos nosotros.

¿Ha cambiado mucho Sevilla en ese sentido?

Claro, si ha cambiado la calle Feria, ha cambiado Sevilla, eso es normal. Yo cuando entré no estaban las Setas todavía funcionando, no estaba la Alameda como está ahora y la calle Feria se ha convertido en un paso de gente entre la Encarnación y la Alameda, un tránsito de muchísima gente; pero es que no sólo la calle Feria, ha cambiado toda Sevilla. Tú sólo tienes que darte un paseo por el centro, ha cambiado todo, el tipo de negocio, la gente que lo va moviendo. En veinte años que hace que lo cogí, ya te digo, no tiene nada que ver con lo que era.

¿Echas de menos negocios que se han perdido en Sevilla?

Sí, claro. Ya te digo, en esta zona han cambiado muchísimos tipos de negocios, y hoy en días más que nada es hostelería, bazares y cosas de esas, pero aquí la especialidad de los negocios, las telas, los muebles y eso, se echa muchísimo de menos. No tiene nada que ver con lo que era.

¿A qué crees que se debe que se hayan perdido esos negocios tan emblemáticos?

El motivo no lo sé, será porque ha cambiado la población, también ha habido un cambio generacional, hay gente que se ha jubilado o no querían seguir con los negocios, hay negocios que han bajado mucho; no te lo puedo decir, pero sí es verdad que ha cambiado todo el tipo de negocio. En la calle Feria, nosotros empezamos y había diez, y ahora a lo mejor hay diez, veinte, veinticinco o treinta, y la hostelería de esta manera va creciendo. En esta ciudad, la hostelería y el turismo ahora mismo creo que es lo que más se está moviendo, pero sí es verdad que te da pena con los negocios que había aquí, lo que ha cambiado todo y los que han cerrado. Hay muchos grupos de hostelería que están dando fuerte y las ofertas que te hacen son para pensarlas. Nosotros hicimos una broma el día 28 de diciembre y no veas la que lio Juan. La gente llamando y eso, no lo sabía ni mi familia, y me pusieron verde perdido: Esas bromas no se hacen, no sé qué (risas), pero la verdad sí es que hoy en día hay grupos que están dando fuerte y con ofertas que hay que pensarlas.

¿Es el Vizcaíno uno de esos reductos que sevillanía que se están perdiendo?

Hombre, yo no creo que seamos uno de los pocos. Yo creo que quedan muchos, pero sí es verdad que se están perdiendo muchos. Pero gracias a Dios seguimos ahí, habrá gente a la que le gusta, habrá gente a la que no le guste nuestra nueva forma de llevarlo, pero yo creo que no lo hemos cambiado mucho y sigue siendo algo sevillano. Aunque ya quedan menos por desgracia. Ten en cuenta que la hostelería tampoco la quiere mucha gente, y el cambio generacional y las jubilaciones de los propietarios son complicadas. Si encima te llega cualquier grupo o los cambian a turísticos o lo que sea o ven que le pueden sacar más dinero por otro lado, pues es complicado.

¿Es grata la hostelería?

Si te gusta, es muy bonita. Lo que pasa es que te tiene que gustar. Es complicado hasta buscar un camarero o un compañero, y la verdad es que está la cosa muy complicada en ese tema; pero, bueno, si te gusta luego es muy bonita. Es dura y sacrificada, pero gracias a Dios están cambiando las cosas también. Yo creo que la hostelería ya no tiene nada que ver con lo que era, tantas horas y gracias a Dios se va mejorando. Hay bares que ya tienen sus descansos, sus turnos; nosotros por ejemplo sábados, domingos, luego un día de descanso; y, quieras o no, no es la hostelería de antes, la que conoció mi tío, mi abuelo, que estaban todo el día detrás de una barra. Estamos mejorando, con los derechos y lo que debe ser. Es que en la hostelería antigua un camarero se llevaba doce o catorce horas detrás de una barra sin descansos, sin día de descanso y a lo mejor descansabas una tarde. Y gracias a Dios, yo hablo con mucha gente que tiene bares y son de otra mentalidad, y no tiene nada que ver con lo de antes. Mi abuelo y mi tío estaban todo el día ahí, y eso no es vida para nadie. Y no se debe volver, vamos.

¿Recuerdas alguna anécdota con algún cliente, con Curro o con algún otro compañero?

Curro el tiempo que trabajó aquí era un personaje. Me lo traje yo del Kilo, la tienda de tejidos que estaba aquí, porque cerraron y lo echaron. Yo se lo propuse y se vino. Era un negocio antiquísimo, que tenía un montón de años también, y tenía este local y otro. Curro sí te puede contar anécdotas para morirte. Curro se ha dedicado toda su vida a las telas, lo que pasa es que, ya te digo, se quedó en el paro, vino a echar los fines de semana, se me jubiló una persona que tenía, se lo propuse a él y muy bien, la verdad.

¿Crees que hay Vizcaíno para rato?

Sí, seguro. Si podemos trabajar y nos dejan trabajar y no pasa nada, sí. Si no hay otro inconveniente, esperemos que sí. Yo voy a cumplir cuarenta y cinco años, todavía me queda mucho para jubilarme, y mi idea es seguir adelante y ya está.

Muchas gracias por la entrevista, Juan. Si quieres comentarnos algo más, el micrófono es tuyo.

Pues nada, aquí estamos, seguimos con las puertas abiertas para todo el mundo que quiera venir a echarse una cerveza, a estar con los amigos o a echar un ratito. Y la cuestión es que se lo pasen bien, que ya muchos problemas tenemos como para también venir, tomarte algo y estar amargao. Son los ratitos que tenemos y eso es lo que nos tenemos que llevar. Y nada más, darte las gracias.

A ti, Juan. Gracias por tu tiempo y por la charla.

 Curro Bar Vizcaíno

Cuando Juan se levanta para volver al trabajo, viene Curro y ambos se dan un abrazo de viejos camaradas. Curro pasa a sentarse en su sitio y yo me quedo en el mío. Es una institución aquí, pues acaba de llegar y ya lo han saludado tres personas.  A ver si le puedes contestar unas cosas al chaval, le comenta Juan. Curro acepta con sumo gusto, le pido permiso para grabar la conversación y vuelvo a encender la grabadora. Pues nada, tú me dirás.

Curro, ¿cómo fue tu aventura en el Vízcaíno?

Yo entré aquí de rebote, me quedé parado con cincuenta y cuatro años y Juan me dio una oportunidad de entrar recogiendo vasos, fregando, al servicio de Antonio Remesal, que sigue ahí; después ya me dio la oportunidad de entrar en barra y de barra pues pasé al tirador. Yo a lo que venía aquí es a ponerme púo de cervezas cuando terminaba los sábados al mediodía, por las tardes no teníamos que trabajar y nos juntábamos aquí dos o tres amigos y echábamos un diíta muy bueno.

Recordarás muchas anécdotas ¿no?

Sí, porque además aquí hay gente muy cachonda, a la que le podías gastar bromas, te gastaban bromas. Hay anécdotas de jartarte de reír con ellos, de ponerle a lo mejor un botellín, vaciárselo y ponérselo con agua. ¿Para qué vas a pedir un botellín aquí en el Vizcaíno, illo? ¿Tú te crees que puedes pedir un botellín aquí en el Vizcaíno? Pero, ya te digo, aquí yo he echado muy buenos ratos, he criado muchas amistades, nos lo hemos pasado de puta madre con los clientes, porque, además, eso, yo aquí ya tengo como una familia. Me costó mucho trabajo adaptarme, porque ten en cuenta que venía del comercio y meterte en la hostelería, hostia. A mí me pedían tres cervezas y me temblaban las piernas y después lo máximo que eché fueron veintidós cervezas del tirón y todas iguales. Me hicieron hasta una foto. Y, ya te digo, aquí hay una gente muy cachonda, de bromas sanas, sabes a quién se le dan también, porque, si empezabas con la política, tenías que saber a quién se la dabas; si era de fútbol, tenías que saber también a quién le dabas la broma, y saber aceptar al que te la daba a ti: si tú dabas bromas, tenías que volverlas a aceptar. Los dos años de la pandemia fueron muy brutos, vamos. De hecho, un día entró uno y no entró por el pivote por el que tenía que entrar porque era la obligación para controlar el aforo, y entró uno que a mí me sacaba dos cuartas o tres. Y hago así, miro y digo: Hostia, este se ha metido por la otra puerta. Me voy a él y le digo: Mire, si no le importa de salir, es que la entrada es por el otro lado. Y me dice: ¿Yo voy a salir ahora? Le digo: Tiene usted que salir porque está obligado a hacerlo. Salió protestando y entró por donde yo estaba, en el pivote, y ahora cuando está dentro, me voy para él y le digo: Pues sabe usted que hay un problema ahora. Me dice: ¿Ahora qué pasa? Y le digo: Se tiene usted que ir porque el aforo está completo. Digo: Este me va a pegar una piña y me va a mandar donde está el supermercado (risas). Se fue protestado y días después de pasar la pandemia, un día vino, estuvimos hablando, me pidió disculpas y somos muy amigos ahora a raíz de eso. Esa es una de tantas anécdotas, de bromas, de venir uno que es muy bajito y decirme: Ponme una cervecita, Curro, y ponerle un vasito así chiquitito. Y, además que este es muy golfo, mirarme así, coger el vaso y echármelo por encima. Yo he creado aquí un ambiente muy bueno, lo he pasado muy bien con la gente, me he jartao de reír, la gente se ha jartao de reír conmigo; vamos, de hecho, yo vengo aquí y es una familia. Al final, salí triunfando, el día que me jubilé fue bestial. Ahora el 15 de septiembre hace dos años. Me jubilé un poco más tarde de mi fecha y fue un día de muchas emociones, ya te digo, vengo aquí cuando están los parroquianos y los clientes del bar y les doy un abrazo. Me dice mi jefe: No le des a este un abrazo, que cada vez le das un abrazo a alguien, le cuesta una cerveza, lo tenéis que invitar (risas). Estuve aquí trabajando doce años, me llevé en el Kilo treinta y cuatro, en esa esquina, y nada más tuve que cruzar la calle. Fue un día espectacular, ya te digo, he creado una gran familia aquí en el Vizcaíno.

Muchas gracias por tu tiempo, Curro.

A ti. Me voy a tomar una cervecita y me voy a ir

Whatsapp EP
José Ángel Ríos 14 junio 2025

Recomendamos leer

accidente-motorista-osuna
Muere una motorista, vecina de Osuna, tras salirse de la vía en la A-92
Osuna y Mairena del Alcor
Desarticuladas en Osuna y Mairena del Alcor dos bandas con fusiles de asalto y 265.000 euros en efectivo
sevilla fc
Las notas del Sevilla FC ante el Birmingham City en el primer amistoso de la pretemporada
El Pespunte
Facebook
Twitter
Instagram
Youtube
Linkedin

  • Contacta con nosotros
  • Publicidad
  • Política de Privacidad
  • Política de Cookies
  • Aviso legal y Condiciones generales de uso
El Pespunte
  • Provincia
  • Sevilla
  • Andalucía
  • Opinión
  • Deportes
    • Real Betis
    • Sevilla FC
  • Cultura
  • Entrevista
  • Cofrade
  • Toros
  • Sobre nosotros
    • Quiénes somos
    • Alfabetización Mediática
    • Publicidad
    • Contacta con nosotros
Facebook
Twitter
Instagram
Youtube
Linkedin
 

    PRESS ESC TO CLOSE