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José A. Quiles, ‘Músicas populares de Herrera’: ”El simple y no desdeñable hecho de hacerla ha sido lo más satisfactorio de esta publicación”

José A. Quiles, ‘Músicas populares de Herrera’: ”El simple y no desdeñable hecho de hacerla ha sido lo más satisfactorio de esta publicación”

No se concebiría a Herrera sin la música entre su vecindad. José A. Quiles lleva escuchando historias relacionadas con la misma desde que tiene uso de razón y ha querido dejarlas plasmadas, junto a otros autores, en una completísima publicación.

Este profesor de Educación Musical y de piano, amén de poseer una extensa formación en armonía, contrapunto y fuga, también es investigador en tecnología educativa y ha querido hacerle un regalo al pueblo plasmando en sus páginas gran parte de su rico patrimonio musical.

Hoy en El Pespunte, conversamos tranquilamente con el exdirector de la Asociación Cultural ‘Amigos de la Música’ y compositor miembro de la SGAE, rescatado para la música al inicio de sus estudios por toda una institución en la localidad, Ventura Cabezas.

 

En Herrera, la música siempre ha contado con un papel protagonista.

Sí, desde que tengo uso de razón. Mi primera matriculación en el conservatorio de música fue con 7 años y en la banda de la Asociación Cultural “Amigos de la Música” desde los 8 años. Desde entonces escucho en el pueblo decenas de historias sobre la música, historias a las que ya en 2004 dimos forma en un primer libro-revista titulado “La idiosincrasia de un pueblo: Herrera y la música” y que ahora cogen mucha más entidad en este volumen de “Músicas populares de Herrera”. En dichos volúmenes se demuestra con documentos que la música en Herrera tiene, al menos 170 años de antigüedad (aunque hay datos histórico-estilísticos que nos hacen presuponer más años aún), pero otros datos muy significativos son que Herrera, en la década de los años 30, ya tenía 2 bandas de música. Y, aunque no aparezca en ninguno de los volúmenes añado que a comienzos de este s. XXI Herrera llegó a tener 2 bandas de música permanentes, una de Cornetas y Tambores, así como otra de música ocasional para Semana Santa. Esto, para un pueblo de aprox. 6600 habitantes no está nada mal, vendría a ser como si Sevilla capital tuviese 400 bandas, lo cual está lejos de ser una realidad. Lógicamente los vaivenes históricos hacen que no siempre la música tenga la misma intensidad entre la población, así hoy en día solo se mantienen las bandas permanentes. pero, por añadir otro dato, la escuela de música y Conservatorio tienen hoy día más profesores que nunca, con más especialidades que nunca y más alumnado que nunca, aunque, como también se dice en el último libro, echamos un poco de menos que esto no se traduzca directamente en más intensificación y variabilidad de las actuaciones musicales.

 

El libro está estructurado en cuatro grandes bloques.

Exactamente. Encontramos el bloque denominado “Músicas melódicas de Semana Santa” compuesto a su vez por 4 músicas (Miserere, Stabat Mater, Salmo, Los Clavos), el bloque denominado “Toques de Romanos” (subdividido en 2 bloques más, y estos, a su vez, en 3 o 4 músicas), el bloque denominado “Pastores de Herrera” (con una sola música) y el bloque “Fandango de Herrera” (también con una sola composición)

 

Háblenos de la importancia de cada uno de ellos.

La importancia de todos es la misma objetivamente hablando, porque forman parte de la cultura del pueblo y, por lo tanto, cada cual se puede sentir más identificado o menos con unas u otras músicas. Históricamente todos son intensos pues son muchos los datos que los acompañan, en unos casos como la “Músicas melódicas de Semana Santa” ya publicados anteriormente en el año 2001, en otros como “Fandango de Herrera” solo publicado parcialmente en 2004, y en el resto de casos con datos totalmente nuevos. Particularmente me siento muy identificado con las músicas melódicas de Semana Santa, pues, aunque también existen en otros pueblos (como se ha explicado en el libro), me recuerdan a los muchos años que pasé con la banda de Amigos de la Música, y me recuerdan a las muchas anécdotas vividas entre compañeros, muchos de ellos ya no presentes. También me gusta mucho la visión que Ricardo Rodríguez Cosano da del “fandango de Herrera”, pues, de poder arrojar más luz algún día, vendría a demostrar nada más y nada menos que es el origen del archiconocido fandango de “Pérez de Guzmán”.

 

Aunque el peso de la autoría es tuyo, te has querido apoyar por otros autores. ¿Quiénes son y cuál ha sido su aportación?

Sí, todos salvo uno son conocidos de la localidad. La excepción la supone Ricardo Rodríguez Cosano, flamencólogo hijo adoptivo de Lebrija, quien lamentablemente falleció en 2016, pero cuya autorización de reproducción de textos ha corrido de mano de la revista “La flamenca” donde el mismo tenía recogido justo el artículo sobre el flamenco de Herrera en el que participa.

Respecto a los demás, José Sánchez es amigo personal, compañero músico en la Asociación Cultural “Amigos de la Música” durante muchos años, y que me ha ayudado inestimablemente con la consecución de mucha de la información publicada en los toques de romanos. Segundo Cabezas, también amigo, está más lejano al mundo de la música, pero es un reconocido fotógrafo y diseñador digital, que ha participado en la formula final de lo que hemos denominado “emblema de la cultura herrereña”. Juan Jesús Álvarez es graduado en historia y arqueología, también amigo oriundo de Herrera, y que se ha focalizado en establecer un marco histórico para “los pastores de Herrera”, sacando por primera vez a la luz una interesante hipótesis que habrá que leer en el libro. Respecto a Inocencio Robles, alter ego particular, habrá le buscar también en el libro para saber un poco más sobre él, dado que no tenemos la certeza total de que existe (ahí lo dejo en abierto).

 

¿Desde cuándo se viene gestando este libro? Este trabajo no es flor de un día.

El trabajo material de puesta en orden de todo el trabajo contenido en el mismo son unos 3 meses, pero insisto, solo el trabajo de puesta en orden, pues realmente el contenido ha sido recogido en diferentes momentos de los últimos 20 años, especialmente en los años 2001, 2004 y 2008.

 

No solo de historia trata este libro, sino que tiene importantes “regalos” en su interior: partituras, vídeos, poesías…

De hecho en principio se planteaba solo como un libro de partituras, con la idea de ayudar a fijar (si es que se puede), o al menos a no perder la existencia de las músicas populares de Herrera. Pero posteriormente ha ido haciéndose grande con los complementos históricos, atractivo con los enlaces QR a los diferentes vídeos (para lo que se ha creado un canal de Youtube particular, homónimo al libro), dinámico con el correo electrónico que hemos habilitado y los juegos-concursos, etc, etc.

 

¿Son conscientes los más jóvenes del papel que juega vuestra localidad en el ámbito musical?

Yo no me considero de los más jóvenes del pueblo, sí lo fui cuando asumí la dirección musical de los Amigos de la Música con tan solo 20 años, incluso también cuando la dejé con 32, pero de eso ya ha pasado una década. Espero que los que vienen puedan continuar con intensidad, pero también espero que no pierdan los referentes y que entiendan que no todo es lucimiento, sino que lo más importante es el enorme trabajo que hay detrás, y que, si existe, siempre revierte hacia afuera; de lo contrario nos quedamos con el efecto de “fuegos artificiales”, que no es recomendable.

 

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Imagino que la presencia del Conservatorio desde hace ya muchos años habrá ayudado a un ascenso cualitativo de la formación musical.

Mi amigo tristemente fallecido (por amigo, por fallecido y por ciertamente joven) Manuel Muñoz Borrego, unos 15 años mayor que yo, es decir lo suficiente como para vivir el comienzo de los Amigos de la Música allá en 1975, siempre me decía: “Quiles, cuando fuimos a Sevilla, en 1978 nos decían que ya íbamos a pedir dinero para los músicos, y nosotros decíamos que no, que no queríamos dinero que queríamos profesores con título que nos enseñaran bien, y nos respondían que estábamos locos”. Pues a partir de ahí uno se puede imaginar. Según me contaban, el encargado entonces de gestionar a nivel provincial la enseñanza musical era Juan Antonio Rodríguez Romero, que posteriormente sería profesor mío en el Conservatorio (aunque nunca hablé con él del tema), y consiguieron que Herrera tuviese profesores oficiales de música (aunque en la categoría de estudios libres) ya por entonces.

Evidentemente ha ayudado y mucho, y el esfuerzo de absolutamente todos los ayuntamientos democráticos ha sido alto y hasta “in crescendo”, pero también lo ha sido la cantera de las bandas, a veces unido a los Conservatorio y a veces no. Yo, que soy de Conservatorio, probablemente hubiese abandonado mis estudios al segundo año de Conservatorio si un carpintero quijotesco (mi querido Ventura) no me coge en mi primer verano como músico y me anima a seguir. Para hacer música hay que relacionarse con músicos y estar en ambiente de músicos y eso, aunque parezca paradójico, no siempre ocurre en los Conservatorios, que en ocasiones parecen más clases particulares totalmente descontextualizadas. Afortunadamente en Herrera el caldo de cultivo es intenso, como dicen muchos de mis amigos que han visitado el pueblo: aquí das una patada a una losa y salen tres músicos. Pero ojo, que siempre que digo lo mismo añado que dormirse o creérselo puede ser fatal para la criatura.

 

¿Dónde se puede adquirir «Músicas populares de Herrera -Sevilla-; apuntes históricos, videodocumentación y partituras»?

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Aunque para evitar competencia desleal también estamos promocionándolo incluso más intensamente a través de 5 comercios locales: Librería Acuario, Papalería Santi, Modas Albeniz, Cabe-Bar Central “Los Argentinos” y Electrodomésticos Millar-Wifiplus

 

¿Cuál ha sido, por ahora, la mayor satisfacción que te ha dado esta publicación?

Hacerla. Sé que parece poco, pero para mí es mucho. El año 2020 ha sido muy complejo a nivel general para la humanidad, pero para mí también mucho a nivel particular, teniendo la mayor alegría y la mayor desgracia de mi vida separadas tan solo por una semana una de la otra. Quería cerrar el año de esta forma, honrando un poco a mis mayores que tanto me enseñaron y a los que va dedicado el libro, y te aseguro que ha merecido la pena.

Todo lo demás bienvenido sea, y de hecho estoy cada vez más satisfecho con lo realizado, con los comentarios en el pueblo, en prensa, en redes, con las peticiones cada vez crecientes de volúmenes, con futuros proyectos que salen tras este, con los magníficos colaboradores, etc, etc, pero para mí EL SIMPLE Y NO DESDEÑABLE HECHO DE HACERLO ha sido lo mejor.

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Álvaro Reina