Jesús y los fariseos. La razón de la fuerza y la fuerza de la razón en Gaza
El 7 de octubre de 2023, con el atentado terrorista de Hamás que dejó más de 1.500 israelíes muertos, se inició el conflicto armado que ha devastado el territorio de Gaza, a manos del ejército israelí liderado por el gobierno derechista de Netanyahu. Su objetivo, impedir que se puedan realizar nuevas acciones contra la población israelí desde Gaza. Casi un año después, hay más de 41.000 palestinos muertos y más de 10.000 desaparecidos, la mayoría mujeres, niños y civiles desarmados, mantenidos en un gueto al más puro estilo nazi, privados de agua, comida y recursos sanitarios.
Este gobierno, que por su comportamiento se puede calificar de “nazisraelí”, ha comenzado, desde hace dos semanas, a perseguir a la milicia de Hizbulá en el Líbano, empleando los mismos métodos que en Gaza: arrasar territorios y considerar como “daños colaterales” a los civiles y no combatientes muertos. Ya suman más de mil víctimas en este nuevo frente. Cabe destacar que Hizbulá, en su rama política, no está considerada organización terrorista por la Unión Europea.
En esta masacre, pondré nombre a una de las víctimas. Aysenur Ezgi, una joven de 26 años, turco-estadounidense, que protestaba pacíficamente en Cisjordania, en una colina cercana al asentamiento ilegal de Eviatar, contra la ocupación. Murió de un disparo en la cabeza por parte de un francotirador del ejército israelí el 6 de septiembre. Fue la víctima número 18 en esa colina. Cisjordania también es territorio de guerra para este depredador gobierno israelí. Hasan Nasrala, líder carismático de Hizbulá, fue asesinado el viernes 27 de septiembre en un bombardeo que destruyó varios edificios residenciales en Beirut, donde se encontraba reunido. El ataque dejó más de 100 “daños colaterales”, entre muertos y heridos.
En España, durante los tiempos de ETA (1983-1987), a un gobierno democrático se le ocurrió tomarse la justicia por su mano, sin pasar por los jueces. Al final, un ministro acabó en prisión. En Israel, sin embargo, hay total impunidad para los ejecutores. El caso de Aysenur Ezgi, el de la reportera estadounidense de Al Jazeera, Shireen Abu Akleh, asesinada en 2022 en Cisjordania, y el de los siete empleados de la ONG de José Andrés, World Central Kitchen, en Gaza, son claros ejemplos. Ningún militar israelí ha sido condenado tras investigar los hechos, que califican como “muertes accidentales”. Además, hay presos palestinos sin juicio y sin derecho a defensa.
En 1993, hubo un momento de esperanza en las relaciones entre Palestina e Israel. Líderes de ambos lados, Isaac Rabín y Yaser Arafat, lograron llegar a un acuerdo, lo que abrió la puerta a una solución pacífica. Ambos recibieron el Premio Nobel de la Paz, y se creó la Autoridad Nacional Palestina. Sin embargo, poco tiempo después, Rabín fue asesinado por un extremista judío de derecha. Unos días antes de su asesinato, Itamar Ben Gvir, ultraderechista y hoy ministro de Seguridad Nacional del actual gobierno israelí, apareció en televisión con el emblema de un Cadillac arrancado del coche oficial del primer ministro y dijo: “Igual que llegamos al emblema, podemos llegar a Rabín”.
Es completamente inaceptable que Occidente mire hacia otro lado y permita que los israelíes actúen con impunidad, mientras se condenan las acciones de otros, como las de Putin. Es inadmisible que se les permita construir campos de exterminio, como lo han hecho en Gaza. Estoy convencido de que los judíos de buen corazón están escandalizados y se oponen a estos métodos. En Palestina, los judíos son los ocupantes, que están despojando a los legítimos propietarios de sus tierras.
Jesús de Nazaret caminó por esas tierras hace más de dos mil años, promoviendo una forma de vida basada en el amor, no en el odio. En su tiempo, también se enfrentó a una secta judía, los fariseos, y hoy, sus enseñanzas cobran nueva relevancia. Jesús estaría al lado de esos niños aterrorizados por las bombas, de esas familias despojadas de todo, durmiendo al raso, sin comida ni agua. Así lo expresa el papa Francisco, quien claramente no apoya al gobierno de Netanyahu, que parece formar parte de la secta de los fariseos.
Por eso, las palabras de Jesús en el templo a los fariseos, recogidas en Mateo 23, cobran actualidad:
“¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que separan para Dios la décima parte de la menta, del anís y del comino, pero no hacen caso de las enseñanzas más importantes de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad. Esto es lo que deben hacer, sin dejar de hacer lo otro. ¡Guías ciegos! Cuelan el mosquito, pero se tragan el camello… ¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados, bien arreglados por fuera, pero llenos por dentro de huesos de muertos y de toda clase de impureza. Así son ustedes: por fuera aparentan ser gente honrada, pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad”.
Lo más grave de todo esto es que los israelíes no resolverán el conflicto palestino de esta manera, del mismo modo que los nazis no resolvieron el “problema” judío. Hace falta justicia, pero no la de unos ocupantes que quieren expulsar a todos los vecinos del bloque simplemente porque son más fuertes. La razón de la fuerza nunca ha vencido a la fuerza de la razón en la mente de los hombres.
EL CIBERDIVÁN, LA OREJA DE FREUD.
Psiquiatra psicoanalista impulsó la reforma psiquiátrica “salta la tapia” en el hospital de Miraflores. Fue Director de la Unidad de Gestión Clínica (UGC) y Coordinador de la Unidad de Salud Mental Comunitaria del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla. Autor de numerosos artículos científicos. Tiene dos libros publicados: Psicoanálisis medicina y salud mental, y La religión en el diván.