Javier Fernández golpea primero
Crítico taurino de El Pespunte
Volaban las viandas y las bebidas por los tendidos de la Maestranza como las golondrinas por los cielos de Sevilla. La ciudad era una gran sauna en la que respirar era casi milagroso. Y estábamos a principios de julio. Venía a dar continuidad a la temporada en el Arenal unas novilladas que son santo y seña del verano de los más jóvenes. Se aglutinan por los tendidos las neveritas y las pandillas vinieron en tromba a pasar los calores en un edén terrenal como la plaza de toros de Sevilla.
Comenzaba a agonizar el día cuando salió el primer eral de la noche. Finísimo en su correcto volumen y de bella cornamenta, el de Expósito tuvo carbón durante toda la lidia. Tardó en definirse, pues la irregularidad de los primeros tercios se traducía en arreones. Pendiente de todo, apretó en banderillas y, hasta que no se le vio a solas con Esteban Molina, de la Escuela Taurina de Écija, no mostró su verdadera condición. Faltó cierto orden y sobró disposición y buena actitud en el joven. Tardó en cogerle el aire pero sin embargo, cuando consiguió reunirse, dejó buenos pasajes.
Mauro Macandro pasó, seguramente, el peor trago de su vida. Tres avisos tras verse incapaz de acabar con la vida de el segundo coloradito de la noche, que no fue, ni mucho menos, un demonio intoreable. Falto de oficio en cada segundo de su puesta en escena, no pudo acoplarse en ningún momento. Cuando llegó el momento de la verdad, le costó pasar por los pitones para enterrar la espada. Dejó la tizona hasta en dos ocasiones en zona bastante trasera pero no bastó para que el novillo cayera. Con el descabello más de lo mismo. El tercer pañuelo asomó y el puntillero de la plaza acabó con el esperpento.
Vino a cambiarle el aire a la noche Javier Fernández, de la Escuela taurina de Ciudad de Real. Puso todo lo que faltó en el capítulo anterior pese a pecar, también, de falta de oficio. Fue todo un torbellino en formas, planteamiento y ejecución. Se fue a la puerta de chiqueros para volver a enganchar a un público absolutamente absorto tras lo ocurrido en el segundo. Aguantó la rectitud del encuentro en los medios, con Javier alternó por ambas manos pasajes de lucimiento cimentados en un toreo de mano baja. Hubo temple cuando consiguió engancharlo adelante y aquello fue motivo lógico para que todo siguiera los cauces de un triunfo que iba a conseguirse con la estocada entera recetada. Primera oreja del ciclo.
Alejandro González estuvo a buen nivel con el desagradable pero enclasado cuarto e la noche. Se le notó al albaceteño los más de cuarenta festejos que figuran en su currículum cuando tocó apretarse con la zocata. Antes, en banderillas, el novillo descubrió a Victor Manuel González y le propinó una voltereta sin consecuencias. Faltó en el hacer de Alejandro algo de ceñimiento, notándose esto al intentar ligar fuera de cacho. Pese a ello, la facilidad en la cara del eral fue vehículo para que la limpieza en el trazo metiera al público en el trasteo. La petición fue insuficiente y saludó una ovación.
Dejó David Ramírez esa agradable sensación de querer verle de nuevo. Nada que sea para hacer de aquello una grandiosísima obra de arte pero sí unas formas, un estilo, un concepto de posible evolución a algo más serio. Pulsea, quiere templar. Ya es algo. De momento, lo más importante. Querer torear despacio. Hay que aprender a hacerle a los animales lo que ellos demandan por su condición, pero se dieron esbozos para seguirle la pista. Se atascó con la espada.
Preparado antes de esta gran prueba de fuego, asentado, con aires de gusto, Blas Márquez planteó una faena al cornicorto sexto de elegante factura. Faltó redondear, pero lo realizado dejó un gran sabor de boca. Fue de más a menos la faena a un novillo que resultó el más completo de toda la noche. Tuvo recorrido, profundidad y clase.
Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.
1ª de Promoción. 1/3 de plaza.
Erales de Hermanos Expósito González: Variados de presentación y juego. El mejor, el buen 6º. Bueno el 3º y potable el 5º.
Esteban Molina: Vuelta al ruedo tras incompleta petición.
Mauro Macandro: Silencio tras tres avisos.
Javier Fernández: Oreja.
Alejandro González: Ovación con saludos.
David Ramirez: Ovación con saludos tras aviso.
Blas Márquez: Palmas.
