Javier Cecilia y Evaristo Cuevas, binomio de excelencia
Durante la Cuaresma es cuando se suele producir la perfecta comunión (común-unión y común-unidad) entre el pianista Javier Cecilia y el cantaor Evaristo Cuevas. El conocimiento de ambos, sus innumerables horas de estudio, su buen gusto y su inspiración se entremezclan en cada concierto que están ofreciendo por no pocas comunidades autónomas.
Uno aprende del otro y el otro se empapa del uno. Juventud y madurez, timidez y desparpajo, cautela y valentía… pero cuando suben al escenario los dos se crecen y tienen el don de conectar desde el principio con todo tipo de público, sean de donde sean.
Son capaces de transmitir, de llegar a lo más profundo sin perder hondura ni compás. Levantan los olés, provocan que los asistentes rompan sus interpretaciones por la mitad a través de los aplausos y hacen tragar saliva a quienes no quieren exteriorizar sus sentimientos. La indiferencia no cabe en su espectáculo.
El culmen se avecina y aventura cuando Javier se tuerce, retuerce y llega a fundirse con su amado piano y, a la vez, Evaristo se desabrocha el botón de su chaqueta. En ese momento, tu cuerpo se acomoda a la butaca porque sabes que algo grande va a suceder.
La levantera, entonces, se adueña del proscenio y arrampla con la atmósfera, previamente calentada, provocando la locura.
Javier Cecilia y Evaristo Cuevas, simbiosis pasional made in Osuna.
Álvaro Reina
Periódico joven, libre e independiente.
Fundado el 24 de noviembre de 2006 en Osuna (Sevilla).