Isabel Dueñas testimonió a corazón abierto su sincero sentir por la Virgen del Rocío
Isabel Dueñas Molero fue tan generosa que no quiso quedarse nada para sí misma y lo dio todo, absolutamente todo, en el Pregón en honor a la Virgen del Rocío que organizó la hermandad de Osuna.
A la tercera edición fue la vencida y esta mujer, que ha vivido desde que tiene uso de razón en el seno de la hermandad, se enfrentó a la prueba más difícil, al examen más exigente y el resultado o la nota por parte de los asistentes que llenaron la nave central de la iglesia del Convento del Carmen no bajó del “cum laude”.
Su hermana María del Carmen, pregonera a su vez en 2014, fue la encargada de realizar una pulcra presentación en la que anticipó la unidad familiar en torno a la Virgen del Rocío y desplegó todo su cariño por la menor de sus hermanas, haciendo un recorrido por las vivencias y devociones gracias a las que Isabel ha ido reforzando su fe.
Con un preparadísimo texto que dejó palpable la máxima autoexigencia, la pregonera no se dejó nada atrás. Reincidió en ese amor por la familia que ya adelantó su presentadora y tuvo escenas destacadas para la Agrupación Parroquial de Fátima. Apeló también, a través de una sincera devoción y con su boca traduciendo el sentir de su corazón, a la unidad de la hermandad.
Desgranó el camino desde el inicio hasta el final y desde el final hasta el inicio. No se olvidó de La Puebla de Cazalla (cuyos sones también resonaron en partes de su pregón), de cada parada, de cada escalón, de los bueyes, de los que van legando esta devoción generación tras generación.
Y sin imposturas, con la verdad por delante, el pregón alcanzó el cénit en ese paseo por las marismas eternas con el recuerdo aún palpable de Pedro Santana.
Un pregón que se vería ricamente incrementado con las apreciaciones y notas al pie que seguro realzarían aún más, si esto es posible, esta disertación.
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