La glorieta de la Candelaria refuerza el papel cofrade de los Jardines de Murillo
- El Ayuntamiento rectifica y evita alterar el Paseo de Catalina de Ribera, mientras la Semana Santa convierte este enclave en arteria principal para los cortejos
- La estrechez de Fabiola empuja a más hermandades a buscar el paseo de Catalina de Ribera como alternativa real a Francos y la Cuesta del Bacalao

Los Jardines de Murillo, tradicionalmente vinculados al regreso de la Hermandad de la Candelaria cada Martes Santo, se han consolidado como una de las grandes soluciones urbanas para el tránsito de cofradías durante la Semana Santa de Sevilla. Esta nueva realidad cobra aún más protagonismo con la reciente inauguración de una glorieta con el nombre de “María Santísima de la Candelaria”, situada junto a la calle San Fernando, en el acceso al parque.
Una glorieta con nombre de Martes Santo
La nueva denominación, promovida por la Hermandad de la Candelaria y avalada por el Ayuntamiento de Sevilla, llegó tras un intenso debate ciudadano. La intención inicial del gobierno local de modificar el nombre del histórico Paseo de Catalina de Ribera despertó una oleada de críticas vecinales y políticas. Finalmente, se optó por preservar el nombre tradicional del paseo y situar la glorieta candelaria en un enclave simbólico: justo donde la Virgen emprende y concluye su elegante caminar bajo palio.
Del paseo de la Candelaria a ruta estratégica para toda Sevilla
Más allá del homenaje, esta glorieta pone el foco sobre un fenómeno creciente: los Jardines de Murillo como vía de paso clave en la Semana Santa. Su amplitud, visibilidad y conexión con arterias como la Puerta de la Carne o Santa María la Blanca los han convertido en una alternativa sólida para evitar cuellos de botella en el casco histórico.
Lo que antes era patrimonio exclusivo de la Candelaria se ha transformado en punto de tránsito para cofradías como La Redención, La Paz, Las Cigarreras o El Sol. El Santo Entierro Grande de 2023 lo confirmó: el paso del Señor de la Victoria de la Paz entre las palmeras de este parque ofreció una de las imágenes más comentadas de aquella jornada histórica.
“Fabiola” no da más de sí
La calle Fabiola, antaño considerada una posible ‘vía de escape’, ha demostrado no ser viable. Su estrechez y el trazado irregular entre la Judería y el resto del casco antiguo imposibilitan el paso de la mayoría de los pasos. Hermandades como San Roque o La Cena lo han intentado sin éxito, al igual que lo hicieron en su día Los Negritos o incluso San Benito, cuando los pasos eran de menor envergadura.
Hoy, sólo casos muy específicos como el Crucificado de San Bernardo o palios muy contenidos pueden utilizar esa ruta. El resto de las cofradías ha tenido que mirar hacia rutas más amplias, y eso las lleva irremediablemente a los Jardines de Murillo.
Evitar el ‘efecto trenecito’ en la Cuesta del Bacalao
Uno de los grandes quebraderos de cabeza para las hermandades es la saturación de la calle Francos y la Cuesta del Bacalao, que en ciertos momentos de la Semana Santa corre el riesgo de convertirse en un cuello de botella insalvable. En 2025, por ejemplo, la coincidencia de Los Negritos, La Exaltación, Las Cigarreras y Montesión habría sido insostenible si todas coincidieran en ese entorno.
De ahí que Las Cigarreras hayan optado este año por una ruta que las lleva desde Los Terceros por la antigua sede de su fundación (la Fábrica de Tabacos), pasando por los Jardines de Murillo, Santa María la Blanca y San Nicolás para alcanzar la Alfalfa y finalmente la Carrera Oficial. Una ruta más larga, pero mucho más segura.
El Sol también se suma al paseo
Otra hermandad que recurre a este itinerario alternativo es El Sol, que desde el barrio de El Plantinar recorrerá el Prado de San Sebastián, el lateral de los juzgados, el Paseo de Catalina de Ribera y luego el mismo trazado hacia el Salvador. Se trata de una solución práctica que permite conectar los barrios exteriores con el centro sin bloquear vías conflictivas.
Un desahogo verde, simbólico y funcional
La reciente glorieta dedicada a la Candelaria confirma que los Jardines de Murillo ya no son solo un lugar de paseo turístico o vecinal. Son una arteria cofrade de primer orden. Un espacio abierto, cargado de historia, que ha sabido adaptarse a los desafíos logísticos de una Semana Santa en constante evolución.
Sevilla, sin saberlo, ha colocado en sus jardines más céntricos un verdadero “desatascador” de cofradías. Y lo ha hecho sin perder ni un ápice de belleza, ni de simbología.
