Hasta luego
Estimado Sr. Mansito:
He leído varias veces su comentario en este periódico, sobre el artículo Mansedumbre, intentando captar a través del mismo su edad por las razones que le expondré más adelante. Con su permiso, lo tomo como base para desarrollar este escrito, sin que en ningún momento, aunque hable a una segunda persona me refiera a Vd. concretamente, al que doy las gracias, sino a esta situación tan común que expone. Después de la lectura, entre otras, saco dos conclusiones:
La primera, sobre “las experiencias decepcionantes en sus propias carnes“, interpreto en ello esa prevención o ese miedo latente a opinar o decir lo que a uno le parece la verdad, porque puede crearle problemas, o más aún, costarle algún disgusto a quien así actúa. Con esto podría quedar explicado, por ejemplo, el que el 95% de las opiniones y comentarios en este periódico las den personas anónimas o con seudónimos, actitud ésta del miedo que se vivió en el siglo pasado a la libertad de expresión, no lógica en la época actual en la que se tiene la libertad por la que muchísimos trabajaron entonces.
La segunda, sobre “la actitud desconfiada por sistema sobre la verdad”, es algo que me resisto a creer en su significado literal, aunque lamentablemente la realidad parece ser ésta. De cualquier manera el hecho en sí es, en mi opinión, absolutamente lamentable, pues con esta actitud no sólo no puede plantearse el avance en una sociedad, sino que lo que está garantizado es el retroceso.
Hoy, en el siglo XXI, después de casi ¾ de siglo de una horrible guerra civil, después de 30 años de vivir en democracia tras un gobierno totalitario que duró otros 30 años, es horroroso oír e incluso ver en nuestra sociedad cómo sobre los errores cometidos por los de solo muy pocas generaciones por delante, lo que parece es que se quieren mantener aquellas dos Españas que tan mal nos fueron y no se quiere pasar página, desde la óptica de dejar a un lado el miedo, de esta etapa de nuestra historia, en lugar de aprender de aquellos errores para construir una sociedad mejor en justicia, igualdaZ y libertaZ.
Dicho esto, si Vd. es joven, entre 15 y 35 años, da pavor el percibir en su comentario que parezca que han calado en la juventud estos mensajes y actitudes históricas y que las mantenga, peor aún, el que haya podido sufrirlas. Si es mayor de esta edad, es una pena que estas actitudes e ideas se mantengan, pues una de las causas podría ser que el rencor hacia aquello que ocurrió no le deje mantenerlas al margen y no le ayude a construir una sociedad mejor, o lo que es lo mismo, lo mantenga viviendo en aquellos años.
Yo, a la vista de lo generalizado, vivo y latente que está el miedo a expresar libremente la opinión, y ante la posibilidad, que tanta gente ve, de que vuelvan a producirse aquellas actitudes, me he planteado el dejar de hacer mis comentarios y decir hasta luego.
Muchas personas mayores ante esto suelen decir “y para esto me llevaron a mí a la guerra”. Otros más jóvenes dicen “se hace camino al andar”. Y yo… le envío un afectuoso saludo por haberme dado tema para este comentario.
José Ant. Barrera
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