Hasta los platones

Salirse de la caverna es salirse dos veces. Salirse de la de esa reiteración intelectualoide del profesor que se hace el culto sin tener ni puta idea y usa a Platón y su famosa alegoría como comodín del público. La filosofía, como el inglés, no se enseña bien porque te ponen al de Lengua a impartir una materia de la que no tiene ni idea. Se precisan docentes capaces de masturbar mentes y no pasadores de diapositivas. 

La filosofía es el aprendizaje de la autonomía del pensamiento. Un personaje fumándose un petardo en Tik Tok y lamiendo los estereotipos de que la filosofía es cosa de perroflautas está haciendo mucho más por ella que la maldita y podrida educación. Este chaval por lo menos es atractivo para la troupe que se mete en la aplicación en busca de cachondeo y que quién sabe, lo mismo por él y por su pose seria se lee un libro. Pero vamos, que no deja de ser un repipi de cojones, de los que hacen que parezca que abrir un libro sea algo inaccesible para el común de los mortales. Así estamos, un cliché con patas es el único que hace que los más jóvenes se acerquen a la cultura aunque solo sea por contemplar su rareza. 

Es muy complicado que alguien quiera acercarse a la filosofía si hay alrededor de ella una mancha de carajotes y pedantes que se regocijan en su saber teórico y en su capacidad de memorizar términos rarísimos que en boca suenan de puta madre pero que realmente no significan nada y solo sirven para fortificar vanidades. Como reacción a esta camada de ratas de biblioteca que te miran por encima del hombro y te vomitan sus manuales aprendidos al dedillo, nació una corriente de iluminados, hoy mayoritaria, que decidió ejercer el analfabetismo. Esa es la misma panda de imbéciles que te espeta que hay que estudiar ADE porque tiene más salidas. Ay, la eterna mentira de ADE, el as en la manga del que no sabe dónde echar los cuatro/ cinco años de después del bachillerato. 

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Pongamos encima de los pupitres debates reales y atractivos, ojo, reales y no la basura sesgada que nos venden ahora como debates plurales. Enseñemos a los alumnos a pensar por sí mismos, cultivemos la rebeldía y el disentimiento. Desenterremos la maldita corrección, ese palo que han creado para insertar en la rueda del que piensa con libertad. Enseñemos a equivocarnos, a ser capaces de armar argumentos sólidos, a defenderlos, a confrontarlos y a cambiarlos si nos convencen otros. La filosofía no funciona, es un hecho, pero quitarla de los planes de estudio en vez de intentar ver cómo se salva requeriría darle un poco al coco, y claro, no hay ganas.

Santi Gigliotti
Twitter: @santigigliotti
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