Hablamos con Jesús Merinero, autor del Cristo de la Salud nacido en Estepa
Jesús Rodríguez Merinero, natural de Estepa y de 40 años de edad, posee una trayectoria como imaginero con más de 25 años de experiencia en su sector como escultor. Su última obra, el “Cristo de la Salud”, es una imagen que desde el pasado 3 de julio y hasta el 3 de agosto puede visitarse de forma totalmente gratuita en el hall del consistorio estepeño, de lunes a viernes de 8.00 a 15.00 horas.
Para conocer más a Jesús como persona y en su ámbito profesional, en El Pespunte hemos tenido el lujo de hablar con él y poder visitar su taller de trabajo.
-En primer lugar, cuéntanos un poco quien es Jesús Rodríguez Merinero como persona. Su procedencia, inicios de cómo llega a la imaginería, conocimientos y experiencia con respecto a la profesión de imaginero.
-Jesús es una persona de lo más normal, muy sencillo, sensible y muy observador. Me gusta la música, toda prácticamente, y el deporte en general. Soy de Estepa, el menor de tres hermanos y único varón.
Desde muy niño mi distracción ya era el dibujo, tales como dibujar pasos de Semana Santa. Me gustaba el tema cofrade y con sólo 8 años empecé a hacer pasitos y pequeñas figurillas cofrades de semana santa en plastilina. Ya algo más mayor, con 11 o 12 años, empiezo a sentir mucha inquietud por saber y cómo hacer las imágenes de imaginería. A través de un programa de canal sur conozco a la primera persona en el mundo de la imaginería, Antonio Moreno Machuca, natural de Pedrera. Él fue el que me dio las primeras pautas de dibujo a seguir sobre anatomía, modelado y talla. Así pasaron unos años y ya con 14 años realizo mi primera virgen dolorosa tamaño natural, que actualmente está en casa de mis padres y es una pieza intocable. Terminé la E.S.O. e hice unos cursos de dibujo, modelado y talla, y después hice dos años de restauración. En mi formación actual hasta el día de hoy voy enriqueciendo mi trabajo y aprendiendo día a día por mi labor diaria de estudio y esfuerzo. Soy muy pero que muy inconformista, por ello actualmente sigo estudiando, trabajando y formándome. A parte mantengo contacto con compañeros de profesión los cuales de todos se aprende. La experiencia que hoy día tengo es de muchos años, desde los 16 años prácticamente.
-¿Cuándo y por qué sabías o decidiste que querías dedicarte a la imaginería? ¿Cuál ha sido tu mejor experiencia dentro de la imaginería?
-Decido seguir este trabajo con un camino recorrido tan precioso porque me llena de sensaciones y sentimientos, porque es lo que realmente me llena de verdad, vivo por y para ello. También hay que decir que no es fácil, y hay también muchos momentos duros. No es tan fácil como se ve.
Mi mejor experiencia en la imaginería se puede decir que la tengo cada día, mi día a día donde veo mi evolución y sé que cada trabajo debe de ser mejor que el anterior. Pero la experiencia que recuerdo con más cariño sobre todo sentimentalmente y por lo que significa para mi familia, fue la creación de mi crucificado de la Milagrosa el cual realicé todo en directo y junto con la ayuda de mi padre.
-¿Qué sensación tienes cuando finalizas una obra y te toca despedirte de ella? ¿Cómo y cual fue tu primera obra, y cual de todas recuerdas con más cariño?
-Siento mucha alegría y ganas de llorar, se me vienen a la cabeza recuerdos míos, de mi familia, de mi mujer, de los enfermos, y cuando se la llevan es un gran vacío que se queda en mi interior.
Mi primera obra fue la Virgen del Dulce Nombre de Estepa para su cruz de mayo, cuando yo tenía sólo 16 años. Con más cariño, mi Cautivo que realicé para Vélez Málaga, los cuales desde la Hermandad me trataron con un cariño exquisito desde el primer momento y me sentí como pocas veces me he sentido para trabajar a gusto.
-¿Trabajas basándote en el modelo natural o usas la imaginación?
-Tomo apuntes del natural, pero luego la mayor parte es lo que yo veo en mi cabeza.
-¿Qué relación guardas con Osuna?
-En Osuna tengo muchas personas conocidas y también amigos. Realicé varios trabajos para particulares, entre ellos una Virgen de la Salud de 1’20 metros en madera de cedro para el grupo joven de la hermandad de la Paz. Como gran apunte, también realicé el Cristo Resucitado para la Hermandad del Santo Entierro.
Además estuve trabajando durante un tiempo con el tallista Manuel Pérez Pérez, etapa dónde tuve el placer de conocer a la junta de gobierno de la Hermandad de la Borriquita de Osuna, a los que le realicé una maqueta para un grupo escultórico y de la que a día de hoy no se ha realizado nada aún.
-Cuando te enfrentas a una nueva obra, ¿qué es lo primero que tienes en cuenta?
-Lo primero es el cliente quien tiene que decirme unas primeras ideas para yo posteriormente formarla en mi mente.
-¿Hay algunas otras facetas artísticas que te entusiasmen o te llamen la atención?
-Sí, la talla ornamental y también la pintura.
-¿Cuál dirías tú mismo que es tu propio sello?
-Yo diría que son las manos y pies de mis trabajos sin duda alguna. Es inconfundible.
-¿Hay algún tipo de trabajo, que te llame la atención o siempre hayas querido hacer y lo tengas en la lista de ‘cosas por hacer’?
-De imaginería un misterio al completo, y de otro trabajo a realizar lo que es un paso al completo.
-Cómo cofrade, ¿a qué hermandad perteneces?
-Pertenezco a la hermandad de Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores de Estepa, y también a la Hermandad de la Borriquita de Badolatosa.
-Opinión sobre la imaginería y los imagineros actuales.
-Mi opinión de la imaginería es en general muy buena y actual, desde hace 30 o 40 años hasta ahora. Si es verdad que van saliendo corrientes nuevas y en tiempos distintos, pero no se debe olvidar las raíces de lo más puro de la imaginería.
La imaginería es o debe de ser idealizada, no es una copia exacta de lo real ni tampoco un examen de medicina forense. Es otra cosa que lleva una función divina para poder rezar.
Rubén Delgado
Periódico joven, libre e independiente.
Fundado el 24 de noviembre de 2006 en Osuna (Sevilla).