Grande de León, vestidor y bordador: “Vestir a la Soledad de Osuna fue para mí un sueño hecho realidad”

Fue en Osuna donde José Antonio Grande de León vistió por primera vez a una Dolorosa de una Hermandad de Penitencia. Este año, siendo vestidor y bordador de referencia en Sevilla y toda la provincia, ha restaurado una de las sayas de salida de la misma Virgen de Osuna. Además, ha confeccionado grandes estrenos, como la túnica del Nazareno de Alcalá de Guadaíra.
Con este motivo, El Pespunte entrevista en exclusiva a Grande de León para repasar los estrenos del bordado de 2025 y hacer un recorrido por su trayectoria. El bordador reflexiona sobre los momentos más importantes de su carrera, como su trabajo para la Macarena y el significado de la Medalla de Bellas Artes al arte sacro. Además, comparte su pasión por vestir imágenes de Vírgenes, recordando sus inicios y destacando el cariño especial que siente por la Virgen del Dulce Nombre y por la Soledad de Osuna.
¿Cuáles son los grandes estrenos bordados en su taller para la Cuaresma y la Semana Santa de 2025?
Este año hemos culminado varios bordados. Entre ellos, destaco la túnica del Nazareno de Alcalá de Guadaíra, un trabajo de dos años, así como la bambalina trasera de Torreblanca, tras estrenar el año pasado la bambalina delantera. Además, hemos restaurado una saya de salida para la Virgen de la Soledad de Osuna. También hemos realizado un manto de cultos para la Virgen del Dulce Nombre de la Hermandad de la Bofetá y otro para la Virgen del Águila.
Fuera de Sevilla, hemos estrenado las bambalinas laterales de la Virgen de la Estrella de Almería y una túnica para el Cristo de Villahermosa, en Ciudad Real.
¿Cuáles son los detalles de la nueva túnica del Nazareno de Alcalá?
El diseño de la nueva túnica de Jesús es neobarroco, siguiendo el estilo y la estética de la Hermandad, con multitud de detalles y piezas que se adaptarán perfectamente a la finura y elegancia de la imagen del Señor y de su paso procesional.
Toda la ornamentación de la túnica sigue el estilo regionalista, caracterizado por la riqueza de su vegetación, que recuerda a la producción cerámica de los hornos trianeros de principios del siglo XX. En Alcalá de Guadaíra hay varios ejemplos de esta influencia, como la Confitería La Centenaria o la Casa de Tejidos Marín.
Personalmente, ¿en qué momento de su carrera se encuentra?
Estoy en un momento de madurez. Sigo siendo joven, pero tengo mucha experiencia porque empecé con muy pocos años. Ahora mismo, estoy en una etapa en la que puedo ser más yo mismo a la hora de hacer un trabajo. Vivo una época buena, pero, como siempre digo, la mejor obra está por venir. Pienso seguir luchando y trabajando por mi profesión, que me encanta.
¿Cuáles son los bordados más importantes que han marcado su carrera?
Todos los trabajos te marcan y en todos dejas un pedacito de tu corazón. Si tuviera que destacar alguno, siempre recordaré con especial cariño el palio de la Virgen de los Dolores y Misericordia de la Hermandad de Jesús Despojado de Sevilla. Bordar ese conjunto fue la mayor oportunidad que tuve siendo tan joven; fue un trampolín en mi carrera.
También destaco mi trabajo para la Macarena, restaurando todas sus insignias y los mantos de la Virgen del Rosario, además de realizar cuatro insignias nuevas y otros enseres.
¿En qué momento cree que se encuentra el bordado y el arte sacro?
Pienso que el bordado está en un momento muy bueno. Además, todas las artesanías están en auge. Hace unos años había muy pocos talleres dedicados al arte sacro, pero ahora hay más orfebres, tallistas y bordadores, no solo en Sevilla, sino en toda Andalucía. Además, se está ofreciendo una gran calidad.
¿Qué ha significado para el arte sacro recibir la Medalla de las Bellas Artes en 2024?
Es un sueño hecho realidad que hace años era impensable. Es un paso muy importante que ha puesto en valor la artesanía de Sevilla, aunque todavía no se le reconoce del todo. En otras ciudades las artesanías están mucho más valoradas, a pesar de que Sevilla es la cuna del bordado que conocemos en toda España.
Háblenos de su faceta como vestidor.
Junto con el bordado, vestir a la Virgen es mi pasión. He sido vestidor toda mi vida. Empecé siendo muy niño, sin que nadie me enseñara, y es algo que me encanta. Estar delante de la Virgen es el cargo más bonito que se puede tener en una hermandad, y no lo cambiaría por nada.
Sigo haciéndolo con la misma ilusión con la que empecé, aunque ahora estoy en un periodo de madurez en el que tengo mucha más libertad, ya que las hermandades confían mucho en mí.
La primera Virgen que vistió en una Hermandad de Penitencia fue la Soledad de la Humildad de Osuna. ¿Qué significa esta Dolorosa para usted?
La Soledad de Osuna significa mucho para mí porque vestirla fue un sueño hecho realidad. Enfrentarme con 14 años a una imagen de tamaño natural, con la responsabilidad que eso conlleva, fue un momento de gran ilusión. La vestí de forma circunstancial en dos ocasiones.
Ese hecho me abrió muchas puertas y, a raíz de ello, empecé a trabajar con Paco Morillo en la Hermandad de la Trinidad y en la Hermandad del Dulce Nombre de Sevilla con 15 años. Cada vez vestía a más Vírgenes y, con la del Dulce Nombre, me convertí en el vestidor oficial más joven de toda Sevilla, con solo 18 años.
¿Qué Virgen que haya vestido le ha marcado más?
Todas mis Vírgenes me marcan; todas tienen un pedacito de mi corazón. Es verdad que ya no me hallaría sin vestirlas, pues son parte de mi vida. Sin embargo, siempre he dicho que la última será la Virgen del Dulce Nombre de Sevilla.
