
El Real Betis Balompié llora este martes el fallecimiento de Alberto Tenorio, figura entrañable e irrepetible en la historia verdiblanca. Más que un empleado, Tenorio fue un símbolo. Para muchos, “el Betis mismo”.
Nacido en el propio campo del Patronato, la vida de Alberto Tenorio estuvo unida al club desde la cuna. Su padre, Antonio Tenorio, defendió los colores del Betis en los años 20 y 30, y más tarde se encargó del mantenimiento del estadio y de tareas como el cobro de las cuotas a los socios. En ese ambiente de pasión y entrega creció Alberto, respirando beticismo desde la infancia.
Su recorrido laboral se desarrolló por entero en el club de sus amores. Comenzó en los años 50 como utillero de los equipos de cantera, y más tarde dio el salto al primer equipo, donde tomó el relevo de otro histórico, Adolfito. Desde entonces, su figura se hizo imprescindible en el día a día del club. Fue el encargado de colocar los balones en el Palomar de Gol Sur, espacio mítico para el beticismo, y allí llegó incluso a vivir hasta que se derribó esa grada. Luego, pasó a residir en la ciudad deportiva del Betis.
Alberto Tenorio no fue un nombre más. Fue la memoria, el cariño y el compromiso hechos persona. Ayer nos dejó quien fuera, con justicia, homenajeado en vida como “el guardián de Gol Sur”.
Descanse en paz, don Alberto. El Villamarín siempre recordará su silueta entre redes, balones y recuerdos. El Betis pierde a uno de los suyos. Y el beticismo, a un pedazo de su historia.
