Este es el pueblo de Sevilla con un antiguo lavadero donde aún se escucha el eco del pasado


En la intersección de la avenida de Andalucía y la calle del Matadero se han conservado Las Pilas, un antiguo lavadero que ha resistido el paso del tiempo. Su diseño ha sorprendido a expertos en arquitectura, ya que se trata de un lavadero único en los pueblos provincia de Sevilla. Según el arquitecto P.A. Cantero, en su obra Arquitectura del Agua, Fuentes públicas de la provincia de Sevilla, el conjunto presenta dos edificaciones diferenciadas. Una de ellas ha estado reservada a mujeres, con 30 pilas organizadas en forma de medio arco. La otra ha sido un espacio mixto, con una fuente de cuatro caños y un gran pilón.
Un punto de encuentro social
El lavadero ha formado un ángulo con una antigua fonda, que después ha funcionado como bar, escuela pública y actualmente es una vivienda particular. Su estructura ha mantenido una marquesina de forja, que ha servido de sombra a numerosos clientes. Allí, además de consumir, han podido observar el trabajo de las aguadoras, protagonistas de un espacio donde se han cruzado generaciones, historias y esfuerzos.
El conjunto cuenta con 30 pilas dispuestas en un área de 103 m², rodeado por un muro de 60 cm de grosor. Tanto las pilas como el muro han sido construidos con tapial, sillarejo y ladrillo de taco. La solería original estaba empedrada, aunque con el tiempo se ha deteriorado. Hoy en día, luce un suelo renovado de cantos rodados de arroyo. Las pilas, de 70 por 100 cm útiles, están dispuestas en dos filas paralelas formando una “J” invertida. La canalización de abastecimiento está en el centro y el desagüe en el lado opuesto. En la curva de la “J”, las pilas tienen forma de trapecio isósceles y son más amplias que las demás. Este diseño ha sido documentado en la Revista de feria y fiestas de La Puebla de los Infantes(2008, p. 19-20).
Su transformación en los últimos años
El aspecto actual de la fuente se ha definido en la década de 1990. Mide 5,50 metros de largo, 85 cm de ancho y 30 cm de profundidad. Su frontal está coronado por una única farola, flanqueada por dos muros de diferente altura que sostienen macetas. Aunque se ha instalado un grifo moderno de agua potable, aún se conserva un caño original, que actualmente está en desuso.
Este lavadero ha sido un testigo silencioso de la vida cotidiana de La Puebla de los Infantes, un espacio donde el sonido del agua y el eco de las conversaciones han perdurado a través del tiempo. Hoy, Las Pilas sigue en pie, recordando la historia de un pueblo que ha sabido mantener vivo su patrimonio.