Escuchar no es oír. Cuento
I
A Resti no hay quien le meta en la cabeza que escuchar no es oír. Repite una y mil veces el término escuchar de forma espuria. Intento hacérselo entender, pero como si oyera llover. El pobre es más terco que una mula.
Cada vez que estamos juntos me trae una historia.
-Estaban hablando en voz alta detrás de la puerta y escuché lo que decían.
-¡Hombre! Van a tildarte de cotilla.
-¿Por qué? Yo no quería enterarme, pero hablaban reciamente.
-Te lo explicaré en el próximo capítulo.
II
-Busca en el diccionario.
<Escuchar: Atender para oír cierta cosa (María Moliner)>
<Oír. Percibir con el oído los sonidos (RAE)>
-Como ves, escuchar es un verbo de voluntad. Quien escucha es porque quiere enterarse de algo.
-Pues no lo entiendo, yo siempre lo uso y la gente se entera y no me llaman cotilla.
-Claro, porque el verbo está relacionado con enterarse de algo y la gente hacen una traslación mental.
-Entonces, ¿qué? Tú me dirás.
– Existe otro verbo, oír, que nada tiene que ver con la voluntad. Es un verbo pasivo, que expresa <percepción de sensaciones sonoras>. Cuando se produce un sonido, el oído lo capta y se oye, que para eso está el oído, para oír. ¿Lo entiendes ahora?
-Parece que tiene sentido. Pero será mejor que me pongas algunos ejemplos.
-Vaya que sí, pero en los próximos capítulos.
III
-En radio y TV oímos a la mayoría de los periodistas decir así:
Ónega, Fernando: …y queremos escuchar ideas /…/ habíamos escuchado en Madrid. La promesa que más hemos escuchado en esta campaña… (…) Escuchamos a un gobierno una frase como esta (…) …crisis, palabra que no se escuchó en los discursos.
Piquera, Pedro: Escuchó los gritos desde la tienda donde trabaja. Ya lo hemos visto y escuchado. Lo que vais a escuchar y ver…
-Para estos Sres. “oír” ha muerto.
-¿Y eso está mal?
-Por supuesto que está mal.
-Eso me lo vas a explicar mejor porque los periodistas son gente sabia.
-Puede, pero utilizan rematadamente mal estos verbos, o mejor dicho, nunca usan “oír”. O por ignorancia o algo peor: por negligencia. Y mira esto.
HERRERA, CARLOS (Por teléfono a Ibarreche) ¡No le escuchamos!
-¿También está mal?
-Muy mal. Es nota de buena educación escuchar a nuestro interlocutor. Y siempre puede hacerse, ya que escuchar es una acción voluntaria. Nunca digas “no te escucho” porque equivaldría a “no quiero oírte”.
-¿Cómo lo diríamos?
-Lo vemos en el próximo capítulo.-
IV
-Utilizando “oír” y “escuchar” distintamente, como lo dicen los buenos periodistas. Así:
Julián María: “como quien oye llover”; llegó un momento en que una parte demasiado grande del pueblo español decidió no escuchar.
Y buenos escritores (en diferentes épocas).
López de Rueda: …me llego a oír missa… ¿Diz que no oigo?
Jacinto Benavente: ¡Qué bien se oye desde aquí la campana del pueblo! …se oye la música y la copla última a lo lejos.
Benito Pérez Galdós: ¿Oye usted esas infames carcajadas? Las oigo, sí, pero no las escucho. … había de aprender muchas cosas sólo con tener ojos y ver, sólo con tener oídos y oír.
(Relación: mirar/ver = escuchar/oír)
Eloy Reina Sierra, nuestro paisano: Se oyen pasos… o voces… / ¿o son tal vez campanas?
Traductor. ¿Veis? ¿Oís? (Las troyanas)
-Pues yo he leído un libro y decían muchas veces “escuchar”.
– Los malos. Y algunos buenos. Es cierto que hay autores que no hacen distinción, pero ésta siempre es preferible, pues el uso diferenciado elimina ambigüedades, hace más rica y clara la lengua y “da esplendor al idioma”. Si prescindimos de oír, escuchar asumirá su contenido y, en lugar de enriquecer, nos quedamos con un lenguaje más pobre y prosaico.
-Pues yo veo en las series de TV que dicen escuchar.
-Sí, te lo explico a continuación.
V
-Por ejemplo, en la serie “Sevir y Proteger” se observa escuchismo total. Sin embargo, en el cine se respeta el uso de oír.
CINE.
El largo camino del amor (Película). A veces miramos pero no vemos.- A veces escuchamos pero no oímos.
(Relación; mirar/ver = escuchar/ oír).
Película años 70. Lina Morgan dice: grita más. Te oigo muy mal (Últimamente se nota en el cine cierta contaminación escuchista).
Diálogo ilustrado (Hay ruido en el bar).
– ¿Qué?
– (Elevando el tono) ¿No me estás escuchando?
– Claro que sí. ¿Por quién me tomas? Es obligado y de buen tono escuchar (prestar atención) al interlocutor.
– Entonces es que estás como una tapia.
-¿Qué? Hablas más alto para que pueda oírte.
-Pues con estos ejemplos parece que veo alguna luz.
-¿Qué? ¿Dices: parece, alguna? ¡Ay, ay, ayyyyy, yo me tiro de la Giralda abajo!…. ¡Pum!
-Buenos días, Pedro.
-Eh! ¿Cómo tú por aquí?
-Es que el intento de enseñar a Resti me ha costado la misma vida.
Antonio Palop Serrano
El Pespunte no se hace responsable de las opiniones vertidas por los colaboradores o lectores en este medio para el que una de sus funciones es garantizar la libertad de expresión de todos los ursaonenses, algo que redunda positivamente en la mejora y desarrollo de nuestro pueblo.
Amante de las letras, la enseñanza, la tecnología y, sobre todo, de Osuna.
Nacido en 1929 en El Saucejo (Sevilla) es el columnista con más experiencia vital que posee El Pespunte. Ha dedicado su vida a la enseñanza de EGB en distintas localidades andaluzas y su pasión por la informática le llevó a aprender a editar vídeo y audio y, por devoción, a no alejarse de Osuna.