ENTREVISTA | Borja Jiménez: «Me acordé de todos los años atrás en los que no salían contratos»


El nombre propio de San Isidro es el de un sevillano de Espartinas: Borja Jiménez. Tal y como ya lo fue en la pasada feria de otoño madrileña, el joven diestro ha realizado lo más destacado del ciclo logrando su segunda puerta grande en menos de un año en la que se considera la plaza más importante del mundo. Su faena a Dulce, un excelente astado de Victoriano del Río, puso de acuerdo a todos los que estaban en la plaza (excepto al presidente), ya que no solo lo cuajó por ambos pitones, sino que ejecutó la suerte suprema de manera sobresaliente. Tanto es así que ha acaparado los premios no solo a la mejor faena, sino también al triunfador de la feria.
Curiosamente, trenzó el paseíllo envuelto en el mismo capote de paseo negro y azabache con el que lo hizo la tarde en la que se enfrentó al encierro de Victorino y en la que abrió su primera puerta grande venteña. Un capote de paseo muy ursaonense que ha vuelto a brindarle un “buen bajío” que, unido a su trabajo incansable a pesar de haber sufrido el injusto ostracismo al que el mundo del toro somete a quienes no cuentan con “padrino”, lo han catapultado al grupo de los elegidos, de los esperados por la afición en cada aparición. Es por eso que debe valorarse este triunfo como el de la constancia, el sacrificio y la búsqueda del sueño ansiado. De la mano de Julián Guerra, Jiménez ha resurgido para hacerse un importante hueco en el escalafón a base de “pasarse a los toros por la taleguilla” y enfrenta la que, sin duda, será la temporada más importante de su carrera, cuyo comienzo no ha podido ser más alentador tras los triunfos obtenidos en Sevilla y Madrid.
El Pespunte ha podido hablar con él para conocer de primera mano sus sensaciones tras este hito.
Segunda puerta grande en Madrid en menos de un año. ¿Cómo te encuentras tras haber vuelto a dar un aldabonazo en la plaza más exigente del mundo?
Es un privilegio poder haber abierto la segunda puerta grande de mi carrera en Madrid y en menos de un año. Ser el último que la abrió el año pasado en la feria de otoño y este año ser el primero que la ha abierto y además, en la feria de San Isidro. Estoy feliz por haber conseguido esto.
Tras lo demostrado en la temporada pasada, se te esperó en Sevilla y cumpliste, se te esperó en Madrid y has vuelto a hacerlo. ¿Aumenta esto la exigencia personal en la que ya está siendo la temporada más importante de tu carrera?
Sí, se han creado unas expectativas desde el año pasado muy altas alrededor mía y no he querido defraudar a nadie y cumplir con esas expectativas. Yo creo que ha sido un principio de temporada muy fuerte, con orejas en Castellón, en Valencia, las dos tardes de Sevilla cortando también orejas, tres orejas en Madrid. Creo que el nivel de exigencia propio, conmigo mismo, pues todo este invierno ha sido muy fuerte y así se ha ido demostrando tarde tras tarde en este inicio de temporada.
Aunque tendrías sentimientos encontrados después de lo ocurrido con el palco, debe ser precioso, tal y como comentabas poco después, dar la vuelta a la moneda como lo hiciste.
Sí, sobre todo cuando un toro te deja expresarte como tú sientes toreando y puedes cuajarlo y matarlo bien por arriba y toda la plaza pidiendo las dos orejas, pues no sienta bien que no se concedan inexplicablemente. Eso me hizo que me arrebatara aún más conmigo mismo y lanzara la moneda de nuevo otra vez en el siguiente toro, el sobrero de Torrealta y poderle cortar otra oreja.
Yo creo que ha sido una tarde muy importante porque había que sobreponerse a muchas cosas que pasaron durante la tarde, pero fue muy emocionante, con un público entregado y un público emocionado. Me emocioné mucho toreando.
Tu trayectoria, de sobra conocida por los aficionados, te empujó a acordarte en el brindis de los que han pasado por tu situación.
Ese brindis me salió del corazón y me salió una vez que paré el último toro de Torrealta. Antes de llevarlo al caballo, en el tiempo en que se ponía el caballo allí, me acordé de todos los años atrás en los que no salían contratos y te daban por perdido. Y eso me hizo que sacara más carácter aún para poder llegar a abrir la puerta grande. Quise brindárselo a todos los novilleros y los matadores que están en esa situación porque sé lo duro que es estar ahí durante varios años. Hice ese brindis desde el corazón.
¿Cómo gestionas el momento tan dulce que estás viviendo?
Haciendo exactamente lo mismo que he hecho hasta ahora. Muchísimas horas de entrenamiento, vivir solo y exclusivamente para el toro, dejar una vida al lado para dársela entera al día a día de la preparación y teniendo la mente muy puesta en el toro y en la profesión. No he cambiado absolutamente nada en mi entrenamiento y ni en mi preparación. Lo único que, obviamente, ha cambiado es que ahora estoy en las ferias y tengo la responsabilidad de emocionar al público cuando estoy toreando.